LA ECONOMÍA VENEZOLANA. CUENTOS Y VERDADES. Pascualina Curcio Curcio..
Pascualina Curcio Curcio.
11 de febrero 2020.
Había
una vez una economía monoproductora que solo producía petróleo, el resto de los
bienes era, y sigue siendo, importado, incluyendo los alimentos. Allí nadie
trabaja, para qué, si todos viven de la renta petrolera. Todos, absolutamente
todos, son unos vagos y unos flojos. Es la razón por la que se encuentran
sumidos en la pobreza y el subdesarrollo. Afortunadamente hay un grupo de
grandes empresarios privados, la mayoría de ellos extranjeros, que desde
inicios del siglo pasado han apostado al país. Se pierde de vista la cantidad
de capitales que han llevado e invertido. Si no fuese por ellos no habría que comer,
porque el Estado, a todas estas, es extremadamente ineficiente.
Estos,
como muchos otros, son algunos de los cuentos que durante décadas nos han
echado acerca de la economía venezolana y de nosotros los venezolanos. Forman
parte de nuestra cultura popular. Los repetimos a diario. No son relatos
inocentes. Tienen una intencionalidad: buscan desdibujar la realidad económica
en el imaginario del pueblo venezolano para encubrir y, sobre todo, justificar
el principal e histórico negocio de la burguesía nacional y transnacional: la
apropiación de la “renta petrolera”, además de desmoralizarnos como pueblo.
Otros
cuentos más recientes, como por ejemplo el supuesto fracaso del modelo
socialista de la Revolución Bolivariana, pretenden encubrir con teorías
neoliberales y monetaristas los planes, acciones y agresiones enmarcadas en una
guerra no convencional y multidimensional del imperialismo estadounidense
contra el pueblo venezolano.
Nos
dimos a la tarea de desmontar, con datos estadísticos y análisis económicos,
las falacias que durante décadas nos han contado. En un libro que titulamos
“La economía venezolana. Cuentos y verdades” rescribimos la otra versión
de las historias.
El
libro en cuestión, que editamos de la mano con la Editorial Trinchera, fue
prologado por el profesor Mario Sanoja Obediente y está escrito en un lenguaje
muy sencillo, apto para todo público. Para leerlo no se requiere conocer los
términos indescifrables empleados por los economistas. Aunque cada análisis
cuenta con la rigurosidad científica que este tema se merece, nuestro objetivo
es que el mensaje llegue.
Agrupamos
los cuentos en tres momentos: 1) Los cuentos de la IV República que se
repiten en la V; 2) Los cuentos en/y de la Revolución Bolivariana y 3) Los
cuentos en tiempos de guerra económica. Entre los relatos de la IV que
repetimos en la V, incluimos: Vagos y flojos; Rentismo petrolero;
Monoproductores; Economía de puertos; Sustitución de importaciones;
Inversiones/privadas/extranjeras; Vividores de la renta petrolera; Tributo a la
burguesía; La gota que rebosó el vaso. Algunos de los relatos que desmontamos
sobre la Revolución Bolivariana son: La culpa es del modelo socialista
fracasado; Culpa de Chávez; Expropiaciones; Al borde de la quiebra. Y sobre los
cuentos en tiempos de guerra económica rescribimos por ejemplo: La maquinita de
dinero; Huyen millones; Crisis Humanitaria.
El
libro está dedicado a David Nieves, es su regalo por los 80 años recientemente
cumplidos, años de lealtad, de lucha revolucionaria, de patriotismo, de
ejemplo, por ser como es, por el infinito respeto que se merece y porque lo
quiero mucho..
La
presentación será el próximo viernes 14 de febrero de 2020 en la Librería
Colombeia, ubicada en la planta baja del Palacio de las Academias de Caracas, a
las 3 pm. Están todas y todos cordialmente invitados.
Compartimos,
en este espacio que nos queda, algunos fragmentos de uno de los tantos cuentos
que desmontamos en el libro, el del Rentismo Petrolero.
“Quienes
repiten que los venezolanos no producimos y, por lo tanto, que no trabajamos,
buscan esconder la historia realmente importante, aquella que narra por qué, a
pesar de haber registrado un crecimiento del producto interno bruto de 160%
desde 1976, o por qué habiendo tenido una balanza comercial de bienes siempre
positiva, que suma US$ 555.409 millones entre 1976 y 2018, o por qué a pesar de
tener la mayor reserva mundial de petróleo y de oro, y a pesar de haber
avanzado los últimos 20 años en un modelo económico, social y político, menos
desigual que ha saldado parte de una gran deuda social, aún vemos hogares
venezolanos sumidos en la pobreza.
¿Dónde
han ido a parar los ingresos provenientes de la exportación de petróleo? ¿Y
dónde ha ido a parar el 3% anual de crecimiento económico registrado desde
1976? ¿Quiénes, en realidad, se han apropiado de esta nueva riqueza?
¿Quiénes han vivido de la “renta” petrolera en Venezuela?
Antes
de 1976, los grandes capitales, tanto industriales como financieros, se
apropiaban de manera directa de las riquezas de los venezolanos: extraían el
petróleo, lo vendían en los mercados internacionales y cobraban por su venta.
Después de la “nacionalización” el proceso de apropiación de nuestras riquezas
ha mutado: ya no se ocupan, directamente, de la extracción y del proceso de
producción de petróleo que, ahora, es responsabilidad del Estado venezolano,
sino que, con estrategias de neo colonización, se apropian de los ingresos que
el petróleo genera.
Visto
así, la burguesía en Venezuela ha tenido dos mecanismos para apropiarse de las
riquezas: por una parte, la clásica plusvalía en el marco del proceso social
del trabajo, y por otra parte, la captación de las divisas provenientes de la
venta de petróleo.
El
Estado venezolano, administrador de la riqueza petrolera en nombre de todos los
venezolanos, exportó US$ 1.335.762 millones, de los cuales US$ 1.268.657
millones fueron por concepto de hidrocarburos. Divisas todas que ingresaron
entre 1976 y 2018.
Del
total de los ingresos petroleros, la burguesía se apropió de, por lo menos, la
mitad, US$ 624.286 millones. La otra mitad de los ingresos petroleros se usó,
en principio, para importar los insumos, materias primas, tecnología y
repuestos, para la producción nacional, así como, también, los bienes finales.
De
esa nueva riqueza que se generó en la economía a través de la producción
nacional que implicó un aumento de 160% del PIB entre 1976 y 2014, la
burguesía, que representa el 3,3% de la población ocupada y el 1,3% de la
población total, se apropió del 41%; mientras que al proletariado, que
representa el 96,7% de la población ocupada, le correspondió 36% en promedio.
Ese
es el verdadero cuento del modelo rentista petrolero. No somos todos los
venezolanos los que “vivimos de la renta petrolera”, los vividores de la
“renta” son otros, unos pocos. Nosotros, la mayoría, la clase obrera, los que
hicimos posible que la economía, principalmente la no petrolera, creciera 160%
desde 1976, vivimos de nuestro trabajo que, además y por reglas del capital, el
41% ha ido a parar a manos de la burguesía.
Por
lógica, si lo que queremos es superar el modelo rentista petrolero, y quienes
viven de la renta petrolera son los grandes capitales, debemos comenzar por
cortar la transferencia de dicha renta a la burguesía.”
Fuente: Abrebrecha, Blog de Pacualina Curcio
Curcio; https://pasqualinacurcio.wixsite.com/
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