Los Efectos del Rentismo en la Estructura socioeconómica venezolana y su sustitución por un modelo productivo diversificado. The Effects of Renism on the Venezuelan Socioeconomic Structure and its Substitution for a Diversified Productive Model..




Víctor Palacios Vargas
Unidad de Investigación y Postgrado del Colegio Universitario de Caracas. Caracas-Venezuela.
 victorpv2914@gmail.com
Resumen
 En el presente trabajo, se estudian algunas  causas y consecuencias de la dependencia rentística petrolera  del Estado y la sociedad venezolana en general durante las últimas ocho décadas del siglo XX y los  quince años que  corren del XXI, en términos cuantitativos y cualitativos a partir del análisis de las fuentes oficiales y se formulan  algunas líneas de acción en términos socioeconómicos y educativos destinadas a aminorar dicho sometimiento y a su vez que permitan fomentar alternativas no rentísticas en el modo de vida de la población    inscritas en la satisfacción de sus necesidades sin comprometer el necesario equilibrio entre los seres humanos  y la naturaleza que, en última instancia constituye factor fundamental para lograr el bienestar y la salud integral de la sociedad venezolana. Para analizar la concepción del desarrollo fundamentado en el extractivismo desenfrenado, donde el Estado es el centro de todo y  la sociedad venezolana  un conglomerado morfológicamente sojuzgado y sometido a la tiranía de aquel, que sólo podría liberarse con una audaz reorganización, en lo social, productivo y del recurso humano destinado a transformar lo existente en una forma de vivir donde el desarrollo sea expresión de la síntesis dialéctica  entre el Estado, la Sociedad y la Naturaleza,  se recurre, entonces, en términos metodológicos al Materialismo histórico como Método de análisis, no como dogma rígido, sino como abstracción flexible.

Palabras claves: Estado, Sociedad, Renta, Economía, Educación



Introducción
La presente investigación es parte constitutiva de un proyecto en proceso que el autor lleva a cabo dentro de una Línea mayor denominada “El Rentismo y su incidencia en la Educación universitaria en Venezuela siglos XX y XXI” desde 2008 en forma independiente y a partir de 2014 adscrita a la Unidad de Investigación del Colegio Universitario de Caracas. Dicha línea es coordinada por el economista y docente César Burelli Valero.
 Ahora bien, El interés central que se persigue en el presente trabajo es, en primer lugar, puntualizar como a partir de 1926, cuando los ingresos de origen petroleros al constituirse en el principal soporte del erario público, irradiarán la dinámica económico-social de Venezuela hasta transformarla en una sociedad  dependiente en forma casi absoluta de tal ingreso que en forma de renta  todavía persiste y tiene presencia decisiva en la vida nacional con los atributos y perturbaciones que ello conlleva, y en segundo lugar,  proponer una sustitución de ese modelo rentista por uno de producción diversificado, fundamentado en un cambio de paradigma en términos agroalimentarios(*)
I. ORIGEN Y NOCIÒN DE LA RENTA.
El término Renta se relaciona con  las sociedades, cuya estratificación está determinada por la  división en clases consecuencia de la propiedad privada de los medios de producción. Su origen se remonta a las sociedades agrarias mesopotámicas, crece su importancia en la época medieval, se fortalece con la fase comercial del capitalismo y entra en contradicción con la época industrial, para retomar fuerza en los países dependientes de contenido minero exportadores del siglo  veinte y lo que corre del veintiuno, hasta llegar a la actualidad donde tiene fuerte presencia en las economías de rasgo neoliberal donde los mercados inmobiliario y bancarios derivan en especulación comercial y financiera.
(*). Para la preparación de esta investigación se contó con el apoyo de la economista Vitzenay Palacios R. en la elaboración y lectura de  datos estadísticos. La abogada Zenaida Rodríguez Herrera  facilitó la comprensión de las claves semánticas  del andamiaje jurídico-político del Poder en Venezuela. A  los compañeros de la Unidad de Investigación del Colegio Universitario de Caracas, se les agradece   su solidaridad y auxilio en el manejo de las tecnologías de Información y Comunicación donde somos poco diestros. No obstante lo anterior, las omisiones y errores del mismo son de exclusiva responsabilidad  del autor.

Desde la perspectiva de la sistematización  teórica, la renta comenzó a estudiarse en Inglaterra en el siglo XVII asociándola al factor tierra, y se entendía como  el pago  al propietario de un predio por el uso que hace del mismo un tercero. Por supuesto esta concepción primigenia de la renta trascendió con el tiempo las fronteras  de lo puramente jurídico-económico y en la actualidad se inserta en varias esferas del campo económico-productivo.
 No obstante la ampliación de  la  aplicabilidad de dicha noción, en esencia, persiste la concepción según la cual, se trata del cobro por el arrendamiento de una propiedad. En ese sentido, es apropiado hablar de renta, renta de la tierra y renta petrolera en Venezuela.
El origen de la renta en Venezuela se inscribe en la  tradición monárquica peninsular que se reservaba la propiedad, el dominio y disposición de las zonas conquistadas o descubiertas. En ese sentido, con  la ruptura del nexo colonial  y constituirse la república, el Estado asume el control de los recursos del subsuelo y como los hidrocarburos, son recursos naturales, por extensión son patrimonio público. Por tal razón, al comenzar y desarrollarse  la actividad comercial petrolera  a finales de la segunda  década del siglo XX hasta la actualidad, es el Estado el receptor de los recursos derivados de dicho negocio.
 El petróleo genera renta al Estado venezolano, en la medida que los elevados  ingresos que se perciben no son consecuencia de los costos de producción internos, sino más bien, se derivan de la apropiación de parte del  plusvalor generado por los trabajadores de los países industrializados que Venezuela cobra como impuesto directo e indirecto en su condición de propietario del subsuelo y del recurso petrolero, es  decir, se trata de una renta internacional como bien lo afirma el economista y estudioso del tema petrolero Asdrúbal Baptista Troconis.
II. EFECTOS DEL RENTISMO EN LA ESTRUCTURA NACCIONAL
El efecto de la dependencia   rentista constituye una constante en el devenir histórico venezolano desde una perspectiva estructural, es decir, una visión en la que todos los órdenes de la vida nacional están determinados en forma directa e indirectamente por la renta petrolera.
Ciertamente, nueve años después de haberse  iniciado la explotación comercial de los hidrocarburos por las empresas foráneas, sobre todo anglo-holandesas  al principio, y luego  con preponderancia norteamericana, el Estado venezolano que históricamente dependió de los impuestos  de las exportaciones agropecuarias, se constituyó a partir del año 1926, en básicamente, dependiente de los ingresos por efectos de regalía e impuestos a la explotación e importación petrolera como se aprecia en la tabla número 1
Comportamiento de las Importaciones y Exportaciones de Venezuela entre el período 1918 – 1938 (Expresadas en bolívares)

Año
Importaciones (Bolívares)
Exportaciones no Petroleras (Bolívares)
Exportaciones  Petroleras (Bolívares)
Exportaciones Totales (Bolívares)
1918
79.968.937,00
99.994.473,00
2.674.380,00
102.659.153,00
1919
186.030.106,00
256.077.278,00
2.591.471,00
258.668.749,00
1920
315.172.788,00
167.364.480,00
3.279.676,00
170.644.156,00
1921
95.508.366,00
121.807.918,00
11.751.965,00
133.559.883,00
1922
100.816.361,00
122.129.677,00
15.714.676,00
137.844.353,00
1923
152.692.314,00
127.991.129,00
28.713.067,00
156.704.196,00
1924
215.924.667,00
147.972.565,00
65.513.869,00
213.486.434,00
1925
303.672.812,00
192.502.230,00
137.496.789,00
329.999.019,00
1926
412.382.176,00
148.799.585,00
246.603.668,00
395.403.253,00
1927
363.589.028,00
163.299.610,00
280.815.193,00
444.114.803,00
1928
416.612.512,00
142.612.714,00
466.942.248,00
609.554.962,00
1929
452.851.990,00
184.950.191,00
590.609.896,00
778.506.087,00
1930
363.858.455,00
128.439.012,00
634.055.220,00
762.494.232,00
1931
210.758.492,00
103.846.184,00
547.771.863,00
651.618.047,00
1932
153.458.091,00
96.623.705,00
531.635.466,00
628.259.171,00
1933
143.587.574,00
64.337.065,00
553.209.618,00
617.546.683,00
1934
159.968.860,00
62.447.780,00
606.495.106,00
668.942.886,00
1935
225.193.717,00
62.394.155,00
649.335.346,00
711.729.501,00
1936
211.590.300,00
81.236.972,00
684.235.394,00
765.472.366,00
1937
304.633.681,00
101.420.679,00
770.042.101,00
871.462.780,00
1938
311.871.006,00
59.973.563,00
828.264.320,00
888.207.883,00
Fuente: Anuario estadístico de Venezuela, citado por Carrillo Batalla, Tomás E, (2004). Cuentas  Nacionales de Venezuela 1915-1935. Caracas: ediciones del Banco Central de Venezuela, p 318. Rodríguez Luis Cipriano, (1983). Gómez: Agricultura, Petróleo y Dependencia. Caracas: Trópykos, p 127. Gráfico Elaborado por el autor.



 
                  
                                                         Tabla  No 2
                     Importaciones y exportaciones F.O.B entre 1940 y 1980
                                      (Expresado en millones de dólares)

Año          Importaciones          Exportaciones      Exportaciones        Exportaciones
                      Totales                  No petroleras          Petroleras.                 Totales.
1940                 98                                16                              262                              278
1950               533                                31                            1124                          1.155
1960           1.152                              198  (*)                     2.149                          2.347
1965           1.355                               177 (*)                     2.305                          2.482
1970           1.713                               260 (*)                     2.496                          2.756
1975           5.472                               482 (*)                    10.635                        11.117
1980         10.877                               974 (*)                    18.301                        19.275
____________________________________________________________________
(*), Incluidas las exportaciones de hierro.
Fuente: Ramón Veloz. Economía y Finanzas de Venezuela (desde 1830 hasta 1944); Banco Central de Venezuela. Informes Económicos; Ministerio de Hacienda. Memorias; Petróleos de Venezuela (PDVSA). Informe de Gestión. Tabla elaborada por el autor.

A partir de aquel momento, lo que aparentemente para muchos venezolanos, fue un hecho fortuito,  con la aparición del petróleo, se tradujo por la importancia de este combustible que desplazó las formas de energía conocidas y usadas hasta el momento en la producción industrial a gran escala, en una nueva fuente de ingresos para el fisco nacional, ajena a los  tradicionales del país; por esta razón, Venezuela, súbitamente, se convirtió en área apetecida y confrontada por las corporaciones extranjeras  del petróleo con el fin de explotar ese recurso en suelo patrio.
Ahora bien, la renta en sí, no constituye un defecto o anomalía en la sociedad venezolana, al contrario, son ingresos útiles, necesarios y obligatorios  que  percibe el fisco. Más aun, tales ingresos han permitido  transformar a Venezuela   en una nación moderna. Los cambios desde la aparición de este recurso como soporte del fisco nacional son evidentes, y ello en gran medida se debe al ingreso petrolero por vía de la renta. No se trata de una maldición o  “excremento del diablo” como lo afirmó Juan Pablo Pérez Alfonzo, menos que constituya  la causa y razón de nuestros desajustes estructurales como lo insinuaba Arturo Uslar Pietri en sus disertaciones públicas.
El problema es que la renta petrolera en Venezuela,  ha sido usada, mayormente, como gasto corriente o para financiar inversión del sector terciario de la estructura económica del país. Esa orientación del gasto, ha dado lugar, a un continuo crecimiento del sector laboral  público y a un  acelerado incremento del gasto en importaciones de bienes y servicios  que cuantitativamente son menos costosos que producirlos internamente; en ese sentido los gobiernos, incluidos los bolivarianos se han limitado a recibir las divisas por efecto de la renta y suplir de recursos al sector importador, tanto privado como público,  para satisfacer las necesidades de la población en continuo crecimiento con las deformaciones, privaciones y privilegios que ocasiona  tal ejercicio.
Nuestros quebrantos socioeconómicos, tienen, su fundamento en ese círculo vicioso del ingreso y el gasto descrito en el párrafo precedente, razón por la cual , una de las formas para  superar los atrasos y dificultades recurrentes en la estructura nacional, es modificando  la orientación del gasto, convirtiéndolo en incentivo a la inversión productiva que permita disminuir la dependencia casi absoluta de la renta, diversificar la producción interna, aumentar el empleo  formal en el aparato productivo  y sincerar la nómina Pública. 
 En ese sentido  La estructura socioeconómica y cultural de  Venezuela, desde 1926 cuando los ingresos de origen petrolero superan al resto de las fuentes de ingreso del erario público, va a ser impactada  en forma determinante, a través de los siguientes aspectos:
1. El Estado se constituirá a partir de aquel momento en el centro motriz de la recepción, uso y distribución de los recursos para satisfacer las necesidades de la población nacional.
2. El gasto público progresivamente se va incrementando, orientado hacia el gasto corriente en detrimento de la inversión y el incentivo al sector privado para la generación de los bienes y  servicios que la población requiere.
3. La migración campo-ciudad, que se inició en paralelo con la explotación petrolera dio lugar a que en algo más de tres décadas, Venezuela se convirtiera en un país  urbano, hecho que en otras regiones o países requirió siglos. Dicha migración produjo: por una parte, un abandono masivo del campo y con ello una disminución de la actividad agropecuaria y, por la otra un violento crecimiento de los centros urbanos  en forma indiscriminado y sin planificación, lo cual generó graves deformaciones en materia de servicios, uso de recursos, contaminación sónica y ambiental y desde luego contribuyó decisivamente a la desequilibrada distribución espacial de la población.
4. La renta petrolera cada vez mayor, dio lugar a que desde la perspectiva de la Administración Pública, se diera inicio y masificara con el transcurrir del tiempo, la proliferación de ministerios y entes del Estado a fin de promover la oferta de servicios y garantías a la población. En efecto, de cuatro Secretarías  -como se les denominaba hasta 1904  a los ministerios-  se fueron incrementando  hasta treinta y dos como existen en la actualidad, con lo cual el Estado, comenzó a competir y sustituyó en el largo plazo al sector privado como el principal soporte de la  demanda de fuerza laboral en el país.
5.  Derivado de la progresiva fortaleza financiera del Estado por efecto de los ingresos fiscales petroleros, también impactarán la actividad productiva y de consumo del país, en la medida que al disponer de abundantes recursos, desde las esferas oficiales se procederá a incrementar la oferta de bienes y servicios en el mercado interno, solo que, con el despoblamiento rural y las políticas cortoplacistas en materia productiva, se generó una brecha, cada vez mayor entre la oferta y demanda , en la medida que la población producto del mejoramiento de la salud, mediante la erradicación de pandemias y endemias, crecerá proporcionalmente con mayor ritmo que la oferta de bienes y servicios producidos internamente, hecho que obligará al Estado a satisfacer la demanda con importaciones, al principio selectivamente y en la actualidad masivamente de rubros de consumo masivo e insumos industriales, dando lugar así, a  lo denominado por el Dr Domingo Alberto Rangel como la “Economía de Puerto”, es decir por los Puertos salen los hidrocarburos, pero también por ellos entran masivamente las numerosas importaciones (véase gráfico número 1). Esta deformación de la producción y del consumo, se ha hecho más evidente desde principios de los años ochenta del siglo veinte y los quince  de lo que corre del presente siglo.
Fuente: BCV, Misterio de Hacienda, Ministerio de Finanzas, PDVSA. Gráfico Elaborado por el autor.
III. ¿COMO SALIR DE LA DEPENDENCIA RENTISTA, SIN DEJAR LA CONDICIÓN DE EXPORTADOR PETROLERO? ¿ES VIABLE UN MODELO SUSTITUTIVO DEL RENTISMO PETROLERO?
La propuesta de  reorientación del gasto  ha sido un caballo de batalla, de gran parte de los proyectos ideo políticos en la Venezuela reciente y actual. Solo que, como afirma la conseja popular “del dicho al hecho hay mucho trecho” y, sin negar los esfuerzos  de algunas administraciones del puntofijismo en esa orientación y la  descomunal inversión  direccionada hacia lo social por las administraciones Chavista-Maderista a fin de sacar del ostracismo político-social a densos sectores populares  que estuvieron históricamente al margen de la protección y beneficio de los proventos que genera el Estado, debe afirmarse que, tanto el “Plan de la Patria” fundamento teórico de la administración Bolivariana, como la oferta programática de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD)  que agrupa a un vasto sector de la oposición, coinciden en una concepción del desarrollo fundamentada en el incremento de la explotación de hidrocarburos, cuya meta es aumentar las exportaciones anualmente hasta llegar en el año 2019  a 6.000.000 de barriles diarios (Terán Mantovani.2014, cap. III). Es  decir más extractivismo, monoproducción, dependencia externa, contaminación, deterioro del medio ambiente, en otras palabras más rentismo.
No se trata de hacer un cambio en el patrón productivo a partir de una expansión exagerada del gasto público o como diría coloquialmente nuestro pueblo “a realazo” como lo intentó  sin éxito el primer gobierno del socialdemócrata Carlos Andrés Pérez.  Por el contrario , es necesario recurrir a un modelo consustanciado  con nuestras características socioculturales que recoja lo atractivo, novedoso y aplicable de las practicas ancestrales de la dinámica productiva comunal, cuya esencia de socialización tanto en el trabajo como en la producción constituyen las bases de un ejercicio socio productivo solidario,  distributivo y  equitativo combinándolo con los avances tecnológicos relativos a la producción, distribución y satisfacción oportuna de los requerimientos de la población nacional.
Ahora bien, si bien es cierto que el cambio de patrón productivo, necesariamente debe inscribirse en la ruptura con el modelo capitalista de economía de marcado y de propiedad privada de los medios de producción, lo cual implica un cambio de paradigma donde la socialización de la economía sea la meta a mediano y largo plazo, no es menos cierto que ello implica un proceso de cambio estructural y para tal efecto sería necesario formular líneas generales en los ámbitos políticos, sociales, culturales, militares, administrativos, educativos y por supuesto económicos y como tal propósito escapa de los alcances de esta investigación, limitaremos, entonces, la propuesta a delinear, dentro del campo económico productivo, algunas propuestas en el área agroalimentaria.
En ese sentido, algunos aspectos a tomar en cuenta para implementar un modelo sustitutivo o alternativo sustentable desde la perspectiva agroalimentaria, son los siguientes:
A. Variable de largo plazo: reordenamiento geoespacial del país, protegiendo las zonas vulnerables (cordillera centro norte costero).
 Como se ha dicho, con la aparición del rentismo como fundamento motriz de la economía venezolana, se configuró en algo más de treinta años (1926-1958), un fenómeno poblacional que necesitó siglos  en otras regiones y países, como lo fue  el tránsito de lo mayormente rural a lo predominantemente urbano. En efecto, a partir del año 1926, cuando los ingresos de origen petrolero, superaron al resto  de los ingresos de divisas,  apenas transcurrieron  treinta y dos años, lapso en el cual la población nacional tuvo un proceso de transformación geoespacial evidente, donde regiones tradicionalmente despobladas se constituyeron en áreas atractivas  al proceso migratorio interno, en detrimento de otras, o simplemente se fortalecieron desde el punto de vista de la densidad poblacional hasta convertirse la  nación en mayormente urbana, con las secuelas que ello conlleva, en la medida que tal fenómeno se produjo desorganizadamente y sin planificación estatal. Generando así, un desequilibrio en la distribución espacial de la población, acentuándose progresivamente, según las cifras  arrojadas por los sucesivos censos de población.
 Según el XII censo realizado en 2011,  la región norte costera (Estados con acceso directo al mar, exceptuando Delta Amacuro) concentra el 59.8 % de la población, con apenas el 18.1 % del territorio, en tanto que la región sureste que cubre el 50.1 % de la totalidad del territorio,   apenas posee un discreto 6.35% de los habitantes del país. lo anterior queda reforzado cuando se observa que  de las cuarenta ciudades con más de  150.000 habitantes, treinta y cuatro se encuentran ubicadas en la región norte costera. Finalmente, la distribución administrativa del territorio que data de mediados del siglo XIX, con ligeras reformas a principios del siglo XX, también refleja, la anterior disparidad, en la medida que en el 22.4% del territorio, se encuentra el 62.5% de capitales de Estados (quince capitales), con sus respectivas unidades administrativas que requieren de un número elevado de burócratas y en general trabajadores al servicio del sector público.


Tabla No  3
Distribución espacial de la población venezolana, según el Censo 2011
Región
% Territorio
% Población
Norte - Costera
18,10
59,80
Central
31,80
33,85
Sureste
50,10
6,35
TOTAL
100,00
100,00

 FUENTE: Censo 2011. Gráfica elaborada por el Autor.

Esta distribución, marcadamente desequilibrada, es indispensable proceder a disminuirla progresivamente, mediante la aplicación de políticas atractivas de reordenamiento demográficos, para lo cual es necesario  desconcentrar parte de las funciones y servicios del poder central hacia las regiones y localidades, dando así lugar a una disminución de la numerosa burocracia concentrada en la capital de la república y principales ciudades de la misma y también permitiría abaratar los costos de transporte, aminorar el deterioro ambiental con sus secuelas de  erosión de los suelos, contaminación de las corrientes de agua y  sónica, poblar las zonas fronterizas, aprovechar las tierras fértiles para incrementar la producción, hacer uso racional de los recursos hídricos y naturales y en general aumentar la calidad de vida de las regiones.
B. Variable de mediano plazo: Incrementar el número de instituciones educativas con orientación agropecuaria en las áreas rurales y fomentar la producción en unidades medianas y pequeñas, donde lo determinante sea la intensidad y no la extensión (es decir producción intensiva y no extensiva).
A raíz del impacto petrolero en nuestra dinámica socioeconómica, según las estadísticas oficiales, en  la producción agroalimentaria,  se inicia un proceso de disminución porcentual en el crecimiento, al extremo que después de ser un país predominantemente agroexportador, con plena satisfacción del consumo interno, con el tiempo, la capacidad productiva, cubre menos las necesidades internas. En ese sentido,  los esfuerzos por revertir aquella situación y promover la producción no petrolera, fortaleciéndola con la introducción de rudimentos tecnológicos ha sido una  preocupación discontinua y a veces contradictoria de la dirección del Estado.
 En el caso de la formación del recurso humano, desde la administración gomecista hasta la bolivariana, se han invertido apreciables recursos financieros para promover, actualizar y redimensionar la concepción teórico-práctica del agro  venezolano, al principio , se limitó a la  formación de la destreza práctica, mediante la creación de escuelas formadoras de los antiguos Peritos Agropecuarios, luego se instauraron los estudios universitarios de tales áreas, al inicio en forma restringida, pero, a partir de la década del setenta, al desaparecer  las escuelas técnicas, se agregan a las universidades tradicionales, nuevas instituciones de enseñanza superior, como las universidades experimentales  politécnicas y los Institutos y Colegios Universitarios con lo cual se aumenta la oferta de formación de tecnólogos en el campo agropecuario y agroalimentario.
 Ahora bien, tanto los enfoques, mayormente divorciados de la realidad, a veces contrariando y rechazando  practicas ancestrales relativas al cultivo y la cría, centrados en teorías y técnicas orientadas,  básicamente a la producción extensiva con orientación al mercado capitalista y en fin a una filosofía privatista y acumulativista de capital, así como la ubicación geoespacial de tales instituciones, establecidas fundamentalmente en áreas urbanas o aledañas a estas, generan poco vínculo con las necesidades y realidades del campo agrícola venezolano.
Es ilustrativo  que en la oferta académica presentada por la Oficina de planificación del sector universitario (OPSU) para el año 2015, de las 107 escuelas, núcleos, aldeas y en fin centros de docencia universitaria que ofrecen  estudios relativos a las Ciencias del Agro y del Mar, el 65% de dicha oferta se encuentre ubicada en capitales de Estado, pero lo más insólito es que el 87,4% de  esos centros de Estudios están en perímetros urbanos cuyas poblaciones superan los 70.000 habitantes, cuando lo lógico, es que tales centros de enseñanza, debían instalarse en pueblos caseríos y aldeas donde el eje de la  actividad económica, es precisamente la agricultura, ganadería y pesca.
Tabla No  4
Distribución espacial de las Instituciones Universitarias venezolanas con estudios del Agro y el Mar, año 2015
                               
Región
% del Total
% Instituciones en Capitales de estado
Norte - Costera
31,80
13,08
Central
58,85
43,92
Sureste
9,35
8,41
TOTAL
100,00
65,41
 FUENTE: O.P.S.U.  2015. Gráfica elaborada por el Autor.

Para evitar la concentración de instituciones educativas con orientación agropecuaria en regiones altamente pobladas con poca disponibilidad de espacios destinados a ensayar las novedades teórico-prácticas, es necesario entonces, reubicar las instituciones existentes y crear otras en aquellos espacios  rurales propicios  para ejecutar las directrices de un   paradigma formativo-productivo que asuma las debilidades, virtudes y prácticas históricas en materia agroalimentaria combinándolas con las innovaciones tecnológicas en materia de productividad, no para direccionarlas al mercado capitalista sino con el fin de producir aquellos insumos , frutos y productos apropiados a nuestras realidades y necesidades, siempre atendiendo al equilibrio tridimensional de  necesidad-consumo-medio ambiente.
En esa orientación, es prioritario, la creación de Escuelas granjas, destinadas a la enseñanza de la agricultura, ganadería, apicultura, piscicultura y por la otra, a la recepción de conocimientos mecánicos, no solo para resolver desperfectos en los instrumentos técnicos de producción, sino sobre todo, para apuntalar la construcción y ensamblaje de los mismos, disminuyendo con ello la dependencia tecnológica.
Por otra parte, es necesario romper en forma definitiva con el Latifundio, poco productivo, que si bien es cierto, ha venido descendiendo progresivamente desde 1950 cuando el 55,8 % de la proporción de la superficie agrícola lo constituían fincas latifundistas y apenas un 18,9% eran fincas medianas y  el gobierno institucional de las Fuerzas Armadas de la época, inscrito en una ideología desarrollista, promovió una política de industrialización agraria, sobre todo ganadera y cerealera, modificada posteriormente por la demagogia populista del puntofijismo, donde unas decenas de  miles de dudosos propietarios consiguieron que el Estado les comprara con sobreprecio sus “propiedades “ a fin de instaurar una partidizada y deficientemente aplicada Reforma Agraria.
 En pleno proceso bolivariano, pese a la acertada política de regularización de la propiedad y estatización de los suelos cultivables para implementar planes agrícolas orientados hacia la socialización de su tenencia y promoción de programas como los "Fundos Zamoranos” y las “Cartas Agrarias” cuyos resultados hasta ahora son precarios; todavía en 2008 existía un 16,48 % de fincas latifundistas, dentro del total de la superficie agrícola. De modo pues, que esa rémora surgida en la época colonial y fortalecida después de la guerra nacional de independencia, debe dar paso a formas de producción de mediana y pequeña escala donde converjan las distintas formas de propiedad, a saber, la privada, social y pública.
Tabla No 5
Proporción de superficie Agrícola total ocupada por fincas medianas (10-999,9 hectáreas) y   latifundistas (mayores a 5000 hectáreas) 1950-2008
Año
1950
1961
1971
1985
1999
2008
Fincas medianas
18,90
25,37
31,10
39,80
50,40
56,71
Fincas latifundistas
55,80
45,10
37,60
29,00
19,30
16,48
FUENTE: Cuadernos del Cendes. Volumen 30, número 84, diciembre de 2013.

                  

C. Variable de corto plazo: ruptura con las roscas de transporte,  almacenamiento y distribución.
Para que tenga eficacia la  transformación sustancial del modelo productivo agrícola, es necesario, que la misma esté acompañada de una política coherente de  almacenamiento, transporte y distribución de los mismos con destino al consumidor final. 
En ese sentido, en materia de transporte, se debe aplicar la norma constitucional que prohíbe expresamente toda manifestación monopólica porque el control particular por una red privada del traslado de uno o varios rubros agrícolas a las áreas de consumo da lugar a la manipulación de los precios de los fletes, generalmente encareciéndolos o trasladándolos selectivamente hacia aquellos consumidores que estén dispuestos a cancelar mayores precios o que por la densidad de población, el número de consumidores sea mayor o menor en  detrimento de zonas con ingresos modestos o escasamente pobladas. Para evitar las roscas o monopolios en el transporte de carga, es indispensable fomentar la creación de cooperativas de transporte con orientación social. Con márgenes de ganancia regulados y donde cada unidad se corresponda con un usuario (propiedad comunal) o propietario individual.
En el caso del Almacenamiento, si bien es cierto que desde mediados del siglo XX, comenzaron a surgir centros de acopio, fundamentalmente creados por el Estado; con el tiempo, fueron siendo desmantelados, abandonados o simplemente transferidos al sector privado, es necesario entonces, reinstaurar la política de creación de Silos y galpones de almacenamiento a partir de la capacidad real y futura de cada localidad en materia de producción o consumo, para lo cual la iniciativa particular, la organización comunitaria y el apoyo público deben integrase a objeto de propiciar las áreas y locales adaptados al medio ambiente y al tipo de producto a almacenar con los márgenes de ganancia regulados que cubra costos, y beneficios a sus tenedores, que no pueden ser otros que los productores y consumidores organizados mancomunadamente.
Mientras no se llegue a una sociedad verdaderamente equitativa, de intereses comunes e igualitarios, es necesario entonces, proceder a reglamentar el comercio, que al fin y al cabo, es de lo que trata la distribución en una sociedad capitalista o en proceso hacia el socialismo, siendo así, algunas de las medidas deben enmarcarse en evitar el acaparamiento, mediante sanciones severas, eliminar el comercio al mayor, incluidos los de control oficial como abastos bicentenario, Mercal y Pdeval y sustituirlos por una red de establecimientos al detal en todo el territorio nacional donde no existan los intermediarios que encarecen los precios, sino que de los centros de almacenamiento, el transporte los distribuya en cada calle, camino, urbanización, caserío y en fin área de consumo.
D. Variable de corto plazo: financiamiento oportuno y evaluado en forma periódica a fin de verificar los avances en la ejecución de los planes, programas y proyectos   Agro productivos.
Por la información de procedencia oficial, queda en evidencia que Venezuela, tiene reservas probadas de hidrocarburos para más de una centuria, y como en el corto y mediano plazo, no se avizora la aparición de energías que sustituyan a la de origen fósil en la movilización de la maquinaria industrial, entonces  nuestro país,  será  por largo tiempo  un  exportador de petróleo y por consiguiente, la renta que   dicha actividad  origina   seguirá  teniendo  un peso determinante  en el gasto público.
En ese sentido, siendo que los ingresos derivados de la renta los  seguirá administrando el Estado, hasta tanto  se evolucione hacia una forma de organización social donde este desaparezca o deje de constituir el centro de todo, es por lo que se requiere que los encargados de  planificar la inversión pública y concretamente, la relativa a la producción y satisfacción de bienes y servicios  de origen agropecuario, no solo promuevan y apliquen un sistema de financiamiento a bajos intereses y a largo plazo  que  se inscriban en un plan de socialización del crédito  como lo establece la “Constitución de la República Bolivariana de Venezuela” y el “Plan de la Patria”, sino también, establecerse en forma clara, precisa y sencilla, una especie de tabulador que permita hacer un seguimiento eficaz, al uso adecuado y progresivo de los fondos que los productores agropecuarios reciban, en forma oportuna,  para desarrollar sus actividades  hasta el momento que  los centros de acopio  contabilicen  y registren  el producto.
EPILOGO
Para finalizar, por ahora, es justo decir que las anteriores reflexiones no cubren  la totalidad de los efectos del rentismo petrolero, menos el conjunto de  alternativas que  faciliten una salida a la dependencia rentista sin dejar de ser un país exportador de hidrocarburos. Es por ello que en futuros ensayos, se procederá a presentar otras variables que se insertan en esa dirección, concretamente, se está en fase de recolección de datos para el estudio cuantitativo y cualitativo del efecto de la política educativa bolivariana en la conformación, situación actual y viabilidad futura de las empresas de producción social y las comunas en general como componentes de la diversidad productiva venezolana.
 Para ello hemos contado con la generosidad de muchos colegas y amigos, pero sobre todo, la ponderada y receptiva conducta de la profesora Mildred Luces, actual coordinadora de la Unidad de Investigación del Colegio Universitario de Caracas, quien, gentilmente nos permitió flexibilizar nuestro horario a fin de disponer mayor tiempo para indagar en archivos, registros y en fin repositorios documentales. Sinceramente agradecemos ese gesto, porque honrar honra y, además,  confirma la existencia en nuestras instituciones universitarias y sus departamentos de investigación, de coordinadores ”jefes” o como se les denomine, que tienen conciencia de la necesidad de espacio, tiempo y en fin condiciones para que los productores de conocimiento lo hagan sin la persecución, presión y desplantes innecesarios. Solo falta el apoyo institucional de las autoridades en forma oportuna, eficaz y regular para que el producto intelectual se publicite y llegue a los receptores, en este caso, a la comunidad universitaria y público en general.
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 Ingles
Víctor Palacios Vargas
Unit of Research and Postgraduate of the University College of Caracas. Caracas Venezuela.

 
victorpv2914@gmail.com
Summary
 In the present work, we study some causes and consequences of the oil dependence dependency of the State and Venezuelan society in general during the last eight decades of the twentieth century and fifteen years of the XXI, in quantitative and qualitative terms from the analysis Of the official sources and formulate some lines of action in socioeconomic and educational terms aimed at reducing this subjection and at the same time allow to promote non-income alternatives in the way of life of the population enrolled in the satisfaction of their needs without compromising the necessary balance Between humans and nature, which ultimately constitutes a fundamental factor to achieve the well-being and comprehensive health of Venezuelan society. In order to analyze the conception of development based on unbridled extractivism, where the State is the center of everything and Venezuelan society, a conglomerate morphologically subjugated and subjected to its tyranny, which could only be liberated with a daring social, productive reorganization And of the human resource destined to transform what exists in a way of living where development is an expression of the dialectical synthesis between the State, Society and Nature, then, in methodological terms, is used to historical materialism as a method of analysis, not As rigid dogma, but as flexible abstraction.

Keywords: State, Society, Rent, Economy, Education

Introduction

This research is part of a project in process that the author carries out within a major line called "Renism and its incidence in university education in Venezuela in the XX and XXI centuries" since 2008 independently and from 2014 ascribed To the Research Unit of the University College of Caracas. This line is coordinated by the economist and teacher César Burelli Valero.

 Now, the central interest that is pursued in the present work is, first of all, to point out, as from 1926, when the petroleum revenue of origin as the main support of the public treasury, will radiate the economic-social dynamics of Venezuela Until transforming it into a dependent society in an almost absolute form of such income that in the form of income still persists and has a decisive presence in the national life with the attributes and disturbances that this entails, and secondly, propose a substitution of that rentier model for One of diversified production, based on a paradigm shift in agri-food terms (*)

 I. ORIGIN AND NOCIÒN OF THE INCOME.

The term Renta is related to societies whose stratification is determined by the division into classes resulting from the private ownership of the means of production. Its origin goes back to the Mesopotamian agrarian societies, grows in importance in medieval times, is strengthened by the commercial phase of capitalism and contradicts the industrial era, to regain strength in the countries dependent on mineral content exporters of the twentieth century and Which runs from twenty-one to the present where it has a strong presence in the economies of neoliberal feature where the real estate and banking markets derive in commercial and financial speculation.

(*). For the preparation of this research was the support of the economist Vitzenay Palacios R. in the preparation and reading of statistical data. The lawyer Zenaida Rodríguez Herrera facilitated the understanding of the semantic keys of the legal-political scaffolding of the Power in Venezuela. To the fellows of the Research Unit of the University College of Caracas, we thank them for their solidarity and help in the management of information and communication technologies where we are not very skilled. Notwithstanding the foregoing, omissions and errors thereof are the sole responsibility of the author.

 

From the perspective of theoretical systematization, income began to be studied in England in the seventeenth century by associating it with the land factor, and was understood as the payment to the owner of a land for the use that makes of it a third. Of course, this primordial conception of income transcended the frontiers of the purely juridical-economic, and at present is inserted in several spheres of the economic-productive field.

 In spite of the extension of the applicability of this notion, in essence, the conception according to which it is the charge for the lease of a property persists. In that sense, it is appropriate to talk about rent, land rent and oil income in Venezuela.

The origin of the income in Venezuela is part of the peninsular monarchic tradition that reserved the property, the dominion and disposition of the conquered or discovered zones. In this sense, with the rupture of the colonial nexus and the constitution of the republic, the state assumes control of the resources of the subsoil and as the hydrocarbons are natural resources, by extension are public assets. For this reason, at the beginning and development of commercial oil activity at the end of the second decade of the twentieth century until now, it is the State that receives the resources derived from this business.

 Oil generates income for the Venezuelan state, since the high revenues are not a consequence of domestic production costs, but rather derive from the appropriation of part of the surplus value generated by the workers of the industrialized countries who Venezuela charges as direct and indirect tax in its condition of owner of the subsoil and the petroleum resource, that is to say, it is an international income as well affirmed by the economist and scholar of the petroleum theme Asdrúbal Baptista Troconis.

II. EFFECTS OF RENTISM IN THE NATIONAL STRUCTURE

The effect of rentier dependence is a constant in Venezuelan historical evolution from a structural perspective, that is, a vision in which all the orders of national life are determined directly and indirectly by the oil income.

Indeed, nine years after the commercial exploitation of hydrocarbons by foreign companies, primarily Anglo-Dutch at the beginning, and then with North American preponderance, began, the Venezuelan State that historically depended on agricultural export taxes was constituted Starting in 1926, basically dependent on income from royalties and taxes on oil production and imports as shown in Table 1
 

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