Elecciones en EE.UU. La continuidad reaccionaria republicana de Trump
Durante
la campaña presidencial de los EE.UU., los dos únicos candidatos con
posibilidades marcan diferencias en sus “propuestas” electorales, basados en
posturas relacionadas con aspectos de salud, calculadas nimiedades, escabrosos
temas sexuales, arrogantes histrionismos, pero también en claras actitudes
xenófobas y racistas. El villano es el candidato del Partido Republicano a
causa de sus posturas, estimadas genéricamente de fascistas. Sin embargo, miradas
en perspectiva histórica dichas posiciones y exhibiciones de desprecio humano, no
son extrañas en la política real de ese partido, son más bien parte de su
talante.
Durante la campaña presidencial de los EE.UU., los dos únicos candidatos con posibilidades marcan diferencias en sus “propuestas” electorales, basados en posturas relacionadas con aspectos de salud, calculadas nimiedades, escabrosos temas sexuales, arrogantes histrionismos, pero también en claras actitudes xenófobas y racistas. El villano es el candidato del Partido Republicano a causa de sus posturas, estimadas genéricamente de fascistas. Sin embargo, miradas en perspectiva histórica dichas posiciones y exhibiciones de desprecio humano, no son extrañas en la política real de ese partido, son más bien parte de su talante.
Para
ambientarnos recordemos un capítulo de la reconocida serie de televisión Los Simpsons, donde se hace una recreación
de lo que sería el cuartel general del Partido Republicano de los Estados Unidos.
Es un castillo evocador de donde podría haber
vivido el Conde Drácula, en cuya sala gigantesca hay un mapamundi, al cual asisten
los personajes más reaccionarios y despiadados del programa: el pérfido Monty Burns,
el intonso millonario texano, el infaltable abogado anodino Lionel Hutz, el médico afro Hibbert,
el tonto y mediocre actor extranjero Rainer Wolfcastle (centroeuropeo, como el
republicano Arnold Schwarzenegger),
no es posible pasar por alto a un mutante, verdoso y repugnante vampiro (personaje
que puede encajar en muchos republicanos como veremos a continuación). La representación
de la dirigencia de dicho partido es dura y a la vez descriptiva de cómo al
interior de ese país una parte tímidamente crítica observa a una de las dos
vertientes del único partido empresarial[1],
gobernante con puño de hierro los dominios del imperio. Veamos si esta
descripción se aproxima a la realidad.
Inmediatamente
después de la Segunda Guerra Mundial, el gobierno de Washington permite e
impulsa la inmigración a los EE.UU. de muchos nazis y sus colaboradores de una
u otra manera relacionados con despiadados crímenes contra personas indefensas.
El argumento de soporte para la admisión de tan aciagos personajes es la
confrontación con la Unión Soviética y China comunista; estamos en la Guerra Fría.
La actuación de
la recién creada CIA en este aspecto es esencial, funcionando bajo las
directivas del poderoso Consejo Nacional de Seguridad (NSC por sus siglas en
inglés), reclutando junto con el Pentágono los servicios de miles de veteranos
Waffen SS y otros criminales cómplices de asolar a sangre y fuego Europa,
principalmente del este. La categoría de las atrocidades cometidas por los
inmigrantes no es obstáculo para ello: “Nadie, parece ser, ni siquiera la
plantilla personal de Adolf Eichmann, lo suficientemente sucio como para ser
rechazado por los reclutadores de la CIA, siempre y cuando su relación con el
gobierno de Estados Unidos se mantuviera en secreto”[2].
Por su tendencia
reacia a cualquier cambio en el statu quo,
el Partido Republicano, es internamente el albergue político preferido de estos
grupos reaccionarios[3],
que deberían estar en tribunales por los crímenes cometidos en Europa contra
poblaciones civiles. Se agrupan de manera semioculta a inicios de los años
cincuenta fundamentalmente a través del Republican
National Commitee[4].
Como ya se mencionó, muchos de ellos directa e indirectamente, poseen lazos
directos de trabajo con la CIA[5],
quien los tiene en su nómina por su carácter de rabiosos ultraderechistas,
enemigos del comunismo; este, designado oprobioso enemigo oficial de la época.
Ya hacia la
década de los ochenta, alguno de estos líderes nazi-fascistas residentes en
EE.UU., el bielorruso ex SS, Walter Melianovich, afirma inquietantemente que de
hecho “han cambiado la imagen del Partido Republicano bajo su influencia”[6].
Con tales elementos no pueden sino acentuarse ominosamente los rasgos más
racistas y de antisemitismo en dicho partido[7].
Asociado al
Partido Republicano está el ente de “pensamiento” denominado American Security Council (ASC), el cual no es una representación del
llamado Complejo Militar Industrial
del que advirtiera con precisión, pero con impotencia, el Presidente republicano
Dwight Eisenhower (1953-1961), es la personificación del mismo; son parte de
este muchos exmilitares, que si cabe más aún, son de un derechismo fanático[8].
Por lo que en algunos aspectos la ASC es ostensiblemente hacia los años ochenta
más extremista que el mismo Partido Republicano (¡), conectando la
administración del Presidente republicano Ronald Reagan (1981-1989) y los
fascistas de la entidad agrupante de las etnias anticomunistas del este de
Europa en EE.UU., el Republican Heritage
Groups Council[9].
Bajo estas premisas el ASC se reúne en esta época con el Consejo Nacional de
Seguridad (NSC), congresistas republicanos y grupos de extrema derecha activos
en el extranjero, como los “líderes de la Contra
nicaragüense” y ARENA de Roberto D´Abuisson en El Salvador (ambos creación
directa de la CIA), los dos países en plena sangrienta guerra civil[10].
Así, de una u otra manera, la ASC conecta al Partido Republicano con los
despiadados Escuadrones de la Muerte
de Centroamérica y Suramérica, al establecer “grupos de trabajo” de “expertos
en la materia” y congresistas afines, para incentivar políticas violentas de
control social, que contemplan a aquellos destacamentos irregulares como
táctica militar preferida en toda América Latina[11].
Dichas
conexiones no sólo son teóricas sino prácticas. Emergen continuidades entre
fuerzas nazis de la Segunda Guerra Mundial y los ultraderechistas Escuadrones de la Muerte de El Salvador
y Guatemala, ejecutando por entonces estos, organizadas prácticas de guerra no
convencional; cualquier casual observador verá una estructura análoga en
ideología, estrategias y tácticas, por ejemplo, de los Ustachas croatas (colaboracionistas nazis en Croacia) en los años
40, y los contingentes guatemaltecos del MLN o de la salvadorense ARENA en los
años 80”[12];
son tiempos de matanzas en toda Centroamérica.
Una comparación
de historiadores, politólogos y teóricos militares lo ha notado, aunque no ha
sido bien examinado, que por ejemplo en El Salvador los derechistas asesinaron
campesinos aprendiendo crueles métodos de los nazis y sus colaboradores en
Europa, recibiendo estos conocimientos no de manuales, sino producto de una
cuidadosa e importada tutoría[13].
De esta manera
se fragua de facto en Estados Unidos por entonces una conjunción de elementos del
Partido Republicano, ciertos miembros del Partido Demócrata de “línea dura”(¡)
en el Congreso de Washington, militares y espías, representantes de los grandes
intereses de negocios (la esencia del ASC), coaligados con estadounidenses
simpatizantes de Hitler, fascistas y colaboradores supervivientes de las Waffen
SS nazis[14],
con el fin de intensificar en Centroamérica los planes contrainsurgentes del
gobierno de Washington.
A pesar de no
ser muy numerosos respecto a la totalidad del Partido Republicano, estos
impenitentes delincuentes nazis y fascistas adquieren importancia por su
influencia acentuada en la ideología reaccionaria del Pentágono, susceptible de
ser manipulada para actuar con indiferencia ante las atrocidades que comete y
propaga por el mundo[15],
justamente las que patrocina el gobierno de los EE.UU. en la azotada región
Centroamericana en ese momento[16].
Paralelamente es erigida una amplia protección judicial para aquellos
fascistas europeos, con el respaldo
irrestricto de los políticos más retrógrados del Capitolio en Washington y en
general la administración pública imperial[17].
En estos
aspectos dentro del Partido Republicano es imposible pasar por alto la ominosa
figura del Presidente Richard M. Nixon (1969-1974), quien les dio en 1968 a
estos grupos étnico-fascistas del Heritage Groups Council, asiento permanente
(visible) en el Republican National
Committee, para asegurar la candidatura del partido[18]. En
su quehacer político la ferocidad de este mandatario, análoga a la de los
nombrados, es ostensible; Nixon fue el hombre que ordenó bombardeos extendidos
por toda Indochina contra poblaciones civiles con un saldo de muertos
indeterminado aún. Es todo un paradigma por su amoralidad dentro de los
criminales de guerra en el poder ejecutivo de un imperio en cualquier tiempo.
No obstante, “en pequeña escala”, bástenos citarlo por su histérica reacción en
1970 al conocer la elección como Presidente de Chile del socialista Salvador
Allende Gossens: “¡Ese hijo de puta! ¡Ese hijo de puta![19]”.
Tres años después el resultado fue su derrocamiento y muerte junto con la de
miles de sus compatriotas.
En 1983 ese
actor de cuarta categoría y Presidente Republicano, del que ya hablamos, Ronald
Reagan, rinde un homenaje al ucraniano Yaroslav Stetskos, un colaborador en
atrocidades contra judíos, comunistas, partisanos, etc., durante la ocupación
nazi de Ucrania (estimándose que entre 1941 a 1944 se causó la muerte de unas
900 mil personas, tan solo en este país, como perpetradores y/o colaboradores
de los ominosos cuerpos paramilitares nazis Einsatzgruppen[20]).
El cual a su vez, desde 1948, está unido al espionaje de EE.UU.[21].
Reagan le dice a Stetskos cuando visita la Casa Blanca: “vuestro sueño es
nuestro sueño, vuestra esperanza es nuestra esperanza”[22].
(!!!) Ya antes Reagan en su papel de gobernador de California había reconocido
folclóricamente la “independencia de Croacia”, cuando hacia parte de la antigua
Yugoslavia[23].
El asunto del filo nazismo es palpable por aquellos años de gloria
neoliberalizante de los reaganomics republicanos
de los ochenta; Reagan expresamente caracteriza a los nazis Waffen SS como
“víctimas”, en una especie de reescritura de la Segunda Guerra Mundial[24],
por parte de alguien que jamás supo algo de historia y en realidad de nada
trascendente.
Los malignos grupos
de criminales pluricitados, también se hacen presentes en la campaña a la
presidencia de 1988, apoyando al candidato republicano y luego electo, George
Bush padre[25],
poseedor a su vez este (o sorpresa),
de un amplio pasado familiar de cercanía con fascistas y nazis[26].
La familia Bush en su pasado “formaba parte de las personas que financiaron la
maquinaria de guerra nazi, mientras sacaban enormes ganancias"[27].
El nexo es claro y revelador. "Una parte importante de
los cimientos financieros de los Bush como
los conocemos hoy, fue constituida por medio de su ayuda a Adolfo Hitler. Los
presidentes de los Estados Unidos, George Herbert Walker Bush (1989-1993) y George
Walker Bush (2001-2009) su hijo, el uno con la cruenta invasión a Panamá de
1989 (ex director de la CIA, vicepresidente y presidente), el otro con la
invasión y mortífera guerra contra Iraq, llegaron a la cumbre de la jerarquía
política norteamericana de una u otra forma porque su abuelo, Prescot Sheldon
Bush, colaboró y alentó a los nazis"[28].
Concretamente este patriarca, auspició el ascenso de Hitler en su carrera
política, llegando a mantener relaciones comerciales con Alemania, incluso
después que esta le declarara la guerra a Estados Unidos en diciembre de 1941
(una auténtica traición), además de la posible obstaculización del recate de
prisioneros de campos de concentración (nada más ni nada menos)[29]. ¡Qué bonita familia! Cualquier parecido con
una despótica monarquía…
Con el presidente republicano George Walker Bush, su
nefando séquito, el Proyecto para un Nuevo Siglo Americano (Project for the New American Century o PNAC), sus ideas de
expansionismo y guerras de agresión (crímenes por los cuales fueron juzgados
los nazis en el Tribunal de Núremberg) en Afganistán e Iraq, a más de la
abrogación de facto de las Convenciones de Ginebra (Guantánamo, Abu Ghraib, cárceles
secretas, etc.), se llega a una cercanía de espanto con el fascismo en sus más
agresivos métodos y propósitos.
Sin embargo, el
pensamiento nazi ha continuado también en figuras del partido del elefante,
mimetizadas en su abierto fascismo por la prensa amaestrada. A la sazón, un
hombre que buscó la nominación por el partido republicano a gobernador en el
estado de Montana (2012), “experto en terrorismo” y exconsultor del NSC de la
era Reagan, Neil Livingstone, aboga sin empacho en su momento por el uso de los
Escuadrones de la Muerte en
Centroamérica en la década de los años ochenta[30].
Si esto no es un comportamiento abiertamente fascista, criminal, debemos
reformular los términos.
Quienes piensen
que estos lazos de la dirigencia de Estados Unidos con nazis es cosa superada
hace treinta años, pasan por alto los sucesos de Ucrania en 2014 y las
actuaciones de la ultra reaccionaria CIA apoyando en todas las formas al
partido pro nazi Svoboda[31],
en el violento golpe de estado derechista y pro occidental, en el cual se
evocan como figuras inspiradoras justamente las de cómplices nazis como Stephan
Bandera y Yaroslav Stetsko[32];
no es casual el ostentoso saludo nazi-fascista del brazo derecho extendido en
los miembros de Svoboda. Es indiscutible que dichos actos de cerco de guerra
están dirigidos ya no contra la Unión Soviética, sino contra la capitalista
Federación Rusa.
Contemporáneamente
en una demostración más de la coherencia acumulada por el partido, como
comentario a los constantes insucesos donde casi a diario mueren
afrodescendientes a manos de los cuerpos policiales de EE.UU., el congresista
del Partido Republicano por Carolina del Norte, Robert Pittenberg afirma sin
sonrojo alguno: “los afroamericanos odian a los blancos porque tienen éxito y
ellos no”[33].
Si, el problema es la envidia de los oprimidos pigmentados manifestada en su
rebeldía a ser muertos con absoluta impunidad; la culpa es de las víctimas. Un
argumento similar esgrimían los nazis cuando las poblaciones invadidas se
resistían a la muerte y el cruel vasallaje: los resistentes a la barbarie son
los terroristas. Ello hace 70 años y hoy.
En el presente
el ambiente de declinación y sin salida económica y social en unos Estados
Unidos derechizados en extremo, se ve favorecido por el espectro de violencia
política. El actual candidato del Partido Republicano puede ser acusado de
rusticidad, apasionamiento y falta de estilo, más no de inconsistencia. Donald
Trump ha aumentado las posibilidades para la violencia política como ningún
candidato de partido en la memoria reciente; literalmente ha impulsado a sus
muchedumbres a atacar físicamente a quienes protestan contra él. En Iowa dijo,
"Golpeen esas mierdas”…. En Nevada, "le diré que me gustaría perforarle
la cara”. Se quejó a una muchedumbre en Oklahoma (cuando algunos protestaron
contra él) de que "En los viejos buenos días, los expulsaríamos de aquel
asiento inmediatamente. Pero hoy, hay que ser políticamente correcto. Nuestro
país que va al diablo por ser políticamente correcto”[34].
¿No es una retórica equivalente a la de los cuerpos de choque derechistas del
siglo XX? Empero, el problema para los medios colusionados es su comportamiento
sexual y su obviedad retórica lo cual no encaja con la élite tradicional del
partido; se le desprecia su… populismo.
En contexto,
ideológicamente los exabruptos del candidato republicano Donald Trump, no son
un objeto extraño, contradictorio y discontinuo con el legado de los últimos
setenta años de su partido; lo que ocurre es que el banal candidato de la
melena rubia, lo hace con prolijidad y falta de gramática, algo propio del
nivel cultural del público destinatario. En lo restante posee una coherencia
fehaciente con lo más agresivo de las políticas en el exterior del Partido
Republicano luego de la Segunda Guerra Mundial. De ello hay destacables y
desafortunados hechos a la vista. Así, si algo está manifiestamente ausente en
la escena de Los Simpsons en el
cuartel republicano, es justamente una esvástica y una calavera.
No obstante,
seamos justos, no sólo este partido ha sido el promotor y aliado de prácticas,
ejecutores y doctrinas fascistoides; el Partido Demócrata ha realizado también
una destacadísima labor al respecto. Para no extendernos, únicamente abordemos
superficialmente el tema de la demócrata Madelaine Albrith, quien en tiempos en
que era Secretaria de Estado del Presidente demócrata Bill Clinton, justamente
el esposo de la políticamente correcta Hillari Clinton, expresó con una
tranquilidad pasmosa, por lo perversa, acerca de la muerte causada por las
actuaciones del gobierno de Estados Unidos en Iraq, ocasionantes en los años
noventa según denunciaban las Naciones Unidas, de la muerte de más de medio
millón de niños: “podemos pagar ese precio[35]”;
un comentario que haría sentirse orgulloso al criminal nazi Heinrich Himmler. Y
quien crea que Hillari es una persona sensata y moderada, desconoce su reciente
pasado destructivo; allí está palmariamente Libia y su devastación actuando
como Secretaria de Estado de Barak Obama. Los demócratas han seguido al pie de
la letra estos lineamientos junto con su partido “rival”; la unidad de postura
al respecto es total, por algo constituyen en la realidad un único partido,
separado apenas por matices.
Se le atribuye a
Miguel de Unamuno aquello de que “el fascismo se cura leyendo y el racismo
viajando”. Las clases trabajadoras que votan en el arcaico y amañado sistema
electoral estadounidense, tienden a hacer exactamente lo opuesto y con ello el
pensamiento reaccionario se propaga a través de los medios de confusión como el fuego en hierba seca.
Se produce por consiguiente el fenómeno dramático de la fusión en la opinión
pública de la ignorancia y la amnesia[36]; la
maliciosa vacuidad de las campañas electorales estadounidenses es acentuado
reflejo de ello.
Empero, el
problema más grave son los vientos de guerra de estos tiempos, cuando se
presenta un momento bastante álgido para la humanidad. La potencia con mayor
capacidad bélica capaz de destruir varios planetas tierra, está aún más cerca
de caer en manos de personas con un acerbo de pensamiento que los aproxima a seres
humanos que en una época no lejana, pensaban en aniquilar, exterminar, esclavizar
a otros seres humanos, tan sólo por tener desde su trastornado punto de vista,
características físicas y culturales que no les parecía estuvieran a su altura.
El preámbulo a las
elecciones del próximo 8 de noviembre en Estados Unidos nos ha puesto de
presente de alguna forma posiciones políticas paralelas a las que tres generaciones
atrás el mundo entero enfrentó y combatió manu
militari, por su pensamiento antihumanista durante la
Segunda Guerra Mundial, representado ello en el expansionismo, el racismo, la
intención declarada de continuidad en la pauperización generalizada. ¿No es en
el fondo una política similar la inspiradora de la élite de los EE.UU. en el
presente?
Contengamos el
aliento, puesto que gane quien gane aquel día, la ferocidad y la codicia no
estarán ausentes en la Casa Blanca y el poder de destrucción allí es inmenso.
[1]
La observación es de Noam Chomsky. Crear
Futuro. Ocupaciones, Intervenciones y Resistencia. Siglo XXI. México 2012. Pág.81
[2] Christopher Simpson. Blowback America´s: Recluitment of Nazis,
and its Disastrous Effect on our Domestic and Foreign Policy. Collier/McMillan
1988. Pág. 201, 290. Ver también http://www.nytimes.com/2010/11 /14/us/14nazis.html
[3] Russ Bellant. Old Nazis, The New Right, and The Republican Party. Suth End Press
Boston MA 1991. Pág. v, XI.
[4] Bellant. Pág. 4
[5] Bellant. Pág. 9
[6] Bellant. Pág. 12
[7] Bellant. Pág. 20
[8] Bellant. Pág. 30
[9] Bellant. Pág. 30
[10] Bellant. Pág. 46, 47
[11] Conformados por expertos en guerra
contrainsurgente como los militares gringos John Singlaub, William P.
Yarborough, Daniel O. Grahham, Richard Stillwell, Gordon Sumner, Alexander
Haig; del lado del Congreso están Larry McDonald (D-GA), George Hansen (R-ID),
John Murphy (D-NY), Bob Strump (R-AR), Charles Wilson (D-TX). Bellant. Pág. 84.
[12] Scott Anderson, John Lee
Anderson. Inside The League. The Shocking
Expose of How Terrorist, Nazis, and Latin American Death Squads Have
Infiltrated The World Anti-Comunist League. Dodd, Mead &
Company New York 1986. Pág. xviii. Estos son dos grupos paramilitares
derechistas devenidos a políticos en sus respectivos países. Alianza Republicana Nacionalista y Movimiento de Liberación Nacional
respectivamente. Ni eran nacionalistas, ni liberaban a nadie, más bien todo lo
contrario.
[13] Anderson, Anderson. Pág. 290
[14] Bellant. Pág. 56
[15] Laszlo Pasztor, Radi Slavoff, Nicolas Nazarenko,
Florian Galdau, Metod Balco, Walter Melianovich. Varios de estos líderes poseen
condecoraciones por sus “actuaciones”
criminales en la Segunda Guerra Mundial con sus partidos fascistas y nazis.
Bellant. Pág. 2,3. Unos diez mil criminales de estas características emigran a
EE.UU. Webster G. Tarpley, Anton Chatkin. La familia Bush y la Alemania nazi. Redvoltaire. Noviembre de 2002. http://www.voltairenet.org/ar ticle120080.html
[16] Anderson, Anderson. Pág. 30
[17] Judy Feigin. Secret Justice
Department Report Details How the U.S. Helped Former Nazis. The New York Times. December 2006. http://documents.nytimes.com/c onfidential-report-provides-ne w-evidence-of-notorious-nazi- cases ; Eric Lichtblau. Nazis
Were Given ‘Safe Haven’ in U.S., Report Says. Nov. 13, 2010. http://www.nytimes.com/2010/1 1/14/us/14nazis.html?partner=r ss&emc=rss&_r=0
[18] Paul H. Rosenberg. Seven Decades of Nazi Collaboration: America’s Dirty
Little Ukraine Secret. Foreing Policy In Focus. March 18, 2014. http://fpif.org/seven-decade s-nazi-collaboration-americas- dirty-little-ukraine-secret/
[19] Thomas Powers, The Man Keot the Secrets: Richard Helms and The CIA. Citado
por Mónica González. La Conjura. Los Mil
y un Días del Golpe. Catalonia Ltda. Santiago de Chile 2012. Pág. 45
[20]
Bellant. Pág. 72. Einsatzgruppen significa literalmente: “grupos
de tareas”. Un nombre familiar en lo castrense en Latinoamérica.
[21]
Anderson, Anderson. Pág. 34
[22] Bellant. Pág. 72
[23] Anderson, Anderson. Pág.
43
[24]
Bellant. Pág. xvii
[25]
Bellant. Pág. xviii
[26] Webster Tarpley y Anton Chatkin,
autores de George Bush: The Unauthorized Biography, afirman
que los nazis habían sido "pagados, armados y adiestrados por camarillas de Nueva York y de Londres, uno de
cuyos directores ejecutivos era justamente el padre de George Bush, Prescott
Sheldon Bush”. Tarpley, Chatkin. Ibídem; Ver también Giselle Dexter. Hitler, el
abuelo Bush y el origen de una fortuna. Febrero 27 de 2003. Rebelión.
https://www.rebelion.org/hemer oteca/imperio/030227familia. htm
[27]
Dexter. Ibídem.
[28]
Esta es la misma base material que luego iba a “catapultar a George H. W.
Bush senior al puesto de director de la CIA en los años 70 e instalarle a él y
a su hijo, en la Casa Blanca", con los oprobiosos resultados a la vista. Tarpley, Chatkin. Ibídem.
[29]Ben Aris, Duncan Campbell. How Bush's grandfather helped Hitler's rise to power. The
Guardian Septiembre 25 2004. https://www.theguardian.com/w orld/2004/sep/25/usa.secondwor ldwar
[30] En un artículo de 1986 dijo sin ningún reato de conciencia: “En realidad, los escuadrones de la muerte son un instrumento sumamente eficaz, a pesar de lo odioso (¡), en el terrorismo que combate los desafíos revolucionarios”. Tim Murphy. The Most Interesting Gubernatorial Candidate in the World. Mother Jones Marzo 27 2012.
http://www.motherjones.com/pol itics/2012/03/neil-livingstone -montana-governor
Ver también Bellant. Pág. 86
[32]
Rosenberg. Ibídem.
[33]
Administrador Regeneración. Regeneración. Septiembre 24 de 2016. http://regeneracion.mx/afroame ricanos-odian-a-los-blancos- porque-tienen-exito-y-ellos- no-congresista-republicano/
[34] George Zornick. This Has been really Dangerous Week in
Politics. The Nation. Septiembre 14 2016. https://www.thenation.com/arti cle/this-has-been-a-really- dangerous-week-in-politics/
[35]Madeleine
Albright says 500,000 dead Iraqi Children was "worth it" wins Medal
of Freedom. https://www.youtube.com/watc h?v=omnskeu-puE
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