En vísperas de la guerra los jinetes del Apocalipsis se preparan. On the eve of the war the horsemen of the Apocalypse are prepared
Por
primera vez desde hace decenios todas las grandes potencias europeas,
así como Rusia y Estados Unidos, van a entrar en guerra en Siria. Juntos
o unos contra otros, no está claro. El hecho es que esas guerras causan
estragos desde hace mucho tiempo bajo una forma u otra. Tienen un
potencial de destrucción enorme. Nadie sabe exactamente quién es el
amigo y quién el enemigo. La situación es eminentemente peligrosa.
El despliegue militar de todas las grandes potencias europeas –Gran Bretaña, Francia y Alemania- así como el compromiso actual de Estados Unidos y Rusia en Siria llevan a una situación geopolítica extremadamente peligrosa. Muchos protagonistas actúan enmascarados, de forma anónima o por delegación. La escalada es consecuencia de una evolución desde hace varios años explotada por los estrategas militares, los servicios secretos y los grupos radicales. «Nos enfrentamos a una tercera guerra mundial soterrada», declaró el vicecanciller austríaco Erhard Busek –que no es realmente un catastrofista- en una entrevista en el otoño de 2015.
Estrictamente hablando no nos enfrentamos a una guerra mundial, sino a cuatro niveles diferentes de guerras estrechamente entrelazadas unas con otras.
La interconexión del mundo, al contrario de lo que se esperaba, no ha conducido a la liberación, a más justicia, igualdad, protección de las minorías y diversidad. Internet, inventado un día por el ejército como una nueva estructura de comunicación, fue capturado por los servicios secretos, los grandes grupos económicos, los agitadores políticos y los grandes amasadores de beneficios. Vivimos la revolución tecnológica en su faceta destructora, la guerra se ha adueñado de las posibilidades de la modernidad. La muerte por medio de la tecnología, que parece ser la vanguardia, hace la revolución y barre todo el globo.
El primer nivel concierne a las guerras reales. Con los medios tecnológicos hoy es posible matar de forma aparentemente «limpia». Los drones se guían a distancia con un joystick –qué denominación obscena en este contexto- y matan. No hay declaración de guerra. La distinción entre civiles y militares está abolida. Los autores de lo que se denomina «asesinatos selectivos» permanecen en la sombra. Ya no hay ejércitos regulares, los mercenarios combaten por todas partes, las sectas políticas son enviadas a las guerras por delegación. Los únicos que todavía tienen rostro son los que deben sufrir las consecuencias. La mayoría de los muertos quedan ocultos, abusando de ellos una vez más con fines de propaganda.
Pero los acusadores silenciosos de esas guerras reales sí tienen rostro: son los refugiados que llegan por cientos de miles a Europa en 2015. Huyen acosados por guerras cuyos jefes nadie conoce. Han venido a perturbar a Europa en su comodidad y nos hacen saber que existe la guerra en el mundo.
La segunda guerra es la financiera. Gracias a la interconexión mundial es posible hacer circular el dinero por toda la tierra a la velocidad de la luz. Numerosas manifestaciones hostiles actuales, que nos parecen enigmas, se preparan de antemano durante mucho. Son el resultado de ataques dirigidos a otros sistemas financieros. Los gobiernos de los grandes países dirigen ejércitos enteros de guerras financieras. Actúan en el anonimato. En cualquier momento pueden provocar la caída de otro gobierno o de una empresa. Están en posición de manipular, atacar o responder. No se les ve, no se les oye, no se les conoce. Y sin embargo esas auténticas armas de destrucción masiva en una noche pueden precipitar a continentes enteros a la desgracia.
La tercera guerra es la que se denomina ciberguerra. Internet, esperada por los forofos de la informática y los adoradores de Steve Jobs como un nuevo paraíso se ha convertido en la antecámara del infierno de la destrucción. Ahí también los autores y los que manejan los hilos permanecen ocultos. Infraestructuras enteras pueden ser paralizadas por hackers profesionales. Hasta qué punto esas estructuras son peligrosas y en qué medida se desarrollan se manifiesta en el hecho de que recientemente Estados Unidos y China han iniciado negociaciones sobre un acuerdo de desarme, quieren ponerse de acuerdo sobre el principio de que la destrucción de barreras, centrales eléctricas, centrales nucleares e instalaciones de transporte deben excluirse. La negociación de las grandes potencias sobre su voluntad de evitar la destrucción lo demuestra, están en condiciones de destruirse. Esas posibilidades ofrecidas por la guerra inteligente hacen que la bomba atómica parezca una porra al lado de un caza.
La cuarta guerra que causa estragos en la era tecnológica es la guerra de la propaganda. De hecho hoy existe la posibilidad de una libertad y una diversidad desconocidas. Sin embargo la crisis económica y la erosión del modelo comercial han empujado a numerosos periódicos a los brazos de los «doctores Spin» de la comunicación y de las máquinas de relaciones públicas. Hoy los periodistas disponen de poco tiempo y eso los lleva a menudo a ser menos competentes profesionalmente. Tienen que comer de la mano de los que no se interesan por la información, sino de inducir al error. En la mayoría de los países de Europa las emisoras públicas de radio y televisión supuestamente deberían informar a la opinión pública del fracaso de los gobernantes. Sin embargo están controladas por esos mismos gobiernos que las financian. Eso no puede funcionar.
Así arrastran a los medios de comunicación a las guerras de propaganda que deben orquestar las guerras reales y las ciberguerras, cuyos recursos son inagotables y donde la ausencia de escrúpulos es universal.
Las guerras nunca se desencadenan por razones éticas. Y en el curso de las guerras todas las partes se convierten en culpables de crímenes. Naturalmente hay grados: el holocausto, un asesinato racionalmente planificado y técnicamente ejecutado a escala industrial, de seis millones de judíos en Europa, así como el asesinato, ejecutado con la misma precisión glacial, de los gitanos, los homosexuales, los discapacitados y otras minorías, constituyen un suceso único en la historia de la humanidad. El recuerdo de los crímenes de los nazis y sus diligentes colaboradores condujo a que Europa, al grito de ¡Nunca más la guerra!, haya disfrutado de un período inusualmente largo de paz y prosperidad.
Pero los jinetes del Apocalipsis no desaparecieron. Solo cambiaron de táctica. Hoy, medio siglo después, esa época dorada parece haber llegado a su fin, todos los estados están aterrorizados por la revolución tecnológica-industrial o en efervescencia. Utilizan las nuevas posibilidades para testar la situación y lanzar globos sonda o crear nuevos hechos auténticos. En los últimos años las realidades del mundo han cambiado. Casi todos los países tienen problemas fundamentales que les obligan a actuar. Para muchos de ellos la opción actual es la huida hacia adelante, es decir, la guerra. Las nuevas tecnologías permiten a los estados desviar la atención de sus problemas internos con acciones violentas. Buscan la solidaridad de sus propios ciudadanos con nuevos chivos expiatorios.
La guerra de Siria reúne todas estas formas de la guerra moderna. No es totalmente seguro que se esté radicalizando pero el avión ruso abatido por Turquía nos muestra lo rápidamente que puede degenerar la situación. Dicho de forma realista, no solo en Siria, las hostilidades mundiales golpearán por todas partes.
El sobreendeudamiento mundial, el desequilibrio demográfico, la revolución tecnológica y sus aplicaciones posibles, así como la desigualdad creciente de las rentas agitan la era de la globalización como botafuegos. Es posible que ya nos encontremos en una nueva Guerra de los Treinta Años. Si continúa empeorando las generaciones que vienen solo encontrarán tierra quemada, como después de la Guerra de los Treinta Años en Europa [1618-1648, Tratado de Westfalia].
Este texto es un extracto actualizado del nuevo libro de Michael Maier Das Ende der Behaglichkeit. Wie die modernen Kriege Deutschland und Europa verändern. El autor analiza las consecuencias de las guerras modernas para Alemania y Europa. La esencia de estas guerras es el anonimato, ya nadie sabe quién es enemigo y quién amigo. El miedo se convierte en el sentimiento dominante mundial creando así las condiciones ideales para la violencia, la represión y el totalitarismo. No quedan islas para los afortunados.
Michael Maier es escritor y periodista austríaco.
Artículo original en alemán: Am Vorabend des Krieges: Die apokalyptischen Reiter machen sich bereit , Wirtschafts, 30 de noviembre de 2015.
Fuente: http://www.mondialisation.ca/a-la-veille-de-la-guerre-les-cavaliers-de-lapocalypse-se-preparent/5494712
El despliegue militar de todas las grandes potencias europeas –Gran Bretaña, Francia y Alemania- así como el compromiso actual de Estados Unidos y Rusia en Siria llevan a una situación geopolítica extremadamente peligrosa. Muchos protagonistas actúan enmascarados, de forma anónima o por delegación. La escalada es consecuencia de una evolución desde hace varios años explotada por los estrategas militares, los servicios secretos y los grupos radicales. «Nos enfrentamos a una tercera guerra mundial soterrada», declaró el vicecanciller austríaco Erhard Busek –que no es realmente un catastrofista- en una entrevista en el otoño de 2015.
Estrictamente hablando no nos enfrentamos a una guerra mundial, sino a cuatro niveles diferentes de guerras estrechamente entrelazadas unas con otras.
La interconexión del mundo, al contrario de lo que se esperaba, no ha conducido a la liberación, a más justicia, igualdad, protección de las minorías y diversidad. Internet, inventado un día por el ejército como una nueva estructura de comunicación, fue capturado por los servicios secretos, los grandes grupos económicos, los agitadores políticos y los grandes amasadores de beneficios. Vivimos la revolución tecnológica en su faceta destructora, la guerra se ha adueñado de las posibilidades de la modernidad. La muerte por medio de la tecnología, que parece ser la vanguardia, hace la revolución y barre todo el globo.
El primer nivel concierne a las guerras reales. Con los medios tecnológicos hoy es posible matar de forma aparentemente «limpia». Los drones se guían a distancia con un joystick –qué denominación obscena en este contexto- y matan. No hay declaración de guerra. La distinción entre civiles y militares está abolida. Los autores de lo que se denomina «asesinatos selectivos» permanecen en la sombra. Ya no hay ejércitos regulares, los mercenarios combaten por todas partes, las sectas políticas son enviadas a las guerras por delegación. Los únicos que todavía tienen rostro son los que deben sufrir las consecuencias. La mayoría de los muertos quedan ocultos, abusando de ellos una vez más con fines de propaganda.
Pero los acusadores silenciosos de esas guerras reales sí tienen rostro: son los refugiados que llegan por cientos de miles a Europa en 2015. Huyen acosados por guerras cuyos jefes nadie conoce. Han venido a perturbar a Europa en su comodidad y nos hacen saber que existe la guerra en el mundo.
La segunda guerra es la financiera. Gracias a la interconexión mundial es posible hacer circular el dinero por toda la tierra a la velocidad de la luz. Numerosas manifestaciones hostiles actuales, que nos parecen enigmas, se preparan de antemano durante mucho. Son el resultado de ataques dirigidos a otros sistemas financieros. Los gobiernos de los grandes países dirigen ejércitos enteros de guerras financieras. Actúan en el anonimato. En cualquier momento pueden provocar la caída de otro gobierno o de una empresa. Están en posición de manipular, atacar o responder. No se les ve, no se les oye, no se les conoce. Y sin embargo esas auténticas armas de destrucción masiva en una noche pueden precipitar a continentes enteros a la desgracia.
La tercera guerra es la que se denomina ciberguerra. Internet, esperada por los forofos de la informática y los adoradores de Steve Jobs como un nuevo paraíso se ha convertido en la antecámara del infierno de la destrucción. Ahí también los autores y los que manejan los hilos permanecen ocultos. Infraestructuras enteras pueden ser paralizadas por hackers profesionales. Hasta qué punto esas estructuras son peligrosas y en qué medida se desarrollan se manifiesta en el hecho de que recientemente Estados Unidos y China han iniciado negociaciones sobre un acuerdo de desarme, quieren ponerse de acuerdo sobre el principio de que la destrucción de barreras, centrales eléctricas, centrales nucleares e instalaciones de transporte deben excluirse. La negociación de las grandes potencias sobre su voluntad de evitar la destrucción lo demuestra, están en condiciones de destruirse. Esas posibilidades ofrecidas por la guerra inteligente hacen que la bomba atómica parezca una porra al lado de un caza.
La cuarta guerra que causa estragos en la era tecnológica es la guerra de la propaganda. De hecho hoy existe la posibilidad de una libertad y una diversidad desconocidas. Sin embargo la crisis económica y la erosión del modelo comercial han empujado a numerosos periódicos a los brazos de los «doctores Spin» de la comunicación y de las máquinas de relaciones públicas. Hoy los periodistas disponen de poco tiempo y eso los lleva a menudo a ser menos competentes profesionalmente. Tienen que comer de la mano de los que no se interesan por la información, sino de inducir al error. En la mayoría de los países de Europa las emisoras públicas de radio y televisión supuestamente deberían informar a la opinión pública del fracaso de los gobernantes. Sin embargo están controladas por esos mismos gobiernos que las financian. Eso no puede funcionar.
Así arrastran a los medios de comunicación a las guerras de propaganda que deben orquestar las guerras reales y las ciberguerras, cuyos recursos son inagotables y donde la ausencia de escrúpulos es universal.
Las guerras nunca se desencadenan por razones éticas. Y en el curso de las guerras todas las partes se convierten en culpables de crímenes. Naturalmente hay grados: el holocausto, un asesinato racionalmente planificado y técnicamente ejecutado a escala industrial, de seis millones de judíos en Europa, así como el asesinato, ejecutado con la misma precisión glacial, de los gitanos, los homosexuales, los discapacitados y otras minorías, constituyen un suceso único en la historia de la humanidad. El recuerdo de los crímenes de los nazis y sus diligentes colaboradores condujo a que Europa, al grito de ¡Nunca más la guerra!, haya disfrutado de un período inusualmente largo de paz y prosperidad.
Pero los jinetes del Apocalipsis no desaparecieron. Solo cambiaron de táctica. Hoy, medio siglo después, esa época dorada parece haber llegado a su fin, todos los estados están aterrorizados por la revolución tecnológica-industrial o en efervescencia. Utilizan las nuevas posibilidades para testar la situación y lanzar globos sonda o crear nuevos hechos auténticos. En los últimos años las realidades del mundo han cambiado. Casi todos los países tienen problemas fundamentales que les obligan a actuar. Para muchos de ellos la opción actual es la huida hacia adelante, es decir, la guerra. Las nuevas tecnologías permiten a los estados desviar la atención de sus problemas internos con acciones violentas. Buscan la solidaridad de sus propios ciudadanos con nuevos chivos expiatorios.
La guerra de Siria reúne todas estas formas de la guerra moderna. No es totalmente seguro que se esté radicalizando pero el avión ruso abatido por Turquía nos muestra lo rápidamente que puede degenerar la situación. Dicho de forma realista, no solo en Siria, las hostilidades mundiales golpearán por todas partes.
El sobreendeudamiento mundial, el desequilibrio demográfico, la revolución tecnológica y sus aplicaciones posibles, así como la desigualdad creciente de las rentas agitan la era de la globalización como botafuegos. Es posible que ya nos encontremos en una nueva Guerra de los Treinta Años. Si continúa empeorando las generaciones que vienen solo encontrarán tierra quemada, como después de la Guerra de los Treinta Años en Europa [1618-1648, Tratado de Westfalia].
Este texto es un extracto actualizado del nuevo libro de Michael Maier Das Ende der Behaglichkeit. Wie die modernen Kriege Deutschland und Europa verändern. El autor analiza las consecuencias de las guerras modernas para Alemania y Europa. La esencia de estas guerras es el anonimato, ya nadie sabe quién es enemigo y quién amigo. El miedo se convierte en el sentimiento dominante mundial creando así las condiciones ideales para la violencia, la represión y el totalitarismo. No quedan islas para los afortunados.
Michael Maier es escritor y periodista austríaco.
Artículo original en alemán: Am Vorabend des Krieges: Die apokalyptischen Reiter machen sich bereit , Wirtschafts, 30 de noviembre de 2015.
Fuente: http://www.mondialisation.ca/a-la-veille-de-la-guerre-les-cavaliers-de-lapocalypse-se-preparent/5494712
Deutsche Wirtschafts Nachrichten
Traducido del francés para Rebelión por Caty R.
Inglés
For the first time in decades all the major European powers and Russia and the United States will go to war in Syria. Together or against each other, it is unclear. The fact is that these wars rage for a long time in one form or another. They have a huge potential for destruction. Nobody knows exactly who is friend and who the enemy. The situation is eminently dangerous.
The military deployment of all the great European powers Britain, France and Germany as well as the ongoing commitment of the United States and Russia on Syria lead to an extremely dangerous geopolitical situation. Many masked protagonists act anonymously or by proxy. The escalation is the result of an evolution for several years exploited by military planners, the secret services and the radical groups. "We face a third world war buried, 'said Austrian Vice Chancellor Erhard Busek, which is not really a catastrofista- in an interview in the fall of 2015.
Strictly speaking we are not facing a world war, but four different levels wars closely intertwined with each other.
The interconnectedness of the world, contrary to what was expected, has not led to the release, more justice, equality, protection of minorities and diversity. Internet, invented one day for the army as a new communication infrastructure, was captured by the secret services, the large economic groups, political agitators and kneading large profits. We live the technological revolution in its destructive aspect, the war has taken over the possibilities of modernity. Death by technology, seems to be the vanguard, makes the revolution sweeps across the globe.
The first level concerns the actual wars. With today's technological means possible to kill an apparently 'clean'. The drones are guided remotely with a joystick-what obscene name in this context and kill. No declaration of war. The distinction between civilians and military is abolished. The authors of what is called "targeted killings" remain in the shadows. There is no regular armies, mercenaries fighting everywhere, political sects are sent to the proxy wars. The only people who still have face are the ones to suffer. Most of the dead are hidden, abusing them again for propaganda purposes.
But the silent accusers of these real wars do have face: they are refugees arriving by the hundreds of thousands to flee Europe in 2015. beset by wars whose leaders nobody knows. They have come to Europe to disturb your comfort and we do know that war in the world.
The second war is financial. Thanks to global networking is possible to move money around the earth at the speed of light. Many current hostile demonstrations, which seem enigmas, are prepared long beforehand. They result from attacks on other financial systems. The governments of large countries run entire armies of financial wars. They act anonymously. At any time can bring down another government or a company. They are in a position to manipulate, attack or respond. They are not seen, they are not heard, they are not known. Yet those real weapons of mass destruction in one night can plunge entire continents to misfortune.
The third war is called cyberwar. Internet, expected by computer buffs and the worshipers of Steve Jobs as a new paradise has become the antechamber of hell destruction. Hence also the authors and those handling remain hidden wires. Whole infrastructures can be paralyzed by professional hackers. To what extent these structures are dangerous and how far developed it is manifested in the fact that recently the United States and China have begun negotiations on a disarmament agreement, want to agree on the principle that the destruction of barriers, power , nuclear power plants and transportation facilities should be excluded. The negotiation of the great powers of their wish to avoid destruction demonstrates, are able to destroy. Those possibilities offered by intelligent war make the atomic bomb look like a club next to a hunt.
The fourth war that rages in the technological age is the propaganda war. In fact there is now the possibility of freedom and diversity unknown. However the economic crisis and the erosion of the business model many newspapers have pushed into the arms of "Spin doctors' communication and public relations machines. Today journalists have little time and that the often leads to be less competent professionally. They have to eat from the hand of those who are not interested in information, but to mislead. In most European countries public radio and television are supposed to inform the public of the failure of the rulers. But they are controlled by those same governments that finance them. That can not function.
Just drag media propaganda wars that must orchestrate the real wars and cyber-wars, whose resources are inexhaustible and where the absence of scruples is universal.
Wars never trigger for ethical reasons. And in the course of the wars all parties become guilty of crimes. Naturally there are degrees: the Holocaust, murder rationally planned and technically implemented on an industrial scale, of six million Jews in Europe, as well as murder, executed with the same icy precision, gypsies, homosexuals, the disabled and other minorities constitute a single event in the history of mankind. The memory of the crimes of the Nazis and their collaborators led diligent Europe, shouting War never again !, has enjoyed an unusually long period of peace and prosperity.
But the horsemen of the Apocalypse did not disappear. They just changed tactics. Today, half a century later, this golden age seems to have come to an end, all states are terrified by the technological-industrial revolution or effervescence. They use the new possibilities to test the situation and launch balloons or create new real facts. In recent years the world's realities have changed. Almost all countries have fundamental problems that require them to act. For many of them the current option is the flight forward, that is, war. New technologies allow states to divert attention from its internal problems with violence. They seek the solidarity of its citizens with new scapegoats.
The war in Syria has all these forms of modern warfare. It is totally safe being radicalized but the Russian plane shot by Turkey shows how quickly the situation can degenerate. This realistically, not only in Syria, global hostilities hit everywhere.
World indebtedness, demographic imbalance, the technological revolution and its potential applications, as well as growing income inequality stirred the era of globalization as Botafuegos. We may now find a new Thirty Years' War. If you continue to worsen coming generations will find only scorched earth, and after the Thirty Years' War in Europe [1618 to 1648, the Treaty of Westphalia].
This text is an updated extract of the new book by Michael Maier Das Ende der Behaglichkeit. Wie die modernen Kriege verändern Deutschland und Europa. The author analyzes the consequences of modern wars for Germany and Europe. The essence of these wars is anonymous, and no one knows who is friend and who is foe. Fear becomes the world's dominant feeling thereby creating ideal conditions for violence, repression and totalitarianism. There are islands for the lucky ones.
Michael Maier's Austrian writer and journalist.
Original article in German: Am Vorabend des Krieges: Die Reiter Apokalyptischen machen sich bereit, Wirtschafts, November 30, 2015.
Fountain: http://www.mondialisation.ca/a-la-veille-de-la-guerre-les-cavaliers-de-lapocalypse-se-preparent/5494712
Michael MaierDeutsche Wirtschafts Nachrichten
Translated from French to Rebellion by Caty R.
The military deployment of all the great European powers Britain, France and Germany as well as the ongoing commitment of the United States and Russia on Syria lead to an extremely dangerous geopolitical situation. Many masked protagonists act anonymously or by proxy. The escalation is the result of an evolution for several years exploited by military planners, the secret services and the radical groups. "We face a third world war buried, 'said Austrian Vice Chancellor Erhard Busek, which is not really a catastrofista- in an interview in the fall of 2015.
Strictly speaking we are not facing a world war, but four different levels wars closely intertwined with each other.
The interconnectedness of the world, contrary to what was expected, has not led to the release, more justice, equality, protection of minorities and diversity. Internet, invented one day for the army as a new communication infrastructure, was captured by the secret services, the large economic groups, political agitators and kneading large profits. We live the technological revolution in its destructive aspect, the war has taken over the possibilities of modernity. Death by technology, seems to be the vanguard, makes the revolution sweeps across the globe.
The first level concerns the actual wars. With today's technological means possible to kill an apparently 'clean'. The drones are guided remotely with a joystick-what obscene name in this context and kill. No declaration of war. The distinction between civilians and military is abolished. The authors of what is called "targeted killings" remain in the shadows. There is no regular armies, mercenaries fighting everywhere, political sects are sent to the proxy wars. The only people who still have face are the ones to suffer. Most of the dead are hidden, abusing them again for propaganda purposes.
But the silent accusers of these real wars do have face: they are refugees arriving by the hundreds of thousands to flee Europe in 2015. beset by wars whose leaders nobody knows. They have come to Europe to disturb your comfort and we do know that war in the world.
The second war is financial. Thanks to global networking is possible to move money around the earth at the speed of light. Many current hostile demonstrations, which seem enigmas, are prepared long beforehand. They result from attacks on other financial systems. The governments of large countries run entire armies of financial wars. They act anonymously. At any time can bring down another government or a company. They are in a position to manipulate, attack or respond. They are not seen, they are not heard, they are not known. Yet those real weapons of mass destruction in one night can plunge entire continents to misfortune.
The third war is called cyberwar. Internet, expected by computer buffs and the worshipers of Steve Jobs as a new paradise has become the antechamber of hell destruction. Hence also the authors and those handling remain hidden wires. Whole infrastructures can be paralyzed by professional hackers. To what extent these structures are dangerous and how far developed it is manifested in the fact that recently the United States and China have begun negotiations on a disarmament agreement, want to agree on the principle that the destruction of barriers, power , nuclear power plants and transportation facilities should be excluded. The negotiation of the great powers of their wish to avoid destruction demonstrates, are able to destroy. Those possibilities offered by intelligent war make the atomic bomb look like a club next to a hunt.
The fourth war that rages in the technological age is the propaganda war. In fact there is now the possibility of freedom and diversity unknown. However the economic crisis and the erosion of the business model many newspapers have pushed into the arms of "Spin doctors' communication and public relations machines. Today journalists have little time and that the often leads to be less competent professionally. They have to eat from the hand of those who are not interested in information, but to mislead. In most European countries public radio and television are supposed to inform the public of the failure of the rulers. But they are controlled by those same governments that finance them. That can not function.
Just drag media propaganda wars that must orchestrate the real wars and cyber-wars, whose resources are inexhaustible and where the absence of scruples is universal.
Wars never trigger for ethical reasons. And in the course of the wars all parties become guilty of crimes. Naturally there are degrees: the Holocaust, murder rationally planned and technically implemented on an industrial scale, of six million Jews in Europe, as well as murder, executed with the same icy precision, gypsies, homosexuals, the disabled and other minorities constitute a single event in the history of mankind. The memory of the crimes of the Nazis and their collaborators led diligent Europe, shouting War never again !, has enjoyed an unusually long period of peace and prosperity.
But the horsemen of the Apocalypse did not disappear. They just changed tactics. Today, half a century later, this golden age seems to have come to an end, all states are terrified by the technological-industrial revolution or effervescence. They use the new possibilities to test the situation and launch balloons or create new real facts. In recent years the world's realities have changed. Almost all countries have fundamental problems that require them to act. For many of them the current option is the flight forward, that is, war. New technologies allow states to divert attention from its internal problems with violence. They seek the solidarity of its citizens with new scapegoats.
The war in Syria has all these forms of modern warfare. It is totally safe being radicalized but the Russian plane shot by Turkey shows how quickly the situation can degenerate. This realistically, not only in Syria, global hostilities hit everywhere.
World indebtedness, demographic imbalance, the technological revolution and its potential applications, as well as growing income inequality stirred the era of globalization as Botafuegos. We may now find a new Thirty Years' War. If you continue to worsen coming generations will find only scorched earth, and after the Thirty Years' War in Europe [1618 to 1648, the Treaty of Westphalia].
This text is an updated extract of the new book by Michael Maier Das Ende der Behaglichkeit. Wie die modernen Kriege verändern Deutschland und Europa. The author analyzes the consequences of modern wars for Germany and Europe. The essence of these wars is anonymous, and no one knows who is friend and who is foe. Fear becomes the world's dominant feeling thereby creating ideal conditions for violence, repression and totalitarianism. There are islands for the lucky ones.
Michael Maier's Austrian writer and journalist.
Original article in German: Am Vorabend des Krieges: Die Reiter Apokalyptischen machen sich bereit, Wirtschafts, November 30, 2015.
Fountain: http://www.mondialisation.ca/a-la-veille-de-la-guerre-les-cavaliers-de-lapocalypse-se-preparent/5494712
Michael MaierDeutsche Wirtschafts Nachrichten
Translated from French to Rebellion by Caty R.
Traductor de Google para empresas:Google Translator ToolkitTraductor de sitios webGlobal Market Finder
Comentarios
Publicar un comentario
Los que envían los comentarios son responsables del contenido.