Los archivos WikiLeaks sobre América Latina Alexander Main y Dan Beeton Rebelión. The WikiLeaks files on Latin America Alexander Main and Dan Beeton rebellion

A principios del verano, el mundo vio a Grecia llevar a cabo una lucha heroica contra un desastroso dictado neoliberal. Luego vio al pueblo griego recibir un vapuleo público y doloroso, aplicado con sádico celo por las autoridades financieras de la eurozona.
Cuando el gobierno de izquierda griego decidió realizar un referéndum sobre el programa de austeridad impuesto por la eurozona y el FMI, el Banco Central Europeo tomó represalias restringiendo la liquidez de los bancos griegos. Esto desencadenó un cierre prolongado de bancos y sumergió a Grecia aún más en la recesión. Aunque los votantes griegos acabaron rechazando masivamente la austeridad, Alemania y el cártel de acreedores europeos lograron subvertir la democracia y conseguir exactamente lo que querían, por ahora: la sumisión completa a su agenda neoliberal.

En la última década y media, una lucha similar contra el neoliberalismo ha tenido lugar a lo largo y ancho de un continente entero y en su mayor parte fuera de la mirada pública. Aunque Washington buscó, en un inicio, anular todo disentimiento, a veces empleando tácticas más brutales que las usadas contra Grecia, en América Latina el movimiento de resistencia a la agenda neoliberal ha sido en gran parte exitoso. Es una historia épica que está saliendo a la luz progresivamente gracias a la exploración continua del enorme tesoro de los cables diplomáticos de Estados Unidos revelados por WikiLeaks.

El neoliberalismo se implantó firmemente en América Latina mucho antes de que Alemania y las autoridades de la eurozona empezaran a forzar el ajuste estructural de Grecia y otros países periféricos endeudados. A través de la coerción (por ejemplo, condiciones vinculadas con los préstamos del FMI) y del adoctrinamiento (por ejemplo, el respaldo de Estados Unidos a la formación de los “Chicago Boys” de la región), los Estados Unidos lograron difundir el evangelio de la austeridad fiscal, la desregulación, el llamado “libre comercio”, la privatización y la reducción draconiana del sector público por toda América Latina a mediados de los años ochenta. El resultado fue sorprendentemente similar al que hemos visto en Grecia: estancamiento del crecimiento (sin apenas incremento de la renta per cápita entre 1980 y 2000), una pobreza en aumento, la caída del nivel de vida de millones de personas y carta blanca para que empresas e inversores internacionales hagan dinero fácil.

A partir de los años ochenta, la región empezó a rebelarse y a levantarse contra las políticas neoliberales. Primero, la rebelión fue sobre todo espontánea y desorganizada –como en el caso del “Caracazo” en Venezuela, a principios de 1989–. Pero, más tarde, candidatos políticos anti-neoliberales empezaron a ganar elecciones y –para consternación del establishment de la política de exteriores estadounidense– un número creciente de ellos se mantuvo fiel a sus promesas electorales y empezó a implementar medidas contra la pobreza y políticas heterodoxas que reafirmaron el papel del Estado en la economía. Entre 1998 y 2008, candidatos de izquierda –opuestos, en grados diversos, al neoliberalismo y a la hegemonía de los Estados Unidos– ganaron elecciones presidenciales en Venezuela, Brasil, Argentina, Uruguay, Bolivia, Honduras, Ecuador, Nicaragua y Paraguay.

Buena parte de la historia de los esfuerzos de los gobiernos estadounidenses para contener y hacer retroceder esta corriente anti-neoliberal puede encontrarse en las decenas de miles de cables diplomáticos filtrados por WikiLeaks desde las misiones diplomáticas de Estados Unidos en la región, entre principios de los años 2000 y 2010. Los cables – que analizamos en el nuevo libro de Verso Books, "The WikiLeaks Files: The World According to U.S. Empire" – revelan la habitual mecánica de intervención política de Estados Unidos en América Latina (y convierten en farsa el mantra del Departamento de Estado según el cual “los Estados Unidos no interfieren en la política interna de otros países”). Se brinda apoyo material y estratégico a los grupos de la oposición de derecha, algunos de los cuales son violentos y anti-democráticos. Los cables también dibujan una imagen viva de la mentalidad ideológica de Guerra Fría de los altos emisarios de los Estados Unidos y muestran cómo éstos tratan de usar medidas coercitivas que recuerdan a la reciente llave estranguladora aplicada a la democracia griega.

Como era de esperar, a los principales medios de comunicación se les ha escapado o han ignorado esta crónica inquietante de la agresión imperial, prefiriendo centrarse, en cambio, en la visión de los diplomáticos estadounidenses sobre las acciones potencialmente embarazosas o ilícitas de funcionarios extranjeros. Los pocos expertos que han ofrecido un análisis más amplio de los cables argumentan que, en general, no hay una distancia significativa entre la retórica oficial de los Estados Unidos y la realidad descrita en los cables. En palabras de un analista de relaciones internacionales estadounidense, “uno no se hace una imagen de los Estados Unidos como ese poderoso titiritero que trata de manejar los hilos de varios gobiernos en todo el mundo para servir a sus intereses”.

¿Uno no se hace esta imagen? El lector podrá hacer su propio juicio.

“Esto no es un chantaje…”

A finales de 2005, Evo Morales obtuvo una arrolladora victoria en las elecciones presidenciales con un programa de reforma constitucional, de derechos indígenas y con la promesa de combatir la pobreza y el neoliberalismo. El 3 de enero, dos días después de su toma de posesión, Morales recibió una visita del embajador David L. Greenlee. El embajador fue directamente al grano: la asistencia multilateral a Bolivia supervisada por Estados Unidos dependería del buen comportamiento del gobierno de Morales. Podría haber sido una escena de El padrino:
El embajador] mostró la crucial importancia de las contribuciones de Estados Unidos a las financieras [sic] internacionales clave de las que dependía Bolivia, como el Banco Internacional de Desarrollo (BID), el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. “Cuando piense en el BID, debe pensar en los Estados Unidos”, dijo el embajador. “Esto no es un chantaje, es la simple realidad”. (…) “Espero que usted, como próximo presidente de Bolivia, comprenda la importancia de esto”, dijo, “porque una separación de los caminos no sería buena para la región, ni para Bolivia, ni para Estados Unidos”. [06LAPAZ6]
Sin embargo, Morales se mantuvo fiel a su agenda. En días siguientes, siguió adelante con los planes para re-regular los mercados de trabajo, re-nacionalizar la industria de los hidrocarburos y profundizar la cooperación con el archienemigo de Estados Unidos, Hugo Chávez. En respuesta, Greenlee sugirió un “menú de opciones” para tratar de forzar a Morales a inclinarse ante los deseos de su gobierno. Éstas incluían: el veto de préstamos multilaterales multimillonarios, la posposición de las medidas programadas de alivio de la deuda, la oposición a la financiación por parte de la Corporación Reto del Milenio (Millennium Challenge Corporation; que Bolivia no ha recibido aún, a pesar de ser uno de los países más pobres del hemisferio) y el final del “apoyo material” a las fuerzas de seguridad bolivianas [06LAPAZ93].

Desgraciadamente para el Departamento de Estado estadounidense, pronto se vio cómo estas amenazas iban a ser debidamente ignoradas. Morales ya había decidido reducir drásticamente la dependencia de Bolivia con las líneas de crédito multilaterales que requerían el examen del Tesoro estadounidense. Pocas semanas después de su investidura, Morales anunció que Bolivia dejaría de estar comprometida con el FMI y dejó que el acuerdo de préstamo con el Fondo expirase. Años después, Morales sugirió a Grecia y a otros países europeos endeudados que siguieran el ejemplo de Bolivia y que “se liberen económicamente del dictado del Fondo Monetario Internacional”.

Incapaz de forzar a Morales a cumplir sus órdenes, el Departamento de Estado pasó a centrarse en reforzar a la oposición boliviana. La región Media Luna, controlada por la oposición, empezó a recibir un creciente apoyo estadounidense. Un cable de abril de 2007 señala el “más amplio esfuerzo del USAID [Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional] para reforzar a los gobiernos regionales como contrapeso del gobierno central” [07LAPAZ1167]. Un informe del USAID de 2007 señalaba que su Oficina de Iniciativas de Transición (Office of Transition Initiatives, OTI) “ha[bía] aprobado 101 subvenciones por valor de 4.066.131 dólares para ayudar a los gobiernos departamentales a operar más estratégicamente”. La financiación también llegó a grupos indígenas locales que “se oponían a la visión de las comunidades indígenas de Evo Morales”. [08LAPAZ717]

Un año después, los departamentos de la Media Luna entraron en rebelión abierta contra el gobierno de Morales, primero realizando referendos sobre la autonomía, pese a haber sido declarados ilegales por el poder judicial; después, apoyando protestas violentas pro-autonomía que acabaron con la vida de 20 partidarios del gobierno. Muchos creyeron que se estaba desplegando una tentativa de golpe de Estado. La situación sólo se calmó bajo la presión de otros presidentes de Sudamérica, que emitieron una declaración conjunta de apoyo al gobierno constitucional del país.

Pero mientras Sudamérica se aliaba en apoyo a Evo, EEUU mantenía una comunicación regular con los líderes del movimiento violento, separatista y racista de oposición, incluso cuando éste hablaba abiertamente de “volar por los aires los conductos de gas” y de la “violencia como posibilidad para forzar al gobierno a… tomárselo en serio y dialogar”. [08LAPAZ1931]

En contra de su postura oficial durante los acontecimientos de agosto y septiembre de 2008, el Departamento de Estado de EEUU se planteó seriamente la posibilidad tanto de un golpe de Estado como del asesinato del presidente Evo Morales. Un cable revela los planes de la embajada de EEUU en La Paz para preparar este acontecimiento: “[El Comité de Acciones de Emergencia (Emergency Action Committee)] desarrollará, con [el Equipo de Evaluación Situacional Comando Sur (Southern Command Situational Assessment Team)], un plan de respuesta inmediata en caso de emergencia inesperada, por ejemplo un intento de golpe de Estado o la muerte del presidente Morales”, señalaba el cable. [08LAPAZ2083_a]

Los acontecimientos de 2008 fueron el mayor reto para la presidencia de Morales hasta entonces y cuando más cerca estuvo de ser derrocada. Los preparativos de la embajada de EEUU para una posible salida de Morales de la presidencia revelan que los EEUU, como mínimo, creían que la amenaza sobre Morales era muy real. El hecho de que no lo manifestara públicamente señala de qué parte estaba EEUU durante el conflicto y qué resultado probablemente prefería.

“Fomento de la democracia”

Algunos de los métodos de intervención empleados en Bolivia se reprodujeron en otros países con gobiernos o movimientos fuertes de izquierda. Por ejemplo, tras el retorno de los sandinistas de izquierda al poder en Nicaragua en 2007, la embajada de EEUU en Managua se puso en marcha para reforzar el apoyo al partido de la oposición de derecha Alianza Liberal Nicaragüense (ALN).

En febrero de 2007, la embajada se reunió con la directora de organización de la ALN y le explicó que los EEUU “no proporciona asistencia directa a los partidos políticos”, pero –para eludir esta restricción– le sugirió que la ALN se coordinara más estrechamente con ONG amigas que pudieran recibir financiación de EEUU. La líder de la ALN dijo que “remitiría una lista completa de las ONG que apoyan efectivamente el trabajo de la ALN” y la embajada lo arregló para que “se reuniera a continuación con los directores del IRI [International Republican Institute] y con el NDI [National Democratic Institute for International Affairs]”. El cable también señalaba que la embajada “promovería la capacitación de los recaudadores de fondos [de la ALN]”. [07MANAGUA493]

Cables como éstos deberían ser lectura obligada para los estudiantes de la diplomacia estadounidense y para todos aquellos interesados en comprender cómo funciona realmente el sistema de “fomento de la democracia” de EEUU. A través del USAID, el National Endowment for Democracy (NED), el NDI, el IRI y otras entidades para-gubernamentales, el gobierno de EEUU asiste extensamente a los movimientos políticos que apoyan sus objetivos políticos y económicos.

En marzo de 2007, el embajador de EEUU en Nicaragua pidió al Departamento de Estado “aproximadamente 65 millones de dólares, por encima de los niveles de partida anteriores, durante los próximos cuatro años –hasta las próximas elecciones presidenciales—” para financiar “el refuerzo de los partidos políticos”, de las ONG “democráticas” y “pequeñas y flexibles ayudas a corto plazo a grupos comprometidos con esfuerzos críticos para defender la democracia de Nicaragua, potenciar nuestros intereses y contrarrestar los de aquellos que claman contra nosotros”. [07MANAGUA583_a]

En Ecuador, la embajada de EEUU se opuso al economista de izquierda Rafael Correa mucho antes de su elección como presidente en 2006. Dos meses antes de aquellas elecciones, el asesor político de la embajada alertó a Washington de que Correa podría “unirse al grupo de líderes nacionalistas-populistas sudamericanos, Chávez-Morales-Kirchner” y señaló que la embajada había “advertido a nuestros contactos políticos, económicos y mediáticos de la amenaza que Correa representa para el futuro de Ecuador y había desaconsejado activamente alianzas políticas que pudiesen dar estabilidad al radicalismo percibido en Correa” [06QUITO2150_a]. Inmediatamente después de la elección de Correa, la embajada mandó un cable al Departamento de Estado con su plan de acción:
Sabemos que los esfuerzos del gobierno de EEUU no podrán ellos solos conformar la dirección del nuevo gobierno o Asamblea Nacional, pero esperamos maximizar nuestra influencia trabajando en concierto con otros ecuatorianos y grupos que comparten nuestra visión. Las propuestas de reforma de Correa y su actitud hacia la Asamblea y los partidos políticos tradicionales, en ausencia de control, podrían alargar el actual periodo de conflicto e inestabilidad política. [06QUITO2991]
Los peores miedos de la embajada se confirmaron. Correa anunció que cerraría la base aérea de EEUU en Manta, que incrementaría el gasto social y que promovería una asamblea constituyente. En abril de 2007, el 80 por ciento de los votantes ecuatorianos respaldó la propuesta de formar una asamblea constituyente y, en 2008, el 62 por ciento aprobó una nueva constitución que consagró un sinfín de principios progresistas, incluyendo la soberanía alimentaria, el derecho a la vivienda, a la asistencia sanitaria y al empleo, y el control ejecutivo sobre el banco central (un tema tabú en el manual neoliberal).

A principios de 2009, Correa anunció que Ecuador no pagaría parte de su deuda externa. La embajada estaba furiosa, por ésta y otras razones, como la decisión de Correa de alinear a Ecuador más estrechamente con el grupo de países de izquierda, perteneciente a la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA; que fue fundada por Venezuela y Cuba en 2004 como fuerza de oposición al Área de Libre Comercio de las Américas –ALCA– entonces impulsada por la administración Bush). Pero el embajador también era consciente de la escasa influencia que EEUU tenía sobre él:
Estamos transmitiendo el mensaje en privado de que las acciones de Correa tendrán consecuencias sobre su relación con la nueva administración Obama, al tiempo que evitamos comentarios públicos que serían contraproducentes. No recomendamos poner fin a ningún programa del gobierno de EEUU que sirva a nuestros intereses, ya que sólo contribuiría a debilitar el incentivo para que Correa vuelva a una línea más pragmática. [09QUITO15]
La quita parcial fue un éxito y ahorró al gobierno de Ecuador casi dos mil millones de dólares. En 2011, Correa recomendó el mismo remedio a los países europeos endeudados, particularmente a Grecia, aconsejándoles que no pagaran parte de sus deudas e “ignoraran” los consejos del FMI.

Contrarrestando la "amenaza" bolivariana

Durante la Guerra Fría, la supuesta amenaza de la Unión Soviética y la expansión comunista de Cuba sirvieron para justificar un sinnúmero de intervenciones con el objetivo de eliminar gobiernos liderados por la izquierda, y apuntalar regímenes militares de derecha. Del mismo modo, los cables de WikiLeaks muestran cómo, en la década iniciada en el 2000, el fantasma del "bolivarianismo" de Venezuela se ha utilizado para validar las intervenciones contra nuevos gobiernos de izquierda contrarios al neoliberalismo, como el de Bolivia, descrito como uno que ha "caído completamente en los brazos de Venezuela"; o Ecuador, visto como un "sucedáneo de Chávez".

Las relaciones de EEUU con el gobierno de izquierda de Hugo Chávez se agriaron desde el principio. Chávez, electo por primera vez presidente en 1998, rechazó enérgicamente las políticas económicas neoliberales, desarrolló una estrecha relación con el presidente cubano Fidel Castro, y criticó abiertamente la ofensiva del gobierno de Bush en Afganistán, seguida por el ataque del 11 de septiembre (EE.UU. retiró al embajador en Caracas después de que Chávez proclamara: "No podéis luchar contra el terrorismo con más terrorismo"). Más tarde, reforzó el control del gobierno sobre el sector petrolífero, aumentando las regalías pagadas por las empresas extranjeras, y utilizando los ingresos del petróleo para financiar programas de salud y educación públicas y de alimentación para los pobres.

En abril de 2002, el gobierno de EEUU apoyó públicamente el golpe militar de corta duración que depuso a Chávez del poder durante 48 horas. Documentos de la NED, obtenidos a través de la Ley de Libertad de Información, muestran que EE.UU. proporcionó financiación dirigida a la "promoción de la democracia" junto con entrenamiento a grupos que apoyaron el golpe de Estado y que posteriormente fueron involucrados en el intento de derrocar Chávez a través de una "huelga" del personal directivo que paralizó la industria petrolera entre finales del 2002 y principios de 2003, sumiendo al país en la recesión.

Los cables de WikiLeaks muestran que, después de estos intentos fallidos de derrocar al gobierno electo de Venezuela, EEUU continuó respaldando a la oposición venezolana a través de la NED y el USAID. En un cable de noviembre de 2006, el entonces embajador William Brownfield explicó la estrategia de USAID/OTI para socavar al gobierno de Chávez:
En agosto de 2004, el Embajador delineó la estrategia para el equipo en el país, que contenía 5 puntos para guiar las actividades de la embajada de Venezuela en el período [2004-2006] (...) La estrategia se enfocó en: 1) fortalecimiento de las instituciones democráticas, 2) penetrar la base política de Chávez, 3) dividir al chavismo, 4) proteger los negocios clave de EEUU, y 5) aislar a Chávez internacionalmente. [06CARACAS3356]
Los estrechos vínculos que existen entre la embajada de Estados Unidos y varios grupos de la oposición son evidentes en numerosos cables. Un cable de Brownfield vincula a la ONG Súmate — una ONG de oposición que jugó un papel central en las campañas de la oposición — con "nuestros intereses en Venezuela" [06CARACAS339]. Otros cables revelan que el Departamento de Estado ha hecho lobby para que Súmate logre apoyo internacional [05MADRID2557; 06CARACAS340] y alentó el apoyo financiero de EEUU [05CARACAS1805], apoyo legal [06CARACAS3547] y otro tipo de apoyo político para la organización, incluyendo el brindado a través de la NED.

En agosto de 2009, Venezuela fue sacudida por violentas protestas de la oposición (como ha ocurrido varias veces bajo Chávez y su sucesor, Nicolás Maduro). Un cable secreto del 27 de agosto cita a una contratista de USAID/OTI, Desarrollo de Alternativas, Inc. (Development Alternatives, Incorporated, DAI), refiriéndose a "todas" las personas que protestaron contra Chávez en su momento como "nuestros financiados":
[El empleado de DAI] Eduardo Fernández dijo que "las calles están calientes", en referencia a la creciente protesta contra los intentos de Chávez de consolidar el poder, y "toda esta gente (que organiza las protestas) son nuestros financiados". [09CARACAS1132_a]
Los cables también revelan que el Departamento de Estado de Estados Unidos proporcionó entrenamiento y apoyo a un líder estudiantil que reconoció haber liderado a una multitud, guiándola con la intención de "linchar" a un gobernador chavista: "Durante el golpe de Estado de abril de 2002, [Nixon] Moreno participó en las manifestaciones en el Estado de Mérida, liderando a una multitud que marchó en la capital del estado para linchar al gobernador Florencio Porras del partido MVR" [06CARACAS1627].

Pero pocos años después de esto, otro cable menciona: "Moreno participó en el Programa de Visitantes Internacionales [del Departamento de Estado] en 2004" [07CARACAS591].

Moreno sería buscado más tarde por intento de asesinato y por amenazar a una agente de policía, entre otros cargos.

También en consonancia con la estrategia de cinco puntos que delineó Brownfield, el Departamento de Estado priorizó los esfuerzos para aislar al gobierno de Venezuela a nivel internacional, y contrarrestar la percepción de su influencia en toda la región. Cables muestran cómo los jefes de las misiones diplomáticas de Estados Unidos en la región desarrollaron estrategias coordinadas para contrarrestar la "amenaza" regional de Venezuela.

Como WikiLeaks reveló por primera vez en diciembre de 2010, los jefes de las misiones de EEUU en seis países sudamericanos se reunieron en Brasil en mayo de 2007 para desarrollar una respuesta conjunta a los supuestos "planes agresivos ... para crear un movimiento bolivariano unificado en toda América Latina" del presidente Chávez. Dentro de las áreas de acción acordadas por los jefes de misión, se planeó "continuar fortaleciendo los vínculos con líderes militares en la región que comparten nuestra preocupación respecto a Chávez". [07ASUNCION396]. Una reunión similar de jefes de misiones de EEUU en América Central –enfocada en la "amenaza" de "actividades políticas populistas en la región"– tuvo lugar en la embajada de EEUU en El Salvador en marzo de 2006. [06SANSALVADOR963_a]

Los diplomáticos estadounidenses se esforzaron mucho por tratar de evitar que los gobiernos del Caribe y Centroamérica se unieran a PetroCaribe, un acuerdo energético regional venezolano que provee petróleo y sus derivados a los miembros del acuerdo, en condiciones extremadamente ventajosas. Cables filtrados muestran que, si bien los funcionarios estadounidenses reconocían en privado los claros beneficios económicos del acuerdo para los países miembros, estaban preocupados por el hecho de que PetroCaribe aumentara la influencia política de Venezuela en la región.

En Haití, la embajada trabajó en estrecha colaboración con grandes empresas petroleras para tratar de impedir que el gobierno de René Préval se uniera a PetroCaribe, a pesar de reconocer que "ahorraría 100 millones de dólares estadounidenses por año", como Dan Coughlin y Kim Ives informaron por primera vezen La Nación (The Nation). En abril de 2006, la embajadora Janet Sanderson escribió: "Post continuará presionando a[l presidente haitiano, René] Préval en contra de unirse a PetroCaribe. La embajadora se reunirá hoy con el asesor de Préval, Bob Manuel. En reuniones anteriores, él ya ha reconocido nuestras preocupaciones y es consciente de que un acuerdo con Chávez podrían causarles problemas con nosotros". [06PORTAUPRINCE692]


Hay que tener en cuenta que los cables de WikiLeaks no vislumbran las actividades más encubiertas llevadas a cabo por las agencias de inteligencia estadounidenses, y son probablemente sólo la punta del iceberg en cuanto a la interferencia de EEUU en la política de la región. Aun así, los cables proporcionan una amplia gama de evidencias de los persistentes y decididos esfuerzos de los diplomáticos estadounidenses para intervenir en contra de los gobiernos independientes de izquierda en América Latina, usando la presión financiera, así como el conjunto de instrumentos disponibles en la caja de herramientas de la "promoción de la democracia" – a veces, apoyando medios violentos e ilegales —.

La administración Obama ha dado algunos pasos positivos en la región –el restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Cuba no es un asunto menor– pero no hay ninguna indicación de que su política hacia Venezuela y hacia otros gobiernos de izquierda en América Latina haya cambiado fundamentalmente. Ciertamente, la hostilidad de la administración hacia el gobierno electo de Venezuela es implacable. En junio de 2014, el vicepresidente estadounidense, Joe Biden, puso en marcha la Iniciativa de Seguridad Energética del Caribe, considerada un "antídoto" a PetroCaribe. En marzo de 2015, Obama declaró a Venezuela como una "amenaza extraordinaria a la seguridad" y anunció sanciones contra funcionarios venezolanos, una medida criticada unánimemente por otros países de la región.

Pero a pesar de la incesante agresión de Estados Unidos, la izquierda ha prevalecido en gran parte de América Latina. Con la excepción de Honduras y Paraguay, donde los golpes de derecha derrocaron a los líderes electos, casi todos los grupos de izquierda que llegaron al poder en los últimos 15 años se mantienen hoy en el cargo. En gran parte como resultado de estos gobiernos, en el período 2002-2013 la tasa de pobreza de la región bajó del 44 al 28 por ciento, después de que en las dos décadas anteriores hubiera empeorado. Estos éxitos, y la voluntad de los líderes de izquierda asumir riesgos que le permitan liberarse del dictado neoliberal, deben ser una inspiración hoy para la nueva izquierda europea anti-austeridad.

Ciertamente, algunos de los gobiernos están experimentando dificultades importantes actualmente, en parte debido a la recesión económica regional que ha afectado a los gobiernos de derecha y de izquierda por igual. Visto a través del prisma de los cables, existen buenas razones para cuestionar que todas estas dificultades tengan un origen interno. Por ejemplo, en Ecuador –donde el presidente Correa está bajo el ataque de la derecha y de algunos sectores de la izquierda– las protestas contra las nuevas propuestas fiscales progresistas del gobierno involucran a los mismos empresarios alineados con la oposición, los mismos que los diplomáticos estadounidenses consideran estratégicos en los cables. En Venezuela, donde un sistema disfuncional de control de divisas ha generado una inflación elevada, violentas protestas estudiantiles de derecha han desestabilizado seriamente al país. Las probabilidades de que algunos de estos manifestantes hayan sido beneficiarios del USAID o de la NED son sumamente elevadas.

Aún hay mucho más que podemos aprender de los cables de WikiLeaks. En las secciones de "América Latina y el Caribe" de "Los Archivos de WikiLeaks" ("The WikiLeaks Files"), estudiamos minuciosamente cientos de cables de WikiLeaks, y fuimos capaces de identificar patrones definidos de intervención de Estados Unidos, que describimos con mayor detalle en el libro (algunos de ellos anteriormente reportados por otras personas). Otros autores del libro hicieron lo mismo para otras regiones del mundo. Pero hay más de 250.000 cables (casi 35.000 sólo de América Latina) y sin duda hay muchos más aspectos importantes de la actuación de la diplomacia estadounidense que están esperando a ser descubiertos.

Lamentablemente, después del entusiasmo inicial, cuando los cables fueron revelados por primera vez, pocos periodistas y académicos han mostrado mucho interés en ellos. (Véase la introducción de Julian Assange sobre cómo esto perjudica los esfuerzos de académicos y medios de comunicación por entender las relaciones exteriores de EEUU). En los últimos cinco años, sólo un pequeño número de citas de cables de WikiLeaks han aparecido en revistas académicas. Es el momento de invertir la tendencia actual. Los cables ofrecen el más ambicioso y detallado testimonio deacceso público sobre cómo el estado imperial estadounidense ve al mundo y cómo responde ante lo que percibe como amenazas a sus intereses. Ningún análisis de la política exterior de EEUU en el siglo XXI podrá considerarse completo sin ellos.

Alexander Main es miembro asociado senior de la sección de Política Internacional del Center for Economic and Policy Research en Washington, DC.

Dan Beeton es director de comunicaciones de la sección internacional del Center for Economic and Policy Research en Washington, D.C.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de los autores mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.


 In early summer, the world saw Greece to conduct a heroic struggle against a disastrous neoliberal dictation. Then he saw the Greek people receive a public and painful thrashing, sadistic zeal applied by financial authorities in the eurozone.
When the Greek left government decided to hold a referendum on the austerity program imposed by the eurozone and the IMF, the European Central Bank retaliated by restricting the liquidity of Greek banks. This triggered a prolonged closure of banks and plunged Greece deeper into recession. Although Greek voters ended up rejecting the austerity massively, Germany and the European creditors cartel managed to subvert democracy and get exactly what they wanted, for now: the complete submission to their neoliberal agenda.
In the last decade and a half, a similar struggle against neoliberalism has taken place throughout an entire continent and mostly out of the public eye. While Washington looked, at first, to annul all dissent, sometimes employing the most brutal tactics used against Greece, in Latin America the movement of resistance to neoliberal agenda has been largely successful. It is an epic story that is gradually coming to light thanks to the continued exploration of the vast treasure of US diplomatic cables released by WikiLeaks.
Neoliberalism is firmly implanted in Latin America long before Germany and eurozone authorities began to force structural adjustment in Greece and other indebted peripheral countries. Through coercion (eg conditions attached to IMF loans) and indoctrination (for example, US support to the formation of the "Chicago Boys" in the region), the United States managed to spread the gospel fiscal austerity, deregulation, the so-called "free trade" draconian privatization and downsizing the public sector throughout Latin America in the mid-eighties. The result was strikingly similar to that we saw in Greece: stagnant growth (with little increase in per capita income between 1980 and 2000), increasing poverty, falling living standards of millions of people and carte blanche to companies and international investors to make easy money.
From the eighties, the region began to rebel and rise up against neoliberal policies. First, the revolt was spontaneous and disorganized especially as in the case of the "Caracazo" in Venezuela in early 1989. But later, anti-neoliberal political candidates began to win elections and dismay-for establishment of foreign policy estadounidense- a growing number of them remained true to its election promises and began implementing anti-poverty measures and heterodox policies They are reaffirming the role of the state in the economy. Between 1998 and 2008, -opuestos candidates left, to varying degrees, to neoliberalism and the hegemony of the United States won presidential elections in Venezuela, Brazil, Argentina, Uruguay, Bolivia, Honduras, Ecuador, Nicaragua and Paraguay.
Much of the history of US government efforts to halt and reverse this anti-neoliberal current can be in the tens of thousands of diplomatic cables leaked by WikiLeaks from US diplomatic missions in the region, including early 2000 and 2010. The cables - analyzed in the new book by Verso Books, "The WikiLeaks Files: The World According to US Empire" - reveal the usual mechanics of political intervention of the US in Latin America (and become farce State Department mantra according to which "the United States would not interfere in the internal politics of other countries"). Equipment and strategic support to opposition groups right is provided, some of which are violent and anti-democratic. The cables also paint a picture of ideological Cold War mentality of senior envoys from the United States and show how they try to use coercive measures that recall the recent stranglehold applied to Greek democracy.
As expected, the mainstream media has escaped them or have ignored this disturbing chronicle of imperial aggression, preferring to focus instead on the vision of US diplomats about potentially embarrassing or illegal actions of foreign officials. The few experts have offered a broader analysis of the cables argue that, in general, there is a significant gap between official US rhetoric and the reality described in the cables. As one US analyst of international relations, "you a picture of the United States does not as such a powerful puppeteer who is pulling the strings of various governments around the world to serve their interests."
Does one not this done? The reader can make your own judgment.
"This is not blackmail ..."
In late 2005, Evo Morales won a landslide victory in the presidential elections with a program of constitutional reform, indigenous rights and promised to fight poverty and neoliberalism. On January 3, two days after his inauguration, Morales received a visit from Ambassador David L. Greenlee. The ambassador was right to the point: the multilateral assistance to Bolivia supervised by the United States depend on the good behavior of the Morales government. It could have been a scene from The Godfather:

    
The ambassador] showed the crucial importance of the US contribution to the key of which depended Bolivia, such as the International Development Bank (IDB), the World Bank and International Monetary Fund financial [sic] international. "When you think of the IDB, should think about the United States," said the ambassador. "This is not blackmail, is the simple reality." (...) "I hope that you, as the next president of Bolivia, understand the importance of this," he said, "because a parting of the ways would be good for the region or for Bolivia or for America." [06LAPAZ6]
However, Morales remained true to its agenda. In following days, he went ahead with plans to re-regulate the labor market, re-nationalize the hydrocarbon industry and deepen cooperation with the US nemesis, Hugo Chavez. In response, Greenlee suggested a "menu of options" to try to force Morales to bow to the wishes of his government. These included: the veto of billionaires multilateral loans, the postponement of the planned measures for debt relief, opposition to the funding from the MCC (Millennium Challenge Corporation, which Bolivia has not yet received, despite being one of the poorest countries in the hemisphere) and the end of "material support" to the Bolivian security forces [06LAPAZ93].
Unfortunately for the US State Department, it soon became clear how these threats would be duly ignored. Morales had decided to drastically reduce dependence on Bolivia with multilateral credit lines requiring consideration of the US Treasury. Within weeks of his inauguration, Morales announced that Bolivia would no longer be committed to the IMF and let the loan agreement with the IMF expired. Years later, Morales suggested to Greece and other indebted European countries to follow the example of Bolivia and that "economically dictation release of the International Monetary Fund."
Unable to force Morales to do his bidding, the State Department shifted to strengthen the Bolivian opposition. Crescent region, controlled by the opposition, began to receive an increasing American support. A cable April 2007 marks the "broader effort of USAID [United States Agency for International Development] to reinforce the regional governments and the central government counter" [07LAPAZ1167]. A 2007 USAID report noted that its Office of Transition Initiatives (Office of Transition Initiatives, OTI) "[had] approved 101 grants totaling $ 4,066,131 to help departmental governments operate more strategically." Funding also came from local indigenous groups "opposed to the vision of the indigenous communities of Evo Morales." [08LAPAZ717]
A year later, the departments Crescent came into open rebellion against the government of Morales, first making referendums on autonomy, despite having been declared illegal by the judiciary; after supporting pro-autonomy violent protests that took the lives of 20 government supporters. Many believed that it was deploying a coup attempt. The situation calmed down only under pressure from other South American presidents, who issued a joint statement of support for the constitutional government of the country.
But while South America was allied in support of Evo, the US maintained regular communication with the leaders of violent, separatist and racist opposition movement, even when he spoke openly of "blow the gas pipes" and "violence possibility to force the government to take it seriously ... and dialogue. " [08LAPAZ1931]
Against his official position during the events of August and September 2008, the US State Department seriously considered the possibility of both a coup and the assassination of President Evo Morales. A cable reveals plans of the US Embassy in La Paz to prepare for this event: "[The Emergency Action Committee (Emergency Action Committee)] develop, with [Situational Assessment Team SOUTHCOM (Southern Command Situational Assessment Team) ] immediate response plan in case of unexpected emergency, such as a coup attempt or the death of President Morales, "noted the cable. [08LAPAZ2083_a]
The events of 2008 were the biggest challenge for the presidency of Morales until then and when he was closer to being overthrown. Preparations for the US embassy for a way out of Morales's presidency reveal that the US, at least, believed that the threat was very real Morales. The fact that states do not manifest publicly what part was US during the conflict and result probably preferred.
"Promotion of Democracy"
Some intervention methods used in Bolivia were reproduced in other countries with strong governments or leftist movements. For example, after the return of the Sandinistas left power in Nicaragua in 2007, the US Embassy in Managua was launched to strengthen support for the opposition party of right Nicaraguan Liberal Alliance (ALN).
In February 2007, the embassy met with the director of organization of the ALN and explained that the US "does not provide direct assistance to political parties" but -to avoid this restricción- he suggested that the ALN be coordinated more closely NGOs with friends who could receive US funding. The leader of the ALN said "would send a complete list of NGOs that effectively support the work of the ALN" and the embassy arranged for you "is met then with the directors of IRI [International Republican Institute] and the NDI [National Democratic Institute for International Affairs]. " The cable also noted that the embassy "promote the training of fundraisers [ALN]". [07MANAGUA493]
Cables as they should be required reading for students of American diplomacy and for all those interested in understanding how the system of "promoting democracy" US really works. Through USAID, the National Endowment for Democracy (NED), NDI, IRI and others to-government, the US government widely attends to political movements that support their political and economic objectives.
In March 2007, the US ambassador to Nicaragua requested the Department of State "about 65 million, above previous levels starting over the next four years until the next elections presidenciales-" to finance "strengthening of political parties ", NGO" democratic "and" small and flexible short-term aid to groups committed to critical efforts to defend democracy in Nicaragua, promote our interests and to counter those who claim against us. " [07MANAGUA583_a]
In Ecuador, the US embassy leftist economist Rafael Correa opposed long before his election as president in 2006. Two months before that election, the political adviser of the Embassy alerted Washington that Correa could "join the group South American leaders nationalist-populist Chavez-Morales-Kirchner "and he noted that the embassy had" warned our political, economic and media contacts Correa represents threat for the future of Ecuador and had actively discouraged political alliances that could bring stability to Correa perceived radicalism "[06QUITO2150_a]. Immediately after the election of Correa, the embassy sent a cable to the State Department with its action plan:

    
We know that the efforts of the US government may not themselves shape the direction of the new government or National Assembly, but hope to maximize our influence by working in concert with other Ecuadorian and groups who share our vision. The reform proposals of Correa and his attitude towards the Assembly and the traditional political parties, in the absence of control, may extend the current period of conflict and political instability. [06QUITO2991]
The embassy worst fears were confirmed. Correa announced it would close the US air base at Manta, would increase social spending and promote a constituent assembly. In April 2007, 80 percent of Ecuadorean voters supported the proposal to form a constituent assembly and, in 2008, 62 percent approved a new constitution that established a host of progressive principles, including food sovereignty, the right to housing, healthcare and employment, and executive control over the central bank (taboo in neoliberal manual).
In early 2009, Correa announced that Ecuador would not pay part of its debt. The embassy was furious, for this and other reasons, such as Correa's decision to align Ecuador more closely with the group of countries left, belonging to the Bolivarian Alliance for the Peoples of Our America (ALBA, which was founded by Venezuela and Cuba in 2004 as an opposition force to the Free Trade Area of ​​the Americas-FTAA then driven by the Bush administration). But the ambassador was also aware that the US had little influence on him:

    
We are sending the message privately that Correa's actions will have consequences on their relationship with the new Obama administration, while avoiding public comment that would be counterproductive. We do not recommend putting an end to any US government program that serves our interests because it would only contribute to weaken the incentive for Correa to return to a more pragmatic line. [09QUITO15]
The part removed was a success and saved the government of Ecuador nearly two billion dollars. In 2011, Correa recommended the same remedy indebted European countries, particularly Greece, advising them not to pay part of their debts and "ignore" the IMF's advice.
Countering the "threat" Bolivarian
During the Cold War, the perceived threat of the Soviet Union and Communist expansion of Cuba served to justify countless interventions with the goal of eliminating governments led by the left and right shore up military regimes. Similarly, the WikiLeaks cables show how, in the decade that began in 2000, the ghost of the "Bolivarian revolution" in Venezuela has been used to validate new interventions against leftist governments opposed to neoliberalism, such as Bolivia, described as one that has "completely fallen into the arms of Venezuela"; or Ecuador, seen as a "surrogate for Chavez."
US relations with the leftist government of Hugo Chavez soured from the start. Chavez, first elected president in 1998, strongly rejected the neoliberal economic policies, he developed a close relationship with Cuban President Fidel Castro, and openly criticized the government offensive of Bush in Afghanistan, followed by the attack of September 11th (EE . .S moved Ambassador in Caracas after Chavez proclaimed: "You can not fight terrorism with more terrorism"). Later, he strengthened government control over the oil sector, increasing royalties paid by foreign companies, and using oil revenues to finance health programs and public education and food for the poor.
In April 2002, the US government publicly supported the short-lived military coup that ousted Chavez from power for 48 hours. NED documents obtained through the Freedom of Information Act show that US provided funding aimed at "promoting democracy" along with training to groups that supported the coup and who were later involved in the attempt to overthrow Chavez through a "strike" of managers that paralyzed the oil industry in late 2002 and early 2003, plunging the country into recession.
WikiLeaks cables show that, after these failed attempts to overthrow the elected government of Venezuela, the United States continued to support the Venezuelan opposition through NED and USAID. In a November 2006 cable, then-Ambassador William Brownfield said the strategy USAID / OTI to undermine the Chavez government:

    
In August 2004, the Ambassador outlined the strategy for the team in the country, containing 5 points to guide the activities of the Embassy of Venezuela in the period [2004-2006] (...) The strategy is focused on: 1 ) strengthening of democratic institutions, 2) penetrate Chavez's political base, 3) dividing to Chavez, 4) protect key US businesses, and 5) internationally isolate Chavez. [06CARACAS3356]
The close ties between the US embassy and several opposition groups are evident in numerous cables. Brownfield cable linking the NGO Súmate - an NGO opposition played a central role in the campaigns of the opposition - with "our interests in Venezuela" [06CARACAS339]. Other cables show that the State Department has lobbied for international support to achieve Sumate [05MADRID2557; 06CARACAS340] and he encouraged the US financial support [05CARACAS1805], legal support [06CARACAS3547] and other political support for the organization, including the support provided through the NED.
In August 2009, Venezuela was rocked by violent protests of the opposition (as has happened several times under Chavez and his successor Nicolas Maduro). A secret cable from August 27 quotes a contractor USAID / OTI, Development Alternatives, Inc. (Development Alternatives, Incorporated, DAI), referring to "all" the people who protested against Chavez at the time as "our funded" :

    
[The employee of DAI] Eduardo Fernandez said that "the streets are hot," referring to the growing protest against Chavez's attempts to consolidate power, and "all these people (which organizes the protests) are our funded". [09CARACAS1132_a]
The cables also reveal that the State Department of the United States provided training and support to student leader who acknowledged having led a crowd, guiding with the intention of "lynching" to a chavista governor: "During the coup of April 2002 [Nixon] Moreno participated in the demonstrations in the State of Mérida, leading a crowd that marched on the state capitol to lynch the governor Florencio Porras MVR party "[06CARACAS1627].
But a few years after that, another cable states: "Moreno participated in the International Visitor Program [State Department] in 2004" [07CARACAS591].
Moreno would be sought later for attempted murder and for threatening a police officer, among other charges.
Also in line with the strategy outlined five points Brownfield, the State Department has prioritized efforts to isolate the government of Venezuela internationally, and to counter the perception of its influence throughout the region. Cables show how the heads of diplomatic missions of the United States in the region to counter developed coordinated regional "threat" of Venezuela strategies.
As WikiLeaks revealed for the first time in December 2010, the Heads of Mission of the US in six South American countries met in Brazil in May 2007 to develop a joint response to the alleged "aggressive plans ... to create a unified Bolivarian movement throughout Latin America, "President Chavez. Within the areas of action agreed by the heads of mission, he planned "to continue to strengthen links with military leaders in the region who share our concern about Chavez." [07ASUNCION396]. A similar meeting of heads of missions of the US in Central America-focused on the "threat" of "populist political activities in the region" - was held at the US Embassy in El Salvador in March 2006. [06SANSALVADOR963_a]
US diplomats worked hard to try to prevent governments from the Caribbean and Central America to join PetroCaribe, a Venezuelan regional energy agreement that provides oil and oil products to the members of the agreement under extremely favorable terms. Leaked cables show that while US officials privately acknowledge the clear economic benefits of the agreement for the member countries were concerned about the fact that PetroCaribe increase Venezuela's political influence in the region.
In Haiti, the embassy worked closely with major oil companies to try to prevent the government of Rene Preval join PetroCaribe, despite acknowledging that "would save $ 100 million a year," as Kim Ives and Dan Coughlin vezen first they reported by The Nation (The Nation). In April 2006, Ambassador Janet Sanderson wrote:.. "Post will continue to press [l Haitian President Rene] Preval against joining PetroCaribe The ambassador will meet with Preval adviser, Bob Manuel In previous meetings, he It has already acknowledged our concerns and is aware that a deal with Chavez would cause problems with us. " [06PORTAUPRINCE692]

Keep in mind that the WikiLeaks cables do not perceive the most covert activities carried out by US intelligence agencies, and are probably just the tip of the iceberg in terms of US interference in the politics of the region. Still, the cables provide a wide range of evidence of persistent and determined efforts by US diplomats to intervene against the independent leftist governments in Latin America, using financial pressure and the set of tools available in the box tools of "promoting democracy" - sometimes violent and illegal means to support -.
The Obama administration has taken some positive steps in the region-the restoration of diplomatic relations with Cuba is not a matter Menor- but there is no indication that his policy toward Venezuela and to other leftist governments in Latin America has changed fundamentally. Indeed, the administration's hostility towards the elected government of Venezuela is relentless. In June 2014, US Vice President Joe Biden, launched the Energy Security Initiative Caribbean, considered an "antidote" to PetroCaribe. In March 2015, Obama declared Venezuela as an "extraordinary threat to security" and announced sanctions against Venezuelan officials, a move criticized unanimously by other countries in the region.
But despite the relentless aggression by the United States, the left has prevailed in much of Latin America. With the exception of Honduras and Paraguay, where forehands overthrew the elected leaders, almost all leftist groups that came to power in the last 15 years remain in office today. Largely as a result of these governments, in the period 2002-2013 the poverty rate in the region fell from 44 to 28 percent, after the previous two decades had worsened. These successes, and the will of the leftist leaders take risks that allow them to free themselves from the neoliberal dictation, today should be an inspiration for the new European anti-austerity left.
Indeed, some governments are currently experiencing major difficulties, partly due to the regional economic downturn that has affected the governments of right and left alike. Viewed through the prism of the cables, there are good reasons to question that all these difficulties have an internal origin. For example, in Ecuador, where President Correa is under attack from the right and some sectors of the left-liberal protests against new tax proposals involving government entrepreneurs themselves aligned with the opposition, the same diplomats Americans considered strategic in the cables. In Venezuela, where a dysfunctional system of currency control has generated high inflation, violent right-wing student protests have seriously destabilized the country. The likelihood that some of these protesters have been beneficiaries of USAID or NED are extremely high.
There is still much we can learn from WikiLeaks cables. In the sections "Latin America and the Caribbean" of "Archives of WikiLeaks" ("The WikiLeaks Files"), thoroughly studied hundreds of WikiLeaks cables, and were able to identify patterns defined by US intervention, we describe with greater detail in the book (some previously reported by others). Other authors of the book did the same for other regions. But there are more than 250,000 cables (almost 35,000 only in Latin America) and there are certainly many more important aspects of the performance of US diplomacy that are waiting to be discovered.
Unfortunately, after the initial enthusiasm, when the cables were revealed for the first time, few journalists and academics have shown much interest in them. (See introduction of Julian Assange on how this hurts the efforts of academics and the media to understand US foreign relations). In the last five years, only a small number of WikiLeaks cables quotes have appeared in academic journals. It is time to reverse the current trend. The cables offer the most ambitious and detailed accesspoint public testimony on how the US imperial state sees the world and how you respond to what it perceives as threats to their interests. No discussion of US foreign policy in the twenty-first century can be complete without them.

Alexander is a senior associate Main section of the Center for International Policy Economic and Policy Research in Washington, DC member.
Dan Beeton is communications director of the international section of the Center for Economic and Policy Research in Washington, DC
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