Entrevista a Fernando Buen Abad, filósofo mexicano “En América Latina hay bases militares y bases mediáticas” Héctor Bernardo.
Fernando Buen Abad es doctor en filosofía, semiólogo, escritor, 
especialista en medios de Comunicación. Ha sido fuente de consulta de 
varios presidentes, entre ellos Hugo Chávez y Manuel Zelaya. En una 
extensa charla -que formará parte de un libro sobre pensadores de 
Nuestra América-, el intelectual de origen mexicano, analiza el rol del 
los medios, afirma que la comunicación es un problema de seguridad 
regional y asegura que “los medios de comunicación, son realmente armas 
de guerra ideológicas”.
-¿Por qué afirma que en la actualidad la comunicación es un problema de seguridad regional?
-En
 lo que va del siglo XXI, tenemos ya cinco golpes de Estado en América 
Latina donde el ariete han sido las estructuras monopólicas mediáticas. 
Eso es una alerta a la que estamos llegando tarde.
-¿Cuál ha sido el rol de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) en estos hechos?
-En
 el caso de la SIP, trato de no exagerar su papel, a pesar de que se 
trata de una alianza de empresarios de medios. El problema no es que los
 empresarios se organicen, el problema es que tienen una impronta y una 
currícula como la de una antología del terror. Cada uno de ellos es un 
compendio de horrores espantosos, no solamente en lo individual, sino 
por los medios a los que representan y por los proyectos que tienen en 
mente. No obstante, creo que siguen siendo una instancia bastante menor 
respecto del otro problema que es el megaproyecto global de dominación 
mediática, que si es un proyecto imperial. En ese contexto, la SIP es 
apenas un peón que hace cosas horrorosas, pero que conforman sólo una 
parte de ese megaproyecto.
Digo eso para que ubiquemos el tamaño 
de lo que representa la SIP, pero en su escala quienes la integran son 
autores de prevenciones enormes. Ellos han sido el ariete del proyecto 
que hemos denominado como El Plan Cóndor Comunicacional.
-¿Qué implicaría El Plan Cóndor Comunicacional?
-En
 los años recientes hubo una “metástasis” de las bases militares en 
América Latina, sobre ellos han hecho análisis muy precisos Atilio Boron
 y Ana Esther Ceceña, detallando el mapa de las bases militares en la 
región. Estados Unidos, que siempre pensó que México era parte de su 
anillo de seguridad, ahora quiere que lo sea todo el continente que, 
además, es un territorio de seguridad con 500 millones de personas 
cautivas para ampliar su proyecto de mercado.
Una forma de 
controlar todo tipo de resistencia es mediante las capacidades de 
desembarco acelerado de fuerzas militares en la región. La formula ya la
 vimos en Irak, ya la vimos en Libia, en Siria, en Ucrania. El ariete, 
la punta de lanza de esto, son los medios. Se trata de empezar a acusar 
de dictadores a todos los que están ahí, convencer al mundo de que 
“alguien tiene que hacer algo”, y el día que eso pase todo, el mundo 
aplaudirá y dirá: “Por fin ya quitaron a ese dictador”. Esa formula ya 
la vimos. Esa formula es la que está apuntándole a Nicolás Maduro y que 
le apuntó a Hugo Chávez. Es la formula que le apunta a Evo Morales, a 
Daniel Ortega, a Rafael Correa, a Raúl Castro, a Dilma Rousseff y a 
Cristina Fernández. Está claro quienes son los enemigos para ellos en 
este escenario.
-¿Qué rol les corresponde en ese contexto a los medios de comunicación?
-Los
 medios de comunicación, son realmente armas de guerra ideológicas y han
 ido reposicionándose en el continente. En América Latina hay bases 
militares y bases mediáticas. Las bases mediáticas tienen varias 
ventajas sobre las otras. Tiene mayor capacidad de articulación, de 
manera más rápida y ubicua. Hacen estallar un comentario difamador en 
Venezuela, esa misma mañana en una radio de un barrio de Buenos Aires la
 repiten, haciendo operar de esa manera la agenda en el territorio, al 
mismo tiempo que el Grupo Prisa de España reproduce la misma nota en 
Madrid, la CNN la reproduce en Estados Unidos, en México la replica 
Televisa y Clarín hace lo suyo en Argentina. Es decir, hay velocidad y 
sincronicidad, eso es básicamente estrategia militar. Hay una lucha 
territorial al mismo tiempo que hay una lucha semántica. A eso es a lo 
que denomino el Plan Cóndor Comunicacional. Porque ahora las fuerzas de 
represión comunicacional tienen una capacidad de virulencia y 
coordinación muy rápida.
Acabo de ir a una ciudad que se llama 
Azul, y mientras desayunaba en el hotel, la señora que atendía me 
comentaba que estaba muy preocupada porque ella veía que “los rusos se 
han vuelto el demonio” y que “Putin es un Satanás que amenaza a todo el 
mundo”. Esa señora, que atendía ese humilde hotel, ya tenía la carga 
ideológica en sincronía con lo que se está diciendo en gran parte del 
planeta. Ese es Plan Cóndor Comunicacional, que ya ha hecho la tarea de 
posicionarse en el terreno del imaginario colectivo.
-¿Cómo estructura?
-Estoy
 seguro que si tuviéramos dinero e instituciones fuertes para hacer 
estas tareas de investigación identificaríamos estructuras semánticas y 
sintácticas idénticas. Una que he trabajado es la siguiente, cuando ganó
 las elecciones en México Peña Nieto dijo: “Hemos sembrado una semilla, 
de la que crecerá un árbol, de la que tendremos los frutos”. Esa es la 
misma frase que dijo en Venezuela Henrique Capriles, cuando perdió las 
elecciones frente a Hugo Chávez, y también en Argentina, en Tigre, 
Sergio Massa, dijo exactamente la misma frase en uno de sus discursos: 
“Estamos sembrado una semilla, de la que crecerá un árbol, de la que 
tendremos los frutos”.
Si tuviéramos la posibilidad de hacer una 
“tomografía computada” del discurso que está corriendo en América Latina
 en estas bases mediáticas continentales, veríamos que hay matrices que 
tienen una orientación y que pasan por el Grupo Random de Colombia, por 
CNN en Estados Unidos y que viene del Grupo Prisa, donde están los 
laboratorios de guerra ideológica y psicológica más poderosos del mundo.
 
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