Brasil, la derecha y el riesgo golpista
Alai
 *Dilma Rousseff, amenazada por la derecha de su país 
 *La intentona va contra la unidad de AL y los BRICS 
 *Contrainteligencia para la estrategia antigolpista 
 Cuando el río suena es porque agua lleva, dicta el refrán. Y en Río de Janeiro las aguas
 no son muy apacibles que digamos. Las preocupaciones por el futuro 
inmediato de Brasil están a la orden del día. No son pocos los 
analistas, especialistas y colegas también que están desesperados por lo
 que pudiera ocurrir, por el run run de una posible intentona 
golpista que el mundo conoce como la estrategia de “golpe suave”. Los 
enemigos, como es de esperarse, son internos y externos; la derecha 
brasileña en asociación con aliados orquestadores marcadamente 
estadounidenses. 
 Se trataría entonces del riesgo de un posible “golpe de Estado” en marcha silenciosa
 contra la presidenta Dilma Rousseff. Una presidenta que, originaria del
 Partido de los Trabajadores y sucesora de Luis Inacio Lula da Silva, 
fué reelecta para su segundo periodo en el cargo, cual expresión de la 
voluntad popular y de las fuerzas políticas aliadas al partido en el 
poder para la gobernabilidad. Aún y cuando los problemas de 
corrupción hayan rondado el Palácio do Planalto (Palacio de los 
Despachos) y perseguido al gobierno de Rousseff, derivados de los 
negocios turbios en Petrobras, los porcentajes de comisión desde el 
mismo gobierno y con los contratistas de obra ligera y pesada. 
 
Es verdad que a Dilma se le complicaron las cosas durante el pasado 
mundial (por cierto, honores a Pelé), la Copa Mundial de Futbol 2014, 
desarrollada entre junio y julio, hace un año. Las millonarias 
inversiones para la construcción de la infraestructura requerida y 
exigida por la FIFA (ese nido de buitres recién destripado por sus 
corruptelas; y sin embargo Joseph Blatter no se va), fueron abiertamente
 cuestionadas durante las multitudinarias movilizaciones populares la 
víspera del evento mediático y enajenante mundial (¡que no se ofendan 
los amigos!). Todo vuelto en cara a la presidenta, por los déficit en 
materia de educación, salud, empleo, y contra el alza en el boleto del 
transporte y “porque Brasil no es solo eso (futbol)”, decían los 
manifestantes. En tanto Dilma proclamó: son “expresiones de la 
democracia”. Problemas propios, al fin. Y de solución interna. De nadie 
más. 
 El asunto es que en América Latina Brasil es una pieza 
clave de la geopolítica regional. Y EUA arremete contra todo lo que 
presume moverse en contra de sus intereses. Brasil es el brazo 
latino de los BRICS, esa fuerza económica y política que tiene a China y
 Rusia como ejes de la multipolaridad global. Pero visto desde adentro, 
puede parecer un eslabón débil por muchos de los problemas 
internos que el PT no ha sabido, no ha querido o no ha podido resolver —
 tampoco tienen soluciones inmediatas —, cuando el déficit del 
desarrollo capitalista tiene décadas de atraso. 
 El caso es que,
 lento si se quiere y con problemas graves como el señalado en la 
petrolera de naturaleza semipública, con participación privada, 
cualidades propias como ser la cuarta en el ranking mundial y 
única por tener la planta de producción más profunda también a nivel 
mundial, pero el modelo brasileño de desarrollo es el que los mismos 
brasileños han elegido bajo la tutela del PT, el partido de un Lula que 
quiere el retorno hacia el poder. 
 Los desplazados, los del 
Partido de la Social Democracia de Brasil (PSDB) en donde se apila la 
derecha camuflada de socialdemócrata —por ahí ronda el excandidato 
presidencial Aécio Neves; ¿por qué nos recuerda a Capriles? —, estarían 
siendo los artífices de la conspiración bajo alianza externa, 
particularmente gringa, para el “golpe suave” contra Dilma. Así lo ha 
denunciado en la Carta Maior su director de redacción Joaquim 
Palhares. El “golpe blando” se está orquestando por fundaciones de 
extrema derecha de EEUU; “estamos en medio de un proceso de derrumbe del
 gobierno de la presidenta de la República, Dilma Rousseff”. La 
intentona pretende la ruptura del orden democrático en Brasil, algo que 
estaría “en línea con todos los intentos ensayados por la derecha 
latinoamericana en los últimos años: golpe constitucional, derrocamiento
 parlamentario, golpe en cámara lenta”. 
 Los tres pasos 
concretos del golpe, según Palhares, serían: 1) hacer inviable al 
gobierno de Rousseff; 2) descalificar al PT dejando a sus líderes fuera 
de juego; 3) desmontar y revertir todos los avances del partido en el 
poder. ¡A trabajar!, cierra Palhares en su Carta Maior. Más la preocupación está latente. Alude que los vendepatrias
 estarían operando mediante las redes sociales: “actuarían movimientos y
 jóvenes líderes entrenados… que serían los nuevos brazos privados de la
 CIA y el Departamento de Estado”. (Fuente: http://cartamaior.com.br/?/
 En el mismo tenor, el profesor Williams Gonçalves señala: pese a que 
Dilma “será recibida con honores” por Obama este martes 30, “no hay duda
 de que el interés de Estados Unidos es un cambio de gobierno en Brasil 
para 2018”. Por cierto Obama miente cuando dice en presencia de la 
presidenta de Brasil que las relaciones entre su país y la región son 
“mejores que nunca”; ella resulta ingenua al decir “confiar en Obama”. 
Recordemos que Rousseff pospuso la visita a EUA por dos años, tras los 
escándalos de espionaje revelados por Snowden, que también señalaban a 
Peña Nieto como objeto del acecho. Dilma se indignó, a Peña le pasó de 
noche. 
 Se comenta que son los problemas económicos los que 
pondrían a Dilma de rodillas, salvo que se crea el cuento de hadas que 
el espionaje desde la NSA o la CIA y la Embajada gringa en su país 
cesarán. No más intromisión.¿Será verdad?, a cambio de promesas: doblar
 el “comercio” más “inversión”. Suena imposible que si EUA estuviese 
metiendo las narices en la sucesión para el 18 o en derrocar a la 
presidenta antes de ese plazo, seguramente husmea secretos por alguna 
vía inaceptable con técnicas de espionaje. 
 Volviendo al tema de
 la geopolítica, el propio Goncalves agrega: “Es evidente el papel que 
tiene Brasil como intermediario entre Latinoamérica y el resto de países
 e instituciones internacionales, es un termómetro ideal para los 
Estados Unidos en la región y eso explica por qué en este momento tiene 
interés en mejorar sus relaciones con el gobierno de Rousseff aunque 
ideológicamente se encuentren muy alejados”. 
 El caso es delicado porque cualquier variación en la geopolítica de los
 BRICS debilitaría al resto del Latinoamérica. Un golpe de Estado a 
estas alturas de los avances alcanzados en pro de la región, contra 
Brasil, Venezuela o Ecuador sería demoledor cuando sendos gobiernos 
buscan sacar del atraso a sus respetivos pueblos. EUA lo sabe y por eso 
lo intenta por todos los medios. Solo la denuncia, la solidaridad, la 
vigilancia permanente, el diálogo constante con la gente y entre los 
países —descubriendo y juzgando a los golpistas— será lo único que evite
 la agresión de la CIA y Washington en la región. ¡No más colonialismo! 
¡No más o neocolonialismo! ¡No más imperio! 
 Dicen dos refranes:
 que “la esperanza muere al último”, o que “nunca hay causas perdidas”. 
Hay una circunstancia que juega a favor de América Latina y hasta del 
mundo. La presencia y la solidaridad económica y geopolítica de Rusia y 
China en la región. Será crucial como parte de los nuevos equilibrios 
que están en construcción en este mundo ya multipolar. Entre tantohay 
que promover la respuesta de contrainteligencia para generar la 
estrategia antigolpista en Brasil, en Venezuela, en Ecuador, en 
Latinoamérica. Como lo dijo Palhares en su Carta Maior: A trabajar.
Fuente original: http://www.alainet.org/es/articulo/170812
 
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