La Guerra Económica
No me sorprende que la oposición, estimulada desde Madrid, Miami y
Bogotá, insista en negar que existe una guerra económica que influye
significativamente en la situación de especulación y escasez, y en el
multimillonario contrabando de extracción de un tercio de lo que se
produce en Venezuela hacia Colombia. Comprobado está que muchos
bachaqueros están organizados mas allá de las fronteras. Se ha calculado
que más de 10 millones de colombianos se benefician diariamente de ese
contrabando, al que debe sumarse una parte de lo que Venezuela importa.
La manipulación monetaria del dólar Cúcuta es parte de esa guerra.
En otra oportunidad escribí sobre la guerra económica, apoyado en 1.200
documentos de la CIA y 18 mil del Departamento de Estado, entre los 24
mil desclasificados en 2003, muchos de ellos recogidos y comentados por
Peter Kornbluh en su libro Pinochet: los archivos secretos. Fueron
cifras para desestabilizar al gobierno del presidente Allende, hasta su
derrocamiento. Copias de esos documentos desclasificados entregaron a
Chile "para compensar un poco el daño que le hicieron", según el
entonces secretario de Estado Colin Powell.
Recordemos
En una reunión el 15 de septiembre de 1970 en la Casa Blanca, el
presidente Nixon dio instrucciones a Henry Kissinger, al fiscal general
John Mitchel, y al director de la CIA, Richard Helms, "de promover un
golpe de Estado que impidiese a Allende ser investido el 4 de noviembre o
que lo derrocara luego de su recién creado gobierno". El jefe de la CIA
resumió las instrucciones:
"¡Salvar a Chile, aunque solo haya una posibilidad contra 10!", "sin
implicación alguna de la embajada", "¡10 millones de dólares
disponibles, ampliables!", "jornada completa, nuestros mejores hombres",
y "hacer saltar la economía" (negritas DR).
Esta última orden tuvo expresiones concretas. En un mensaje de Helms a
Kissinger le decía: "El pretexto más lógico para lograr poner en marcha a
los militares sería una repentina situación económica desastrosa", y le
hicieron llegar una advertencia a Frei, todavía presidente: "No
dejaremos que llegue una sola tuerca o tornillo a Chile si Allende se
hace del poder. Haremos todo cuanto esté en nuestros manos para condenar
al país y a sus habitantes a las privaciones y la pobreza más
absolutas". La decisión de Washington era irreversible.
Kornbluh agrega: "Tanto la CIA como los miembros del Departamento de
Estado lograron el respaldo de las empresas estadounidenses que tenían
intereses en Chile". La ITT fue de las más activas golpistas. "Lo más
importante es la guerra sicológica en el interior de Chile, subrayaron
los funcionarios de la CIA". Asesinaron al general Schneider, comandante
en jefe del Ejército. No tenían límites en sus acciones. El Banco
Mundial, que había proporcionado 31 millones de dólares al gobierno de
Frei entre 1969 y 1970, no aprobó crédito alguno entre 1971 y 1973, del
gobierno de Allende. El Banco de Exportaciones e Importaciones, que
concedió a Chile préstamos y créditos comerciales por unos 280 millones
entre 1967 y 1970, no otorgó un solo centavo por ese concepto en 1971".
Estimularon el desabastecimiento a fondo, sin dólares para importar y
con la producción decreciendo, era la política de las "cacerolas
vacías", y paros de transporte. En fin, que en el área de la economía no
dejaron nada por hacer. Pero fueron más allá: "Los 'tres frentes de
acción' para la creación de 'un clima propicio para el golpe' eran la
guerra económica, la guerra política y la guerra psicológica", que
incluía la mediática.
Era una guerra a muerte. Por supuesto, esos millones de dólares fueron a
los partidos, comenzando por el Demócrata Cristiano de Frei, a la
prensa, encabezada por El Mercurio, y a organizaciones sindicales y ONG
como Patria y Libertad. Simultáneamente no cesaban en sus esfuerzos de
penetración de las Fuerzas Armadas. Por todos lados les enviaban
mensajes. El Comando Sur, el mismo que con tanta frecuencia formula
denuncias contra Venezuela, tal como lo hizo hace poco (ver "Amenazas
militares a Venezuela", domingo 7-06), les hizo llegar este: "Estados
Unidos respaldará un golpe de Estado contra Allende con todos los medios
necesarios".
¿Y por qué ese gran esfuerzo de EEUU por impedir que Allende asumiera el
poder, y si asumía, que gobernara? Alguna vez lo explicó Kissinger: por
ser un gobierno electo tenía mayores posibilidades de influir en
América Latina que Fidel Castro. Si esa fue la razón fundamental para
derrocar a Allende, pueden imaginarse el caso de Venezuela, que ha sido
factor en las victorias de la izquierda en países latinoamericanos,
fundamental para crear Unasur y Celac, y avanzar en la integración, y
además, tiene las mayores reservas de petróleo, que tanto necesita EEUU.
De manera que hoy existen razones más poderosas para tratar de
desestabilizar el gobierno de Maduro y buscar su desplazamiento.
Si esa guerra económica y la ofensiva en otros frentes se desarrollaba
solo ante una posibilidad de influir que tenía el Chile de Allende,
según Kissinger, se explica esa ofensiva brutal en el caso de Venezuela,
con Chávez y Maduro, cuyas influencias no son una posibilidad: ahí
están no solo gobiernos como los de Brasil, Argentina, Uruguay, Bolivia,
Ecuador y Nicaragua independientes de Washington, con políticas
exteriores soberanas. Como si fuera poco, existen Unasur, Celac y otras
instituciones como el Alba y Petrocaribe.
Para quienes no creen en la guerra económica les he resumido el interés
de Washington y su intervención para promover esa guerra en Chile, las
condiciones que impusieron, los factores que intervinieron y las
consecuencias habidas.
Y ahora, vean la situación de Venezuela y pregúntense si "los intereses"
de EEUU no lo llevan a estimular esa guerra, que por supuesto incluye
la mediática internacional, como nunca la ha habido en la región. De
"acoso mediático terrible", lo calificó la canciller Delcy Rodríguez. Es
la situación que seguimos viviendo, no obstante la lucha emprendida,
que ahora debe combinarse con el diálogo y la diplomacia, ante los
intentos de abrir un nuevo frente con la Exxon por el Oriente.
¿Por qué no van a México a pedir justicia para los 43 estudiantes
normalistas desaparecidos? O a Chile a demandar cese de la represión
contra los estudiantes? ¿O al Perú con varias semanas en huelga? ¿Por
qué no se han acercado a Colombia a verificar tantos atropellos e
injusticias? Vienen a Venezuela de varios países a perturbar la
situación interna, en descarada intromisión. Pero en ningún caso se
justifican los bochornosos hechos del viernes, cuando impidieron con
violencia que senadores de Brasil llegaran a Caracas.
¡Hay quienes asocian el abominable crimen de Charleston a la presencia
de un presidente negro! Como si pareciera que el odio racial contenido
durante decenios no ha desaparecido, y esta oleada de crímenes de negros
sería una expresión.
Solo 2% de los más ricos y millonarios ecuatorianos sería afectado con
la ley sobre herencia, pero vean cómo han podido movilizar sectores
populares confundidos con el apoyo mediático para desestabilizar el
gobierno de Correa
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