Obama y el “lavado” de terroristas
“Mi primer deber como Comandante en Jefe es defender a Estados Unidos de
América. En esa capacidad la pregunta no es si Estados Unidos lidera el
mundo, sino cómo lo hace”. En el discurso del Estado de la Unión,
Barack Obama incluyó esta frase, como si pudiera probar que la
presidencia de Estados Unidos equivale a un cargo de gobernador global
con asiento en la Casa Blanca.
A la prepotencia imperialista se suma la manipulación politiquera.
Obama destaca la recuperación económica, y no se refiere a la
fragilidad y a las crecientes amenazas. Se ocupa de disfrazar la guerra
económica contra Rusia, Irán y Venezuela, sin decir hasta qué punto la
propia economía de Estados Unidos soportaría un proceso de deflación
generado por la baja creciente de los precios del petróleo.
Sobre las aventuras imperialistas en marcha, califica como exitosa la
política hacia Irak, Afganistán y Siria, y dice que se avanza en la
tarea de desmontar el Estado Islámico.
En realidad, busca
llamar la atención del sector republicano en el Congreso, haciéndole ver
que cargaría con el costo político si detiene la aplicación de medidas
que demandan determinados grupos de la capa media, numéricamente
importantes para fines electorales.
Cuando establece el símil
entre la economía de Estados Unidos y la economía familiar de Ben y
Rebekah, una pareja de capa media, se muestra como abanderado de la
unidad nacional. ¿Acaso opaca con la mención de estos personajes el
sello racial de la brutalidad policial y la imposibilidad de reconocer
los derechos adquiridos por millones de inmigrantes?
Obama
concibe la unidad nacional como la convergencia de intereses entre los
diversos sectores del poder estadounidense. En aras de preservarla, se
ha prestado a poner sello legal a las tropelías del sector
ultraderechista (el golpe de Estado en Honduras en el 2009 y el zarpazo
político en Paraguay en el 2012 son casos de este tipo).
La
impunidad de quienes idearon y autorizaron la tortura en la mal llamada
lucha contra el terrorismo, es otro de los pilares de esa proclamada
unidad. En el discurso del Estado de la Unión, no se habló de ello.
Sobre Cuba y sobre la diplomacia
El presidente de Estados Unidos manifiesta fe en la fuerza de la
diplomacia, pero se contradice en el mismo discurso. En la afirmación de
que la economía rusa está en ruinas, se apoya para presentar como un
éxito la aplicación de sanciones: “Bueno, lo cierto es que quien se
mantiene hoy fuerte y unida a nuestros aliados es Estados Unidos,
mientras que Rusia está aislada y con una economía en ruinas. Es así
como Estados Unidos lidera: no con fanfarronadas, sino con determinación
persistente y constante”.
¿Es contradicción el calificativo preciso o acaso define la diplomacia como la imposición del más fuerte?
En cuanto a Cuba, entiende que es hora de probar algo nuevo, pero no
renuncia a la meta de revertir el proceso de avance político. “Nuestro
cambio de política en relación con Cuba tiene el potencial de poner
punto final a un legado de falta de confianza en nuestro hemisferio;
desmorona una excusa ficticia para imponer restricciones en Cuba;
defiende los valores democráticos; y extiende una mano de amistad al
pueblo cubano. Y este año, el Congreso debería iniciar el trabajo de
poner fin al embargo. Como dijo Su Santidad, el Papa Francisco, la
diplomacia es un trabajo de "pequeños pasos". Y estos pequeños pasos han
ido sumándose para dar una nueva esperanza al futuro de Cuba”.
Estas frases las corona con la bienvenida a Alan Gross… No es la
primera vez que saluda a mercenarios, no hay que esforzarse para
documentar esta afirmación.
Destaca la coincidencia entre su
punto de vista y el del papa Francisco para presentar como legítimas las
acciones conspirativas en el futuro inmediato.
No está de
acuerdo con la imposición de nuevas sanciones a Irán, porque el objetivo
en el corto plazo en esa zona es Siria, y porque se propone reorganizar
las instalaciones y las fuerzas militares en el exterior para
adaptarlas a la situación creada por el conflicto con Rusia y China.
Lavando terroristas
Además de avalar golpes de Estado y entregar millones de dólares a los
responsables de quiebras fraudulentas, Obama ha colaborado en el intento
de lavar la imagen de ciertos terroristas.
En el caso de
Benjamín Netanyahu, el republicano John Boehner lo ha calificado como
gran amigo de Estados Unidos y le cursó una invitación a hablar ante el
Congreso.
El gobernante israelí es responsable de la muerte de
más de más de 487 niños palestinos durante el ataque a Gaza a finales
del año pasado. Sin embargo, a Obama solo le queda manifestar posiciones
tibias, puesto que hace apenas una semana Estados Unidos vetó en el
Consejo de Seguridad de la ONU una resolución para poner fecha a la
desocupación de una parte del territorio palestino… Es otra muestra de
“éxito de la diplomacia”. ¿No es así como lo concibe el gobernante?
Y como en el discurso del Estado de la Unión no hay que hablar de
maniobras, nada dijo Obama sobre las manos que podrían estar detrás del
ataque a Charlie Hebdo y otras acciones similares.
El ataque
fue reivindicado por Al Qaeda y saludado por el Estado Islámico. Además
de que en ambas organizaciones hay personas entrenadas por la CIA, una
consecuencia inmediata de este hecho sangriento fue allanar el camino al
otorgamiento de nuevos fondos de Estados Unidos a la oposición siria.
¿Coincidencia? ¿Cuáles son los terroristas con rostro lavado y los
terroristas con rostro oculto y nombre no mencionado? Obviamente, no
están todos en el Estado Islámico o en Al Qaeda, los hay en importantes
instancias del poder imperialista y Obama finge ignorarlo.
El
domingo 11 de enero, cuatro días después del ataque a Charlie Hebdo,
Netanyahu marchó junto a Francois Hollande y otros dirigentes europeos
encabezando una protesta contra el terrorismo. ¿Es otro éxito de la
diplomacia estadounidense?
A los gobernantes europeos se les
regala la oportunidad de cambiar por manifestaciones antiterroristas
(con Netanyahu presente, ¡qué ironía!) las marchas contra los ajustes
neoliberales que se han registrado en el viejo continente durante los
últimos diez años. Comparten beneficios con la ultraderecha
estadounidense y con el propio Obama. ¿Acaso es solo a cambio de unirse
al luto declarado por Obama por la muerte del rey de Arabia Saudita,
Abdalá bin Abdulaziz, socio importante en la guerra económica con los
precios del petróleo, aunque no puede ser presentado como paladín de la
democracia?
Ese solo acto sobrepasa lo protocolar, pero la sumisión contiene un abominable paquete.
El liderazgo al que Obama se refiere es, en realidad, hegemonía.
Mantener a Europa como subalterna en la mal llamada lucha antiterrorista
(asiento de bases militares yanquis y base de operaciones de la CIA y
la NSA entre otros roles), es un aspecto definitorio del proclamado
liderazgo del poder estadounidense.
En América Latina, se busca
destruir la herencia de Hugo Chávez intentando revertir los procesos de
integración y el avance político. Obama, con sus métodos, anda tras
estos objetivos… Por eso saluda a Gross, defiende a Leopoldo López y
protege a Henrique Capriles… Debajo del disfraz, están las garras… Y se
alcanzan a ver…
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