Maduro promete "Navidades felices" en Venezuela, baja precios de juguetes a computadores.
Por Corina Pons
CARACAS (Reuters) - En Venezuela, la Navidad empezó en noviembre.
En la principal instalación militar de la capital, el
Gobierno socialista de Nicolás Maduro asentó una feria navideña en la
que ofrece alimentos, electrodomésticos y computadoras a un tercio de su
valor en el mercado.
Al igual que miles de personas, Alberto Monsalve, de 36
años, pasó la noche en la cola para comprar un computador con un
descuento de 83 por ciento a 8.300 bolívares (77,5 dólares al cambio
paralelo).
"El Gobierno tiene buenas intenciones, pero hay que
cambiar la metodología", dijo Monsalve mientras esperaba detrás de una
cola de 647 personas. "Tiene que haber más oferta que demanda", se quejó
por la excesiva espera.
La medida se da luego de que la popularidad de Maduro
cayera en septiembre a un mínimo de 30,2 por ciento y evoca una ola de
rebajas en ropa, calzado y electrodomésticos que le permitió al
mandatario, a fines del 2013, subir en las encuestas y arrasar en unas
elecciones regionales.
"En noviembre y diciembre vamos a garantizar navidades
felices para todo nuestro pueblo", dijo Maduro en un acto con militares.
"(Cuidaremos) que al pueblo no le roben, que no sea víctima del
contrabando".
Maduro y sus ministros acusan a la oposición de
fraguar, junto a empresarios, una "guerra económica" que ha azuzado la
inflación y el desabastecimiento de bienes básicos y que, asegura, busca
derrocarlo.
Sus detractores, sin embargo, sostienen que la
inflación superior al 60 por ciento, la escasez y el débil desempeño
económico son prueba de que su modelo socialista, implantado por el
fallecido Hugo Chávez en 1999, se ha agotado.
"GOBERNAR POR ENCUESTAS"
En medio de una caída sostenida del precio del petróleo
-su principal producto de exportación- y millonarios pagos por
vencimientos de bonos en los próximos años, analistas creen que la
administración de Maduro debe emprender reformas urgentes para apuntalar
la economía, como una unificación cambiaria o el aumento de la gasolina
más barata del mundo.
Según ellos, el plan "Navidades Seguras" apunta a
aumentar la aprobación del mandatario, lo que le daría colchón para
emprender las impopulares reformas.
"Maduro se ha dejado tiranizar por la audiencia", dijo Luis Vicente León, director de la encuestadora Datanálisis.
"Un Gobierno no puede gobernar por encuestas y este no
ha sido capaz de explicarle a la población que debe tomar medidas",
agregó.
A diferencia del año pasado, el plan actual contempla
garantizar los ingredientes del alimento típico de las navidades
venezolanas, la hallaca, así como ferias navideñas en instalaciones
militares y del Gobierno donde se venden, "a precios solidarios",
alimentos, computadoras y línea blanca.
Además, el heredero político de Chávez decretó un
incremento del salario mínimo a partir de diciembre; un alza que le
sigue al 30 por ciento de mayo y 10 por ciento de enero para intentar
mantener el poder adquisitivo de los venezolanos en medio de la
acelerada inflación.
Desde principios de noviembre, unos 27.000 fiscales
fueron enviados por Maduro a revisar los precios en centros comerciales,
jugueterías, tiendas de electrodomésticos y ropa.
En el primer día de inspección, y secundado por
militares, el superintendente de precios justos, Andrés Eloy Méndez,
ordenó en un juguetería del centro de Caracas que la famosa muñeca
Barbie que tenía en frente se vendiera en 553 bolívares (cinco dólares
al cambio paralelo), desde los 2.999 previos.
Días después, tras el anuncio de la rebaja transmitido
en vivo por la televisora estatal, más de la mitad de las 50 personas
que hacían cola en la caja de la misma tienda en el centro de Caracas,
llevaban, al menos, una Barbie en la bolsa de compra.
"Llevo seis Barbies antes que se agoten", dijo Carmen
Suárez, una madre de dos pequeñas que se animó a pedir permiso en su
trabajo para visitar la juguetería, la misma que el Gobierno mostró en
televisión. "Me dejaron comprarlas todas siempre que no repita el mismo
modelo".
(Reporte de Corina Pons; Editado por Pablo Garibian y Juana Casas)
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