El Estado mexicano, Forbes y el qué hacer en la coyuntura Iguala-Ayotzinapa. ¿Será sancionado el Estado Forajido de México?. Pregunta del Editor
El Estado mexicano, Forbes y el qué hacer en la coyuntura Iguala-Ayotzinapa
Rasgos estructurales y sistémicos del Estado mexicano
 ¡Fue el Estado!, fue un crimen de Estado! El Estado nacional mexicano, 
como todo Estado, es la entidad estructural-superestructural que tiene 
el control y el poder legal formal para “regular” el funcionamiento de 
sí mismo y de la sociedad en general; por eso forma un gobierno 
coordinador de las fueras productivas materiales y objetivas y de las 
sociales subjetivas [1]. No sólo cuenta con el monopolio de 
fuerza contenedora, disuasoria y represora de las protestas sociales y 
de lo que considere que sale o excede su “estado de derecho”, sino que 
en sus funciones de gobierno cuenta con otros aparatos, instituciones y 
relaciones económicas, políticas, legislativas, disciplinarias, 
jurídicas, culturales y educativas (en el caso mexicano de los 3 niveles
 de gobierno: federal, estatal y municipal), que le sirven como correas y
 lubricantes del status quo de clases. Digo esto casi como una perogrullada para recalcar su capacidad estructural y sistémica. 
 Ahora bien, junto y dentro de estos aparatos, instituciones y 
relaciones formales del Estado, también participan junto y dentro de sus
 entrañas de monstruo, otros y otras que aparentemente quedan fuera de 
él. Pero resulta que, fuertemente, a partir de los acontecimientos de 
Iguala-Ayotzinapa y de la coyuntura que se abrió, se ha cínicamente 
evidenciado para buena parte de la población mexicana que existen y 
están aceleradamente activos aparatos, instituciones y relaciones 
informales, semi-clandestinas y clandestinas de diversa índole. Entre 
los que destacan los mercados negros y criminales (especialmente el del 
narcotráfico) [2]. 
 El Estado ultraneoliberal y subordinado 
 Igualmente, el Estado mexicano desde hace 32 años, se instituyó como un
 Estado excesivamente neoliberalizado, en efecto, se trata del Estado 
que más ha vendido (rematado) empresas paraestatales y gubernamentales, 
que más ha debilitado su poder asociado a la economía; ha desarrollado a
 nivel interno: corrupción, militarización y colusión con las relaciones
 e intereses oligárquicos, mediáticos y de los mercados criminales. Por 
otro lado a nivel externo: su atroz sometimiento a los dictados y 
supra-hilos del capitalismo trasnacional imperialista y sus organismos 
mundiales como el FMI, el BM, el BID, la OMC y OCDE. En este sentido 
destaca el hecho de que el Estado mexicano es el que más ha abierto sus 
aduanas a las trasnacionales del capital mundial a través de los 
«acuerdos internacionales de libre comercio», principalmente el TLCAN 
con los Estados Unidos [3]. 
 Se ha discutido si se trata 
de un Estado fallido, y creemos que no, pues como Estado capitalista, su
 carácter clasista lo ha cumplido más que bien al fomentar y generar las
 relaciones y mercados capitalistas, las privatizaciones y la libre 
circulación de mercancías de todo tipo (legales e ilegales). Se trata de
 un Estado mexicano descarada y salvajemente cumplidor a nivel interno y
 a nivel externo, y, por tanto, como entidad e instrumento burgués. 
 También se ha planteado que se trata de un semiEstado por su situación de humillante subordinación a los dictat
 imperialistas y trasnacionales, pero creemos que no, que el Estado 
mexicano simplemente es una Estado que ha aceptado y asumido de manera 
fuertemente subordinada desde el gobierno y sus otras instituciones de 
dominio formales e informales, la dictadura neoliberal internacional; es
 decir, que ha cedido soberanía y nacionalismo por conveniencia propia, 
mejor dicho, por conveniencia de su principal burguesía dependentista y 
desnacionalizadora (traicionera), y eso lo ha convertido en estos 32 
años en un neoliberato a lo interno y en un Estado títere en sus 
vínculos con el capital mundial dominante. 
 Específicamente el 
Estado mexicano y su gobierno central han demostrado que no solo a nivel
 económico, sino en los niveles político, militar, policíaco y de 
seguridad nacional existe una dependencia subordinada al imperialismo 
yanqui. Y eso lo vemos claramente reflejado en los últimos años con 
planes militares conjuntos (con la batuta norteamericana) e incluso en 
días recientes lo corroboramos con las intervenciones de funcionarios 
del gobierno de Estados Unidos para ayudar en las investigaciones de las
 desapariciones forzadas y para dictar e incidir en políticas a seguir 
para poner orden a las protestas por los muertos y desaparecidos de 
Iguala-Ayotzinapa. 
 Caracterización como Estado corrupto narco-criminal y policíaco-militar 
 Se trata de un Estado corrupto y mafioso, de un narco Estado criminal, 
militarizado y policíaco que usa una estrategia deliberada sistemática y
 generalizada de los diferentes cuerpos policíacos y las fuerzas armadas
 para desmovilizar e intimidar a los grupos disidentes en medio de una 
impunidad casi total. Los poderes políticos, militares, policíacos, 
jurídicos y legislativos formales, enfáticamente se encuentran 
cancerados por la corrupción y la podredumbre del poder y del dinero. 
Las graves situaciones recientes en México –el juvenicidio de Iguala por
 parte de la policía municipal y el cártel “guerreros unidos” y el otro 
juvenicidio de un grupo de supuestos narcos a manos del ejército 
mexicano en Atlatlaya, Estado de México– así lo vuelven a corroborar [4].
 Todas las agencias formales del Estado padecen del mismo veneno: El 
gobierno del retorno priísta (después de más de 70 años de 
autoritarismo), la Presidencia de la República, la Suprema Corte de 
Justicia, la Procuraduría General de la República, el ejército y sus 
batallones, los gobiernos estatales, las cámaras legislativas, las 
diversas corporaciones de policías, los gobiernos municipales y los 
partidos políticos oficiales. Particularmente en la coyuntura 
Iguala-Ayotzinapa todos se han exhibido en sus actuaciones corruptas y 
miserables. Respecto de estos últimos León García Soler ha señalado: “no
 hay partido alguno que no haya sido debilitado, disminuido, exhibido 
con crudeza como cómplice por acción y omisión de la muerte de jóvenes 
pobres, normalistas rurales” [5], y lo mismo podemos decir de todos los demás aparatos. 
 Estado-nación Forbes 
 Y es a todos estos feroces entramados legales e ilegales, visibles e 
invisibles, internos y externos de los poderes, las estructuras y las 
relaciones del Estado mexicano al que nos enfrentamos en esta coyuntura 
la nación-pueblo, la sociedad-pueblo, los proletarios y oprimidos, los 
de abajo, pues, de México. Un pueblo viviendo en una desigualdad 
escandalosa [6], envuelto en condiciones de vida degradantes y en
 violencias que corroen el tejido social de los de abajo. Nada más para 
destacar los contrastes ofrecemos algunos datos significativos: 
 Por un lado: 34 multimillonarios de Forbes y el primero o segundo más rico del mundo [7],
 salarios de los más altos del mundo (“mega salarios” se ha dicho, que 
incluso rebasan los de países del primer mundo) para el presidente, 
secretarios de estado, gobernadores, presidentes municipales, 
magistrados de las cortes de justica, diputados y funcionarios de las 
instituciones electorales, entre otros. Al mismo tiempo las bandas del 
crimen organizado y de narcotraficantes más violentas y sanguinarias del
 planeta. 
 Por el otro lado: Primeros lugares en cantidad de 
desaparecidos, cantidad de secuestros, cantidad de migrantes y de 
tránsito de migrantes con desaparecidos y asesinados [8], también primeros lugares en violencia escolar en primarias y secundarias (principalmente) [9].
 Primeros lugares en desnutridos, consumidores de azúcar blanca, en 
bebedores de refrescos gaseosos, en obesos, en diabéticos y en 
alcoholismo. 
 Las resistencias en 32 años 
 Eso no
 quiere decir que los mexicanos en estos 32 años de dictadura neoliberal
 no hayamos generado y desplayado movilizaciones y movimientos sociales,
 políticos populares y culturales de envergadura y de gran importancia 
en las experiencias de lucha, de protesta, de resistencia y de 
organización antineoliberal y anticapitalista. Estos han sido 
principalmente defensivos (varios de ellos puestos en la “ilegalidad” 
por el Estado-gobierno) respecto a la ola de privatizaciones, despojos, 
pillajes, fraudes, inseguridades, asesinatos, desapariciones, 
arrasamientos y degradaciones (medioambientales y ecológicas). Tenemos 
13 de ellos de los más significativos: Movilización y movimiento 
cívico-solidario y político en torno a los sismos de 1985; movimiento y 
conflicto político-organizacional en torno a las elecciones 
presidenciales y el fraude de 1988, movimiento indígena, campesino y de 
la sociedad civil a partir y en torno al levantamiento-insurrección 
armado neozapatista en 1994; movimiento y conflicto 
político-organizacional en torno a las elecciones presidenciales y al 
fraude electoral de 2006; movimiento en defensa de los ejidos y en 
resistencia a la construcción de un aeropuerto en el pueblo de San 
salvador Atenco, Texcoco, Estado de México, en 2006; movimiento, lucha y
 conflicto laboral-político-organizacional-regional en torno al 
autoritarismo represivo del gobernador de Oaxaca Ulises Ruiz, en 2006; 
construcción organizacional y lucha de la Asamblea Nacional de Afectados
 Ambientales que se constituyó en 2008; movimiento por la justicia 
contra la impunidad por el caso del incendio de la guardería ABC en 
Sonora en 2009; movimiento de protesta y organizacional por la paz con 
justicia y dignidad 2011-2012; movimiento y lucha estudiantil-juvenil (y
 de académicos #yosoy132 por los derechos democráticos y la 
democratización de los medios electrónicos y la imposición del 
presidente Enrique Peña Nieto en 2012; movimiento, lucha y conflicto de 
las policías y guardias comunitarias y civiles y los grupos de 
autodefensa y autoprotección popular en varios estados de México 
(principalmente Michoacán y Guerrero) evidenciados en 2013 [10]; 
movimiento de organización política Morena en 2013; y, finalmente, el 
movimiento de protesta y rebeldía estudiantil y popular a raíz de la 
masacre y de los desaparición forzada en Iguala, Guerrero, de 
estudiantes normalistas de Ayotzinapa [11]. 
 Hasta antes 
de esta movilización y movimiento de Iguala-Ayotzinapa, a pesar de todos
 estas movilizaciones y movimientos significativos (y otros más) que son
 históricamente recuperables para la memoria, la experiencia y praxis de
 lucha de hoy, todos los anteriores (varios de ellos todavía en curso) 
han sido insuficientes para las tareas de terminar con el neoliberato y 
transformar profundamente el actual Estado-gobierno putrefacto. En 
vistas a no repetir estas limitaciones en esta coyuntura se hace urgente
 una revalorización crítica y reflexiva de ésta. 
 Se nos plantea
 asimismo a los grupos y fuerzas populares el inmenso reto del qué hacer
 y del cómo hacer para llevar a cabo estas tareas hoy más que nunca 
urgentes ante el desnudamiento del Estado-gobierno Forbes-criminal. 
 Acciones y efectos en la coyuntura Iguala-Ayotzinapa 
 ¡Vivos se los llevaron!, ¡Vivos los queremos! Es importante 
reconsiderar que hasta la fecha se han hecho múltiples y variadas 
actividades para exigir castigo a los culpables y la presentación y el 
rescate y la presentación inmediata de los estudiantes desaparecidos 
forzados. También variadas acciones para solidarizarse con las demandas 
de los familiares de los normalistas y para repudiar los hechos, para 
denunciar a los implicados por acción y por omisión, para demostrar el 
hartazgo contra el régimen y para demostrar sed de justicia de todos los
 crímenes donde están implicadas autoridades y bandas narcocriminales, 
etc. 
 Se han emprendido campañas para exigir renuncias de 
funcionarios de todos los niveles: desde alcaldes, gobernadores, 
encargados de las áreas de gobierno central como el procurador, el 
secretario de gobierno hasta llegar al propio presidente Enrique Peña 
Nieto. La mayoría de las acciones han sido importantes y necesarias en 
su momento y bajo las condiciones que se han venido desarrollando, sobre
 todo las más masivas y colectivas: las marchas, paros estudiantiles, 
los mítines con performances, la toma de radiodifusoras y televisoras, 
los bloqueos de calles y accesos, la toma de casetas, las caravanas, las
 clausuras simbólicas y los brigadeos, las cartas, artículos, los 
desplegados e inserciones con proclamas en los periódicos, etc; también 
ha habido otros actos cuasi-espontáneos y creativos como los que han 
aparecido en festivales, espectáculos deportivos, manifestaciones en 
plazas públicas y embajadas, etc. Otras acciones como las quemas de 
edificios públicos y otras instalaciones, saqueos, ordeñas, 
expropiaciones, repartos populares en centros comerciales y en camiones 
distribuidores de industrias y grandes comercios han sido debatidas, 
también ha estado la continua y permanente actividad en las redes 
virtuales en cuanto a difusión de textos, carteles, imágenes-memes y 
videos. 
 Nos hemos movilizado y expresado decenas y centenas de 
miles de ciudadanos mexicanos, sectores radicalizados, sectores 
organizados, sectores indignados: estudiantiles, juveniles, académicos, 
obreros, campesinos, colonos, guerrilleros, populares en general en 
todos los estados de la república mexicana (y con apoyo de otros miles 
en diversos países del planeta). El impacto social y mediático nacional 
(e internacional ha sido muy importante al grado que el gobierno de Peña
 Nieto y Peña Nieto mismo ha quedado evidenciado y golpeado en su falsa 
apariencia democrática y reformadora. A través de dichas movilizaciones y
 manifestaciones se ha expresado un memorial y arsenal de indignaciones,
 frustraciones, agravios, hartazgos, repudios, críticas y resistencias 
acumulados durante más de 30 años de despojos, impunidades, simulaciones
 y atropellos del capitalismo neoliberal mexicano y sus agencias y 
agentes. Sin embargo, todavía no somos los suficientes, necesitamos ser 
millones haciendo acciones concertadas en las calles, en las plazas, en 
los pueblos y en los centros educativos y laborales para las tareas 
cohesionadoras y transformadoras que el país necesita para superar el 
trauma neoliberal, hace falta acumular fuerzas organizadas y activas y 
en crecimiento cualitativo de las conciencias para pendular del lado de 
los oprimidos y de los de abajo la correlación de fuerzas vigente hasta 
antes de esta coyuntura. 
 Se ha planteado la existencia de una 
crispación social acumulada y potenciada por la coyuntura 
Iguala-Ayotzinapa. Una resistencia social a la descomunal inseguridad y 
desigualdad generada por el neoliberato mexicano. Se ha planteado la 
existencia de una rebelión ciudadana con aspectos significativos de 
desobediencia civil pacífica y no tan pacífica [12]. Se trata de 
una efervescencia coyuntural de la lucha de clases donde varios 
colectivos, organizaciones, grupos armados y sectores proletarios y 
oprimidos han aprovechado esos crímenes de estado para gritar y exhibir 
su desesperación y hartazgo y para manifestar sus deseos y sus anhelos 
de transformación y para lanzar y hacer propuestas para terminar con la 
negra noche o pesadilla del neoliberalismo mexicano, de sus actuaciones,
 de sus devastaciones y de sus horrores. En búsqueda y ensayos, también,
 de opciones y vías no electorales, vías de acción civil y de clase. 
 El empecinamiento y la nueva simulación del neoliberalismo mexicano 
 A pesar de que la coyuntura Iguala-Ayotzinapa ha puesto al 
Estado-gobierno en sus diversos niveles en una situación de exhibición y
 le ha causado algunos dolores de cabeza (cansancios e insomnios) por 
las repercusiones nacionales e internacionales de demostración de su 
ineptitud, de sus redes de corrupción, de su demagogia y de su carácter 
de clase; sigue estando fuertemente posicionado en su proyecto 
profundizador de su neoliberalismo extremo. En efecto, la clase 
política, la burguesía, el gobierno de Peña Nieto y él mismo mantienen 
sus estructuras legalizadoras y legitimadoras, siguen presumiendo sus 
reformas, mantienen sus elecciones en pie, siguen con sus políticas 
aperturistas y en fin, parecen no ceder a los reclamos y exigencias de 
modificar sus políticas y/o hacerse a un lado, por ejemplo mediante la 
renuncia a seguir ocupando la presidencia de la república por parte del 
actual presidente-títere. ¡Que se vayan todos!, ¡Urgente, urgente que 
renuncie el presidente! 
 Y obviamente no va a ceder más allá de 
aspectos aislados y menores, pues atrás y delante de su gobierno y de él
 como representante y encargado formal del aparato de estado y del 
gobierno nacional, están todos los poderes económico-políticos del 
capitalismo trasnacional y oligárquico nacional: poderes legales e 
ilegales, formales y fácticos. 
 Ahora ante las presiones 
mundiales y nacionales oficiales y no oficiales de sectores que ven 
peligrar o disminuir en alguna medida sus propiedades y negocios 
económicos y políticos (industriales, comerciantes, hoteleros, elites y 
grupos privilegiados de todo pelaje), se prepara para reorganizar sus 
recursos simuladores, a empujar otro pacto de seguridad y de gobernanza 
con sus aliados económico-políticos: principalmente las fuerzas de la 
iniciativa privada y fundamentalmente los partidos políticos 
oficializados mayoritarios que se pliegan y aferran al carro el gobierno
 neoliberalizado y que aceptan -gustosos y prestos- participar creyendo 
que eso puede amainar un poco las protestas. Le apuestan a las eficacias
 de la simulación, de la manipulación, del desgaste, de la dispersión y 
de la división de los de abajo, y por supuesto le apuestan a la 
imposición de la fuerza del Estado. 
 En búsqueda del salto cualitativo político-organizativo de los de abajo: hacia una Convención Nacional Constituyente 
 Para que esa efervescencia de la protesta, la resistencia social y del 
empuje contra el neoliberalismo no decline y se diluya en 
fragmentaciones y acciones aisladas. Pues ya hay muestras de esas 
debilidades como el sectarismo, la intolerancia y la incapacidad para 
lograr acuerdos consensuados y/o democráticamente decididos (por ejemplo
 de las asambleas interuniversitarias de estudiantes). Se impone la 
reflexión colectiva y permanente, la organización in crescendo, la 
autocrítica y la aceptación de las diferencias para enfatizar y 
robustecer las coincidencias 
 Así, la rabia y la protesta 
adolecen de organización y de articulación significativamente 
cualitativa de los agraviados, excluidos, oprimidos y explotados a todos
 los niveles: locales, municipales, estatales y federales. 
 Ya 
no necesitamos ahora más masacrados, más mártires, héroes y heroínas, 
más presos, torturados, calcinados, desaparecidos y muertos. No creo que
 necesitemos ya las provocaciones, los mesianismos ni los 
guerrillerismos. 
 ¡De la indignación a la digna acción! 
Necesitamos toda la rabia, la indignación, la experiencia, el 
pensamiento y las acciones de la resistencia y de la rebelión 
antisistémica pero bajo las confluencias, articulaciones y convergencias
 discutidas, debatidas y organizadas. Necesitamos pactos, acuerdos, 
asambleas, consejos, frentes, agrupaciones populares. Todas las diversas
 luchas y resistencias activas bajo un movimiento nacional expresado en 
formas y estructuras de organización a todos los niveles Construir un 
gran frente nacional en defensa de la vida (humana y no humana), la 
soberanía y el territorio neoliberales. Todo ello coagulado en el arribo
 de una Convención, Congreso o Asamblea nacional constituyente con 
delegados elegidos en asambleas generales [13]  que construya un 
renovado plan de lucha y un nuevo proyecto o programa de nación que 
sustituya y derribe al actual gobierno-estado narco-neoliberal: el 
Estado Forbes policiaco militar y entreguista. Que cambie al país, sus 
aparatos, agencias e instituciones. La confección de una nueva 
constitución y un nuevo gobierno obrero-campesino y popular. 
 Propuestas de acciones confluyentes 
 Las propuestas concretas de articulación y coordinación de lucha, de 
construcción y de rebelión total: Paro nacional cívico y huelga general 
nacional obrero-campesina-estudiantil-popular; generalización de las 
policías comunitarias y grupos populares de autodefensa apoyados en 
grandes movilizaciones; arrebatarle al Estado-gobierno la legalidad y la
 legitimidad mediante el abstencionismo políticamente activo y militante
 (no participar en las elecciones de 2015); acciones directas pero 
masivas y cohesionadas; Construcción de un nuevo pacto social que tenga 
como centro indefectible la reapropiación de todos los bienes nacionales
 que han sido privatizados, que eche atrás todas las reformas 
neoliberales, que enjuicie a los ex-presidentes y los miembros de sus 
gabinetes por sus acciones y omisiones en contra de las mujeres y niños 
que fueron arteramente asesinados, así como de las mujeres y hombres 
secuestrados y desaparecidos (cerca de 30 mil en los últimos 20 años) de
 los gobiernos federales, estatales y municipales; libertad de todos los
 presos políticos; el cumplimiento de los acuerdos de San Andrés 
Larráizar, Chiapas; la cancelación de todas las concesiones mineras, de 
aguas, ríos, aeropuertos, carreteras, tendidos de tuberías, fibras 
ópticas y espectros radiomagnético-eléctricos, la reelaboración de los 
artículos constitucionales 3 (educativo), 27 (propiedad de tierras y 
aguas) y 123 (laboral); reelaboración de todos los códigos donde el 
centro no sea la defensa a ultranza de la propiedad privada, sino la 
colectiva y social, generación de nuevas formas de gestión y vida en 
todos los ámbitos de las relaciones sociales para practicar el “buen 
vivir”, alzamiento popular que desconozca y renuncie a este sistema 
completo [14]. 
 ¿Podremos? ¿Podemos?: ¡Podremos! ¡Podemos!
Notas
[1]  Véase Jorge Veraza, “el materialismo histórica en el origen de la familia, la propiedad privada y el Estado de Engels“. En Karl Marx y la técnica desde la perspectiva de la vida, para una teoría marxista de las fuerzas productivas. Editorial itaca, México, 2012, pp. 297-370. 
 [2] 
 Raúl Zibechi ha mostrado cómo el narco y la burguesía tienen los mismos
 intereses: destruir el tejido social para ser imposible e inviable la 
organización popular, véase “No hay diferencia entre narco, burguesía y 
élites” en La Jornada, 14 de noviembre de 2014, p. 27. 
 [3] 
 Véase el video del investigador Andrés Barreda. Presentación en 
Bolivia, “Las fuerzas productivas ancestrales y la geopolítica mundial”,
 youtube.com, consulta 12 de noviembre de 2014. 
 [4]  Ver
 miguel Ángel Adame Cerón, “ La dictadura neoliberal y la situación de 
los jóvenes mexicanos, claves para entender la masacre de Ayotzinapa”, 
en Rebelión, 13 de octubre de 2014, http://www.rebelion.org/noticia.php?id=190752 
 [5]  Véase “La aterradora banalidad del mal” en La Jornada, 9 de noviembre de 2014, p. 18. 
 [6]  La mitad de los mexicanos sobreviven en la pobreza mientras el 1% de la población acumula el 90% de la riqueza nacional. 
 [7]  “Los 35 mexicanos más ricos del mundo”, en Forbes México, diciembre 16 de 2013; cfr. http://www.forbes.com.mx/los-35-mexicanos-mas-ricos/, consulta 10 de noviembre de 2014 
 [8]  Véase Nota de Javier Salinas Cesáreo, “Al menos 30 mil migrantes desaparecidos y 100 mil asesinados en México desde 2006”, en La Jornada. 14 de noviembre de 2014, p. 38. 
 [9]  Véase Miguel Ángel Adame Cerón.: Violencias, bullyings y  juegos de la muerte, Editorial Navarra, México, 2014. 
 [10]  Ver Miguel Ángel Adame Cerón: Movimientos sociales, políticos, populares y culturales. La disputa por la democracia y el poder en el México neoliberal (1982-2013). Editorial Ítaca, México, 2013. 
 [11]  Véase Miguel Ángel Adame C. “Iguala, Ayotzinapa y la podredumbre del neoliberalismo en México”, en Rebelión, 23 de octubre de 2014. http://www.rebelion.org/noticias/2014/10/191158.pdf 
 [12]  Véase, por ejemplo, Víctor M. Toledo, “¡Podemos! Lecciones del 8 de octubre”, en La Jornada, 14 de octubre de 2014 
 [13]  Véase Guillermo Almeyra, “Por una salida democrática a la crisis política”, La Jornada, 9 de noviembre de 2014, p. 23. 
 [14] 
 Véase Echenique Felipe, “De un abstencionismo vago, a un abstencionismo
 políticamente consciente y militante destructor del sistema perverso 
que intenta doblegarnos y aniquilarnos”, Manifiesto electroescrito del 
colectivo la Rueka, noviembre de 2014, 2 pp. 
 
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