Rusia: único país que puede destruir Estados Unidos en treinta minutos.
El 12 de marzo de este año, se celebró en Nueva York un debate favorecido por Intelligence2[1],
 moderado por John Donvan, cuya tesis fue "Rusia es un poder marginal". 
En el debate participaron cuatro expositores: dos defendieron la premisa
 de que Rusia es un poder marginal, y dos defendieron lo contrario. Uno 
de los que defendió la posición contraria, es decir, Rusia no es un 
poder marginal, fue Robert D. Blackwill[2],
 quien, en una parte de su intervención, manifestó que efectivamente, 
Rusia es hoy el único país del mundo que puede destruir Estados Unidos 
en 30 minutos. Estados Unidos y Rusia concentran el 95% de las armas 
nucleares del planeta. Rusia posee 10.000 cabezas nucleares, de las 
cuales 1.500 apuntan a ciudades estadounidenses. En pocas palabras, 
Rusia no es un perro muerto.
Estos datos se ven respaldados por el Instituto Internacional de 
Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI): los arsenales de EEUU y Rusia
 reunían al comenzar el año 2013 alrededor de 16.200 armas nucleares, de
 las cuales casi 4.000 están operativas. EEUU disponía de unas 2.150 
cabezas nucleares desplegadas, es decir, situadas en misiles o en bases 
con fuerzas operacionales y otras 5.500 que no están operativas. Rusia 
por su parte, tiene unas 1.800 cabezas nucleares operativas y otras 
6.700 sin desplegar, lo que eleva su arsenal a 8.500 armas frente a las 
10.000 en el 2012. Otros países cuentan con armamento nuclear. Se estima
 que Francia posee 290 cabezas nucleares desplegadas y el Reino Unido 
160. China, India, Paquistán y Corea del Norte también cuentan con 
ojivas nucleares[3].
A la hora de hacer los análisis geopolíticos correspondientes, es 
necesario tener lo anterior en cuenta, máxime la situación actual donde 
existe un claro desafío al debilitado orden unipolar del imperialismo 
norteamericano y sus lacayos europeos. Y el desafío a los poderes 
existentes conducen —eso enseña la experiencia histórica—, a la guerra. 
Rusia lo sabe porque es parte de las fuerzas desafiantes al status quo 
del imperio, y del dólar como moneda de intercambio internacional, sin 
mencionar su participación en dos guerras mundiales. Ciertamente, las 
guerras mundiales anteriores fueron experiencias muy aleccionadoras en 
cuanto al tema de los desafíos, las contradicciones, las rupturas y las 
consecuencias.
En la primera mitad del siglo XX, se desencadenaron dos guerras 
mundiales de las que fue culpable el sistema imperialista cuando sus 
propios intereses entraron en contradicción. En la primera guerra 
mundial (1914-1918) que terminó con la victoria de los países de la 
Entente (Inglaterra, Francia y los Estados Unidos) sobre Alemania, las 
consecuencias fueron terribles. Las estadísticas hablan por sí mismas de
 la catástrofe: movilizados 65 millones, muertos 8.5 millones, heridos 
21.2 millones, prisioneros desaparecidos 7.75 millones, total de bajas 
37.5 millones. Los países con mayor número de muertos, Rusia 1.7 
millones, Francia 1.35 millones, Gran Bretaña 908 mil, Alemania 1.7 
millones, Austria-Hungría 1.2 millones. Estados Unidos tuvo126 mil 
muertos y fue el país que sacó mayor ventaja del conflicto[4].
Aunque Alemania fue derrotada, eso no resolvió nada. La lucha por los 
mercados de venta, por las fuentes de materias primas, por las esferas 
de inversión de capitales y la lucha por implantar el dominio propio 
seguía constituyendo la esencia de la política exterior de las potencias
 capitalistas. El agravamiento de la crisis general del capitalismo, en 
el marco de la existencia de la Unión Soviética, profundizó las 
contradicciones imperialistas y el pánico en el entramado del 
capitalismo mundial, cuyo objetivo central fue debilitar y destruir el 
Estado soviético en el cual Rusia tenía un papel central. Las 
contradicciones imperialistas se manifestaron con particular crudeza en 
el período de la crisis económica mundial de 1929-1933, una de las más 
profundas y destructoras en la historia del capitalismo. Pocos años 
después de esa crisis estalló la segunda guerra mundial (1941-1945)[5].
Alemania y sus aliados fueron derrotados pero las consecuencias fueron 
más que catastróficas. Veamos: Unión Soviética, muertos 10.7 millones de
 combatientes y entre 16 a 19 millones de civiles, total aproximado 30 
millones. Solo Rusia (URSS), muertos 6.75 millones de combatientes y 7.2
 millones de civiles. Ucrania (URSS), muertos 1.65 millones y 5.2 
millones de civiles. Alemania, muertos 5.52 millones de combatientes y 
2.8 millones de civiles. Estados Unidos perdió 300 mil combatientes. 
Tomando en cuenta las pérdidas en otros frentes, y la guerra de agresión
 de Japón en Asia, la segunda guerra mundial produjo un estimado de 70 
millones de muertos. Alemania, el segundo rival capitalista de los 
Estados Unidos quedó en bancarrota y fue destruido gran parte de su 
capital industrial. La Unión Soviética, su principal competidor no 
capitalista, había perdido 30 millones de personas y los invasores 
alemanes habían arrasado las zonas industriales más productivas del 
país. EEUU se quedó con la mayor parte del botín de guerra, de los 
imperialistas aliados y sus competidores.
Lo anterior es necesario tenerlo presente en los tiempos que corren 
porque existe una gran similitud en cuanto a los desafíos y las 
contradicciones que originaron las guerras del siglo XX. El colapso de 
la Unión Soviética dio paso a un control unipolar del mundo por Estados 
Unidos. Sin embargo, las cosas no resultaron como el imperialismo yanqui
 quería, que era el descuartizamiento total de Rusia posterior al 
colapso. Veinticinco años después, Rusia logró levantar su estatus en 
todos los campos, incluyendo el militar, y junto con otras potencias 
emergentes (China, India, Brasil, etc.), orienta su política al 
establecimiento de un mundo multipolar. Pero el imperialismo se resiste a
 una ruptura del modelo lo que genera una contradicción muy profunda.
Ya han habido muchas advertencias sobre la peligrosidad de los momentos 
que corren. Una de esas advertencias fue manifestada por el General 
Leoniv Ivashov cuando en 2007 era casi un hecho el ataque a Irán por 
parte de EEUU-Israel. Afirmó Ivashov en aquel momento que la guerra era 
la única opción que le quedaba a EEUU ante el derrumbe del sistema 
financiero internacional basado en el dólar estadounidense[6].
 Esto efectivamente presiona las contradicciones entre EEUU, sus lacayos
 europeos y las potencias emergentes, entre ellas Rusia. Nótese entonces
 que efectivamente, para el imperialismo yanqui, la hegemonía y la 
dominación mundial pasa por la destrucción de Rusia, que ya ha advertido
 sobre las consecuencias de la aventura imperialista en sus fronteras. 
Tal es el caso de Ucrania y otras partes del mundo, especialmente Siria,
 ubicada en el Medio Oriente, convertido hoy en una bomba de tiempo.
Todos los indicadores actuales hacen suponer que efectivamente, por la 
dimensión de las provocaciones, el imperialismo está deseoso de desatar 
una guerra mundial. Leonardo Del Grosso advierte sobre los momentos 
actuales cuando afirma que la humanidad atraviesa el momento más 
peligroso, en el cual la guerra mundial parece imponerse cada día más 
como realidad omnipresente, en la era de las armas nucleares y de la 
hiper-tecnología[7].
Si el imperialismo se lanza hacia la opción de la guerra nuclear las 
consecuencias serían devastadoras, casi de exterminio de la humanidad. 
En los primeros treinta minutos de intercambio de misiles con ojivas 
atómicas morirían 1.500 millones de personas y la mitad de la población 
humana moriría en unos días. Además de la destrucción inmediata, 
estudios llevados a cabo por importantes instituciones estadounidenses 
aseguran que, incluso con un escenario de guerra nuclear limitada, se 
provocarían alteraciones catastróficas del clima global y la destrucción
 masiva de la capa de ozono, lo que conduciría inevitablemente a una 
afectación muy negativa de la agricultura mundial, produciéndose 
hambrunas que resultarían en la muerte de 2.000 millones de personas[8].
Tenemos que tomar conciencia sobre la gravedad de la situación. La 
locura imperialista por defender un modelo moribundo está en la práctica
 fuera de control. Urgen las movilizaciones para parar a este grupo de 
locos que arrastra la humanidad hacia su exterminio. En treinta minutos,
 como señala Robert D. Blackwill, Estados Unidos sería destruido, pero 
el resto del planeta también.
Comisión Nacional de Enlace
San José, Costa Rica
[1] Véase: http://intelligencesquaredus.org/debates/past-debates/item/1018-russia-is-a-marginal-power
[2] Amb. Robert D. Blackwill, Fmr. Deputy National Security Adviser under Pres. George W. Bush,
[5] La gran guerra patria de la Unión Soviética 1941-1945, Editorial Progreso, 1975. Véase también Greene, Felix, Lo que todo latinoamericano debe saber sobre el imperialismo, 2ª edición, Siglo XXI, 1974.
 
Comentarios
Publicar un comentario
Los que envían los comentarios son responsables del contenido.