La transformación de las universidades se debate entre dos modelos en pugna.
30 junio 2013 - No se puede hablar de transformación universitaria en Venezuela sin referirse a los dos modelos en pugna luego de que irrumpiera en la escena política el movimiento revolucionario liderado por el comandante Hugo Chávez.
Sobre este aspecto reflexionó Kristel Velásquez, estudiante de Historia en la Universidad Central de Venezuela, quien describió que, por un lado, se puede apreciar un tipo de educación “disfuncional y arcaico, que no se adapta a la realidad y a las necesidades del momento actual que vive el país”; mientras que por el otro “hay una propuesta en surgimiento con mayor visión social y humanista”.
Entrevistada por el Correo del Orinoco, aseguró que en el modelo heredado de las universidades autónomas “la comunidad universitaria no tiene arte ni parte en las decisiones fundamentales de la institución”. En tanto, considera que aunque las universidades que se han levantado en los últimos 14 años bajo los preceptos revolucionarios conservan muchos rasgos del antiguo sistema, “estas se tratan de ir superando en la medida que se van desarrollando y creciendo”.
Dijo que muchas universidades autónomas se han convertido en trincheras políticas de un pequeño sector de la sociedad que se resiste a los cambios que ha planteado el proceso revolucionario de manera democrática. “Estas pequeñas castas docentes promueven en el estudiantado una conciencia individualista, indiferente y enajenada de la realidad social”, repudió.
Al respecto, refirió que 80% de las médicas y los médicos graduados en la UCV se van del país. Lo mismo sucede en el caso de las facultades de Ingeniería y Arquitectura, “que además son estudiantes captados en el cuarto o quinto semestre por ferias de empleo realizadas por las empresas transnacionales, en alianza con la universidad, que en realidad impulsan la fuga de cerebros”, argumentó.
Ante esta situación, insiste en que hay un gran reto mediante el debate sobre los Consejos Estudiantiles del Poder Popular, “que tiene que darse en función de no repetir las viejas estructuras de los Centros de Estudiantes y las Federaciones de Centros Universitarios, a fin de lograr el ejercicio real del poder democrático y colectivo y hacer que las universidades luchen por insertarse realmente en el entorno social en el que están”.
Según la estudiante, “hay profesores que viven la realidad del país a través de los medios de comunicación privados con muchos clichés y prejuicios en los que se basan para poder manipular la conciencia de los jóvenes y defender la autonomía de las supuestas agresiones del gobierno”.
Frente a esa postura, Velásquez cuestiona el significado de autonomía que manejan estos docentes, “porque para que haya una autonomía verdadera tiene que haber ejercicio democrático dentro de la universidad y resulta que en las decisiones que se toman no participa ni el 80% de la comunidad universitaria”.
GRAN AVANCE ESTUDIANTIL
“A pesar de la situación actual, tenemos que reconocer que hemos avanzado mucho con respecto a la situación en la que nos encontrábamos a finales del siglo XX”, apuntó Kristel Velásquez, quien recalcó que “antes la educación era vista como un privilegio de unos pocos”. Hoy, con más de dos millones de estudiantes de educación universitaria a escala nacional, “tenemos el porcentaje más alto de matrícula estudiantil en Latinoamérica, después de Cuba”, celebró.
Por otra parte, afirmó que gracias a la Revolución también ha habido un exponencial crecimiento de universidades experimentales y se ha llevado a cabo un proceso municipalización que, en cierta forma, ha permitido masificar la educación.
“Un ejemplo hermoso de eso es la Misión Sucre en la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV), que incorpora la academia a la comunidad para que las y los estudiantes no tengan que trasladarse a las ciudades donde están concentrado el poder y puedan acceder fácilmente a la educación”, comentó.
Además señaló que estudiantes pertenecientes a las clases más humildes del país ahora están accediendo a la educación, que es un derecho consagrado en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. “Gran parte de las universidades experimentales cubren cerca de 80% de la matrícula estudiantil a escala nacional”, justificó.
Aunque reconoce que parte de ese estudiantado sigue sufriendo académicamente por la aplicación de antiguas modalidades, confía en que “en la actualidad estos tienen mucha más conciencia de la pertinencia de la carrera que cursan y de cómo podrán ejercerla en beneficio de una perspectiva social y colectiva”, de manera que no van a tener que seguir sumándose a esa antigua e inequívoca lógica de “trabajar para hacer ricos a pequeños empresarios”.
Detalló que partir del proceso revolucionario se logró de igual manera contener el intento de privatización de las universidades. De hecho, recordó que “la primera medida que asumió el comandante Hugo Chávez fue rescatar espacios como el Jardín Botánico y la Zona Rental de la UCV, que estaban secuestrados y en proceso de privatización, aunque eso no se compaginó con los procesos internos de estas universidades”.
Asimismo, informó que se han ampliado los servicios estudiantiles con la creación de nuevas rutas de transporte y los proyectos de residencias que “habían sido eliminados a través del allanamiento, el asesinato y la represión durante el primer gobierno de Rafael Caldera”.
Otra mejora implementada recientemente en el sector, detalla, fue el incremento del monto correspondiente a las becas estudiantiles, aunque algunos jóvenes alegan que pese al aumento estas no cubren la totalidad de sus requerimientos. “¿Si la beca es insuficiente, como dicen los manitos blancas, entonces porque para poder rendirla mejor no le exigimos a los rectores, en el caso de las universidades autónomas, que den cuenta de la mala calidad de los servicios estudiantiles que ofrecen?”, exhortó.
“Se supone que la beca es un apoyo, en tanto no se tenga que comprar comida en la calle, porque se supone que deberíamos tener un comedor de calidad que nos garantice la alimentación, ni comprar libros, porque deberíamos tener una biblioteca de calidad, ni pagando pasajes en la calle, porque deberíamos tener un transporte de calidad con unas rutas completas”, añadió.
DISCRIMINACIÓN HACIA LOS HUMILDES
En opinión de la estudiante, en universidades como la UBV se puede evidenciar una diversidad de personas; “las únicas limitaciones que hay son los prejuicios que se han promovido a través de los medios de comunicación sobre las instituciones nacientes”, pero el caso de las universidades autónomas es distinto, “porque allí si hay un filtro de clase, que son las pruebas internas de admisión”.
Asegura que estos mecanismos de selección incluyen, además de la prueba de conocimiento, un extenso análisis socioeconómico y un test psicológico que está muy relacionado con la pertenencia de clase de las y los aspirantes. Por si fuera poco, la prueba tiene un costo de 300 bolívares, explicó.
Por otra parte, lamentó que haya profesoras y profesores que consideren que “la masificación implica el sacrificio de la calidad educativa”. Destaca, a ese respecto, que hay quienes aseguran que las universidades autónomas no pueden tener el mismo presupuesto de las experimentales porque en ellas se hace “educación de calidad”, lo que quiere decir que para estos docentes “hay estudiantes de primera y de segunda mano”.
Para Velásquez, esa hipótesis constituye un valor de discriminación hacia las clases más humildes del país: “Aunque no se diga así, al analizarla se evidencia que allí hay un concepto elitista de lo que es la calidad educativa”.
Estima que “gran parte de los profesores que se rasgan las vestiduras y los que se muestran más reaccionarios, son los más mediocres”, porque entre otras cosas, no asisten a las aulas de clases, censuran las opiniones distintas a las de ellos y evalúan a través de técnicas como la repetición, la memorización y el caletre.
A esta situación se suma el hecho de que “hay profesores que son militantes de partidos políticos de oposición y asumen el aula como parte de su campaña partidista, convirtiendo sus clases prácticamente en mítines”, asintió.
Reconoce que dentro de la UCV hay estudiantes y docentes que se han dedicado a cultivar otra conciencia quizás más crítica, con otra perspectiva y posiciones distintas, con quienes se puede sentar a debatir, “pero son casos aislados porque como tendencia general eso no se manifiesta”.
Durante los distintos momentos de coyuntura que ha vivido el país, en la universidad donde estudia se ha propiciado el debate, aunque asegura que “la línea institucional es ir bloqueando cada vez más estos espacios”. Sin embargo, cree que “es muy difícil tener un debate honesto, argumentado y profundo sobre las cosas que nos aquejan porque hay como una especie de barrera en gran parte del sector estudiantil”.
Pese al insistente y presunto discurso apolítico que muchos voceros juveniles han mostrado, Velásquez no duda en pensar que dentro de la universidad hay estudiantes con militancia partidista evidente. “¿Dónde están ahora los primeros seudo-líderes estudiantiles identificados con la oposición que aparecieron hace algunos años y se catapultaron en el sector? La mayoría se lanzó como candidatos para alguna cosa, son diputados, no están aislados de la agenda política que llevan adelante estos sectores, y eso fue a partir de su militancia”, argumentó.
AVALANCHA DE CAMBIOS
Para Eduardo Sánchez, presidente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la UCV (Sinatra-UCV), “más que una transformación universitaria, la Revolución ha generado toda una avalancha de cambios” en ese sector, aunque admite que todavía hay un tipo de resistencia que frena el avance definitivo.
Consultado sobre esta temática, aseveró que, “a pesar de que no se ha movido la estructura del sistema universitario, a lo interno se han generado procesos de lucha que contrastan evidentemente con la situación vivida antes”.
Relató que a partir de los años 60 y 70 del siglo XX, las transnacionales norteamericanas, fundamentalmente, se enfocaron en la búsqueda de petróleo en Venezuela. “Como sabían que era más costoso trasladar ingenieros y técnicos de Estados Unidos para acá, desarrollaron toda una estrategia hacia las universidades en función de darles un vuelco y tomarlas para ir preparando a todo el personal que necesitaban para la extracción petrolera”, expresó el dirigente gremial.
Esgrimió que el movimiento estudiantil luchó contra esto hasta que en el gobierno de Rafael Caldera cambian los estatutos internos de la UCV. A eso se suma la intervención en los años 71 y 72 y la destitución del rector para colocar en su lugar a autoridades militares. “De esta manera se generó un cambio radical, en el marco de un experimento nuevo, que fue impidiendo el acceso de las masas al sistema universitario y empezó a darse un cambio abrupto después de los procesos que llevaron al movimiento de renovación”, apuntaló.
A partir de ese entonces, rememora Sánchez, la universidad se convirtió en un reducto de viejas políticas de derechización y la matrícula universitaria cambió radicalmente. “Del total de estudiantes que ingresaban, 90% venía de los estratos económicos más altos, mientras que los sectores populares fueron perdiendo fuerza, al punto que en los años 80 se convirtieron en una especie de gueto, sobre todo en la Universidad Central de Venezuela, que es la más emblemática del país”.
Posteriormente, describe, el Banco Mundial impone un criterio que señalaba que las universidades no tenían que estar en proceso de investigación, sino que tenían que preparar al estudiantado como operarios de las nuevas tecnologías que se inventaban en el norte. “Nos vieron como un país atrasado y, en ese sentido, lo que querían era prepararnos para desarrollar la mano de obra y allí empieza también en el país un proceso de reconversión de la estructura y de privatización”, reveló.
No obstante, reconoce que para finales de los 80 y principios de los 90 se produjeron en el país ciertos movimientos que, aunque en cierta manera tuvieron un impacto negativo, al final beneficiaron a las clases menos pudientes. “Primero ‘el sacudón’ del 89 y después el alzamiento militar del comandante Hugo Chávez”, detalla, y justifica a la vez que, mediante ambos eventos “se logró resquebrajar todo ese antiguo sistema y dar paso a un modelo nuevo”.
“El acceso de Chávez al poder generó un despertar de sueños y de ideas y partir de ese momento empezó a cambiar la estructura política y nacional del país con el proceso Constituyente, pero los cambios que se han dado en los últimos 14 años han tocado el mínimo del sistema universitario, el cual se quedó en un reducto de las viejas tácticas políticas de los sectores neoliberales”, manifestó.
VICTORIA PESE A LOS REVESES
A criterio del presidente de Sintraucv, los movimientos populares que representan los trabajadores, obreros y empleados, en función de procurar un cambio de paradigma dentro de las universidades, vienen confrontando la antigua estructura, “y eso se ve hoy en el marco de una discusión contractual donde el movimiento estudiantil, en buena parte, ha respondido a los pedimentos de la nomenclatura universitaria en función de apoyar en esa batalla que ellos tienen, que en definitiva no es por un aumento salarial, porque eso ya fue resuelto, sino por el afán de convertir la universidad en una trinchera de los sectores recalcitrantes de la derecha en contra del proceso revolucionario”.
Pese a los reveses, evalúa que el movimiento de las y los trabajadores ha obtenido en esta fase varias victorias. “Hoy hay un acrecentamiento de la conciencia de clase, ya que con más nivel de conciencia estos han participado en lucha. Incluso, en los sectores gremiales hay una presencia orgánica del movimiento de izquierda revolucionaria”, detalló.
Además indicó que las y los trabajadores cuentan con un instrumento que fue parte de una batalla que se dio en el marco de la lucha de clases, como lo es la Ley Orgánica de Educación, que establece en el artículo 34 el derecho al voto de trabajadores y estudiantes en igualdad de condiciones de las y los profesores, “cosa que antes fue una especie de utopía a la cual todos aspiraban”.
“Aunque esta normativa fue promulgada entre 2010 y 2011, no ha podido entrar en ejercicio porque está en una especie de limbo jurídico en el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ). Después de varios intentos de realizar elecciones, los trabajadores impedimos esos procesos en todo el país y el tribunal se pronunció a favor nuestro y en defensa de la Ley”, ponderó.
No obstante, precisó que desde el año pasado las universidades fueron a la sala constitucional a pedir la derogatoria del artículo 34. “En la actualidad ésta no se ha pronunciado, las elecciones están paralizadas y tenemos todas las ilegitimidades expresadas en estas autoridades universitarias”, enfatizó.
Sánchez considera que “las universidades no son una isla, ni una aldea, ducado o virreinato; ellas son parte del país y son propiedad del Estado venezolano, es decir, del pueblo, por lo tanto tienen que someterse rigurosamente a las leyes de la República”.
Resaltó, además, que la masificación y la municipalización de la educación, producto de la transformación universitaria implementada en Revolución, han permitido que millones de trabajadoras y trabajadores se incorporen al proceso educativo a nivel universitario. Sin embargo, hay una barrera dentro de las universidades autónomas que impide su ingreso.
MEJORAS ECONÓMICAS Y SALARIALES
“Si bien es cierto que hemos tenido algunas contradicciones con algunos ministros y ciertas políticas emanadas desde el Gobierno como consecuencia directa de la infiltración en el proceso revolucionario de elementos no convencidos de las bondades de la construcción de un sistema socialista, las y los trabajadores también han mejorado sus condiciones económicas y salariales”, recalcó el representante gremial.
De hecho, anunció que en la actualidad se está discutiendo la segunda contratación colectiva del sector administrativo, hecho que estima sumamente importante para el sector, dado que durante los últimos 30 años de la Cuarta República nunca se llegó a discutir un contrato sino convenios internos.
“Después estuvimos sublimados a una cuestión ventajosa que los profesores llamaban normas de homologación y a partir de la organización y la lucha nos constituimos en una especie de movimiento nacional y discutimos el primer contrato de los empleados administrativos a través del movimiento de sindicalización”, complementó.
Un aspecto positivo de este contrato, señala, es el incremento salarial único en la historia de más del 100% para las y los trabajadores universitarios, aprobado recientemente y en vigencia a partir de enero de 2013. Por otra parte, dijo que durante la discusión de las clausulas efectivas con respecto al personal jubilado, se llegó a un acuerdo con el Ejecutivo Nacional para que estos reciban los mismos beneficios socioeconómicos de las y los trabajadores.
“Se les aplicó un aumento salarial después de reconvertir su unidad de jubilación, mientras que al personal obrero y administrativo de apoyo que estaba en sueldo mínimo se le llevó el sueldo a 3.031.000 bolívares como piso base de la reconstrucción, y ahí se le aplica el porcentaje de crecimiento que da 112% aproximadamente para todo el sector jubilado”, participó.
Del mismo modo, “se aplicaron los mismos criterios del 0,4 de unidad tributaria que ellos tienen como bono alimentario por los 30 días del mes, igual que a las y los trabajadores, y se les concedieron además todos los beneficios económicos no salariales”, agregó.
UNIVERSIDAD PLURAL Y DE PENSAMIENTO DIVERSO
A juicio de Sánchez, la universidad debe seguir siendo una institución de pensamiento plural, pues allí caben todas las tendencias e ideologías. Dice que quienes aplican un pensamiento único dentro de ella son precisamente los que argumentan esa consigna. “De hecho, el chavismo no gobierna en las universidades, ahí quien gobierna es el pensamiento neoliberal, que además se lo imponen a golpe y porrazos a todo el mundo”, advirtió.
Reconoció que dentro del campus universitario hay sectores que no comparten las ideas revolucionarias, “pero son progresistas, y aun siendo conservadores tienen un pensamiento político serio, por lo que no tienen problemas para incorporarse al debate de ideas”.
Insiste en que la intención no es perpetuar en las universidades el pensamiento único, sino que más bien haya un pensamiento diverso, “incluso, donde la contradicción sea parte del mismo proceso, porque de la contradicción nació el impulso de la energía que ha cambiado la historia durante estos tiempos”.
“Creemos en una transformación universitaria que no es una imposición, porque nosotros no aceptamos imposiciones, por ello consideramos que hay que debatir a escala nacional cuál es la universidad que queremos y cuál es la que tenemos y, en función de eso, pensamos que es pertinente incorporar a todas y todos a este proceso, porque también hay que tomar en cuenta a los que no están en la universidad”, ratificó.
Aclara que el deseo de todas y todos es que la fuerza de trabajo sea administrada de otra manera, que la universidad se abra al país y que se incorpore al proyecto productivo en función del desarrollo patrio, para que con los recursos del pueblo no se siga formando a los cuadros de las transnacionales que están conspirando en contra de la Revolución.
“El Estado no puede seguir incluyendo a los grandes sectores para mejorar la calidad de los venezolanos, mientras las universidades están formando hombres y mujeres para que estén al servicio de las transnacionales, fomentando la exclusión e instigando a las y los jóvenes que se gradúan a que se vayan del país, después que el Estado invirtió en ellos”, puntualizó.
OTRA PERSPECTIVA
“La institución universitaria, pese a ser bastante conservadora, tiene procesos permanentes de transformación”, señala Víctor Márquez, presidente de la Asociación de Profesores de la Universidad Central de Venezuela (Apucv), quien asegura haber sido un actor importante en algunos hechos transformadores implementados en la UCV, como el cambio del pensum de estudios de la Facultad de Medicina, en la cual se eliminó el ciclo básico, y el fortalecimiento de la línea de medicina preventiva para darle una visión más social a los estudiantes.
Para los años 1991-1992, relató, se logró que las y los estudiantes de medicina cumplieran una función similar a la que hoy desarrolla la Misión Barrio Adentro en los sectores populares del país. “Los mandábamos a las comunidades para que atendieran y entendieran sus problemas, hasta que la delincuencia nos los sacó del barrio”, describió.
En su opinión, “el Gobierno de Chávez pudo haber montado Barrio Adentro apoyándose en la Facultad de Medicina de la UCV y en la experiencia que ya existía, pero no recurrió a las universidades”. En ese sentido, considera que “desde la óptica gubernamental la discusión de la transformación está más orientada a cambiar la forma de elección de las autoridades universitarias que a otra cosa”.
Para el catedrático, el modelo de transformación que propone el Ejecutivo “no se inserta en el plano académico sino en el plano político” y al respecto argumenta que lo que exige el gremio docente agrupado en la Apucv “es que cualquier transformación sea en función de la academia y no de la política”.
Añadió que como parte de esa propuesta de transformación, “por orden de decreto, el Estado ha convertido en universidades a instituciones que no lo son”. Señala el docente que “una universidad se caracteriza por la pluralidad de pensamiento y por el desarrollo de actividades de investigación y de extensión”, postulado que, según las referencias que adujo tener, no se pone en práctica en estas instituciones.
Esgrime que, al no contar con esas cualidades, “se convierten en unos grandes liceos que transmiten nada más una orientación parcial del mundo, porque allá no se pueden discutir ni debatir las ideas que se discuten de este lado”. A criterio del titular de la Apucv, “la intención del Ejecutivo de incrementar la matrícula es válida, el problema es qué tipo de instituciones se están creando y cuál es la calidad de la educación que se está impartiendo”.
INSTITUCIÓN POLÍTICA EN ESENCIA
Asegura el profesor Márquez que “la universidad es, en esencia, una institución política en el buen sentido de la palabra”, pues su accionar “implica el debate de las ideas”, por eso dentro de ella conviven las diferentes corrientes del pensamiento universal. Además la califica como una institución democrática, “porque si no, no hubiesen dentro de ella diferentes corrientes de pensamiento”.
Con base en esta hipótesis, explica que las actrices y los actores universitarios siempre han hecho vida política dentro de la academia. “Ninguna autoridad universitaria, por lo menos de la democracia para acá, ha estado desvinculada de las organizaciones políticas”, enfatizó.
Recordó que “en algún momento de la Cuarta República los partidos se interpusieron de manera inadecuada en las universidades”. Prueba de ello fue la intervención de la Universidad Central de Venezuela impulsada por Rafael Caldera durante su primer Gobierno, por tal motivo, considera que es un error decir que la politización de las universidades es un fenómeno reciente.
Sin embargo, negó que el actual conflicto que mantienen los profesores y las autoridades universitarias esté marcado precisamente por la polarización o que estos estén involucrados en alguna estrategia política para derrocar al Gobierno. “La institución universitaria no tiene nada que ver con ningún plan político de esa naturaleza y el gremio tampoco. Cada uno de nosotros puede tener posiciones políticas; eso es otra cosa, pero que nosotros estemos metidos en un plan desestabilizador, no es verdad”, refutó.
Según Márquez, la identificación de las luchas profesorales con la dirigencia opositora obedece a que “en la Asamblea Nacional, que es el centro para el debate, el sector oficial se ha negado a la discusión”, por lo que decidieron recurrir a los otros miembros de la asamblea. “Es el mismo Gobierno el que favorece, en última instancia, los nexos entre los sectores universitarios que tienen unos problemas y los diputados que nos escuchan. Ahora, si los que nos escuchan son de oposición, la culpa es del Gobierno que no nos quiere escuchar”, fustigó.
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