Hiroshima, antes y después de la bomba atómica
Hiroshima, antes y después de la bomba atómica (+ Fotos)
25 SEPTIEMBRE 2010 12 COMENTARIOS
Aunque hemos visto infinidad de documentales y leído aún más artículos sobre las consecuencias funestas que provocó la bomba atómica que EEUU lanzó sobre Hiroshima el 6 de agosto de 1945, no siempre es fácil hacerse una idea de cómo quedó realmente la ciudad tras la deflagración nuclear.
Para llenar este vacío, en el Memorial de la Paz de Hiroshima hay dos maquetas que recrean cómo era la urbe japonesa antes de la bomba y cómo quedó completamente destruida instantes después:
La pequeña línea roja situada en la parte central-izquierda marca el punto en el que cayó la bomba. Tras la explosión, en ese punto la bola de fuego que se generó alcanzó temperaturas de varios millones de grados centígrados, mientras que en las zonas cercanas al hipocentro se rozaron los 4.000 grados.
(Tomado del blog Richard Seaman. Traducido por Cubadebate)
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¿No pensaron que hasta podía llegar a “ensamblar” tan temibles artefactos?
¿Hay por qué dudar que con las personas y materiales adecuados pudieran llegar a construirlas?
Imagine ahora, que en afán de llevarse la victoria y repartirse las riquezas naturales que queden, un loco, o grupo de ellos, con elegantes trajes de más de dos mil dólares y entorchados uniformes militares, decidan, para acabar pronto la contienda, lanzar los misiles nucleares, cuyo poder hoy es 440 mil veces mayor a los artefactos con que Truman inició la era atómica.
La humanidad puede vivir mañana su propia experiencia. ¿Y qué tal si no hay guerra nuclear? Preguntarán los descreídos de siempre, ingenuidad que no debemos permitirnos si apreciamos la vida. Una guerra hoy puede acabar con más de 50 millones de personas, que se estiman fueron víctimas de la segunda conflagración mundial.
Vuelva la vista por un momento a Afganistán e Iraq. ¿Cuántos civiles, inocentes de toda manipulación militar o política, han pasado a “mejor vida”, gracias al poder del armamento convencional. ¿Acaso por ser “convencional” no mata igualmente?
En varios foros he visto comentarios librando de culpa a los poderosos que ansían repartirse el mundo. “Ellos (¿Se referirán a la Casa Blanca?) no aprobarán el empleo de armas nucleares. No se arriesgarán a perecer también”. Tal vez, pero si tienen una razón que les haga pensar que sobrevivirán sin problemas, no dudarán un segundo en apretar el fatídico “botón”.
La historia nos enseña, más allá del valor anecdótico, que los poderosos nunca escatimaron vidas humanas para lograr más poder o perpetuarse en el mismo. No seamos ingenuos.
No queda otro camino para los miles de millones amenazados de perecer por las ambiciones desmedidas de unos pocos “becerros de oro” que sumar voces en el reclamo de paz.
Nuestros hijos merecen crecer en un mundo de paz y felicidad.
En unos días extrañaré el verde
y la tos de mis volcanes
harán sus grietas
en la piel que el ozono
no supo cuidar.
Y los rayos intensos se beberán el agua
y las montañas arderán por siglos
hasta que los mares estremezcan
con su luz
la esperanza verde que hoy conservo,
como estoy,
negado a vivir nuevamente
la historia que está a punto de olvidarse:
cuando toda la luz de unos pocos bolsillos
cegaron al sol.
Por eso debemos unirnos mas los latinos.