Apreciaciones parciales y subjetivas del bajón electoral del 14- 04- 2013 y propuestas para reorientar la lucha a fin de evitar el ascenso del fascismo al poder en Venezuela.
Ante una angustiada
comunicación que me envió una apreciada amiga y camarada Argentina, alarmada no
sólo por el bajón de las recientes
elecciones, sino también por los sucesos inmediatamente posteriores que dieron
como resultado la repudiable conducta del liderazgo opositor que, al ponerse al
margen de la legalidad y la legitimidad propició el salvajismo contra
compatriotas, con el lamentable saldo de ocho (8) muertos (hasta el momento de
escribir estas líneas) , cientos de
heridos y quemas de edificaciones públicas y privadas, fue lo que me condujo a
redactar las siguientes reflexiones.
Procederé en consecuencia a
puntualizar algunos aspectos que pueden dar luces a lo acontecido
recientemente, a partir de la apreciación que tengo como actor (pro gobierno) y
como analista de las Ciencias Sociales.
1. La muerte de Chávez
generó, por una parte, conmoción en sus partidarios y en la periferia, en
términos emocionales, lo cual por supuesto se justificaba por lo que
representaba el personaje, en términos de presencia mediática cotidiana,
carisma, poder, estilo, convicción, impacto, coherencia y sobre todo de ofertas
y ejecutorias con un alto contenido social, básicamente privilegiando al sector
históricamente más deprimido en términos socioeconómico y educativos (formal)
del país. Y por la otra, la esperanza por parte de sus detractores, enemigos y
en fin opositores a ultranza, que vieron en
la desaparición de su figura granítica y cohesionadora “un camino”
expedito para lanzarse a barrer al chavismo sin Chávez.
2. Todo giraba alrededor de
Chávez, este no solo no preparó relevo o cuadros porque todavía estaba joven,
solo tuvo funcionarios leales (y algunos no tanto), cuya formación ideológica
–que la tienen- es de distinta índole, desde el anarquismo, pasando por el
marxismo clásico, la democracia social, la democracia cristiana, el
antimperialismo, el nacionalismo, el integracionismo, el bolivianismo e incluso
el regionalismo, es más la gran fortaleza del chavismo lo constituyen los
sectores populares cuya formación ideopolítica es extremadamente débil en su gran
mayoría. Dicha debilidad es expresión de la dispersión ideológica de su
dirigencia que se refleja en el proceder
del antiguo MVR y el actual PSUV, eficaces como instrumentos electorales, pero
deficientes en la educación y formación ideológica. El chavista de a pie, difiere
poco del adeco nacionalista de finales de los años 30, el 40 y los 50 del siglo
pasado, aquellos y estos, en su mayoría, los ha caracterizado la necesidad de protección Estatal, el indispensable apoyo gubernamental
directo para la satisfacción de sus necesidades básicas, y la poca formación
ideológica. Por tal motivo es un sector inmediatista,
en el sentido que al no sentir que sus necesidades no son resueltas en el corto
plazo, se impacienta, se irrita, se
frustra, y puede ser permeable a iconografías y metalenguajes
sutilmente transmitidos. La debilidad ideológica de la gran mayoría del
chavismo de a pie, se evidencia, por ejemplo cuando vecinos de una comunidad
urbana o rural, ante la tardanza en la recepción de unos recursos destinados a
resolver o mejorar un servicio, en vez de presionar, denunciar acusar en bloque al responsable, dejando al
desnudo su incompetencia e incapacidad, optan por bloquear la vía principal o
peor aún, abandonan la lucha hasta concluir con las tradicionales
lamentaciones; no hay constancia, sentido de la oportunidad, no hay criterio de
unidad y en fin no hay convicción en la lucha. Para ello es necesaria la
FORMACIÓN POLÍTICA. Y ésta no puede consistir en la recepción y repetición de
consignas. Lamentablemente, la conducción y dirigencia de este proyecto – salvo
el caso de la perenne prédica del mismo Chávez- no fue consistente en dicha labor y por lo que conozco, en la actualidad
pareciera que la misma no se está haciendo o al menos no se conoce evidencias
de la misma.
3. Los dos aspectos
anteriores nos conducen a una cruda realidad, si bien es cierto que Chávez, el 08-12-2013 ,
ante el recrudecimiento de sus dolencias, designó a Nicolás Maduro Moros como
el encargado de defender al Proyecto Bolivariano en la futura consulta
electoral, este no estaba preparado para tal refriega, no en términos de
lealtad ni por falta de convicción con el proyecto, al contrario, conjuntamente
con Diosdado Cabello
Rafael Ramírez , Elías
Jagua y otros constituyen las figuras emblemáticas del proyecto chavista, nos
referimos a falencias en cuanto a la
asunción plena del liderazgo, debido a la carencia de un estilo definido, cierta incoherencia en el discurso, falta de poder
de convencimiento y la toma de algunas medidas en el área económica no
suficientemente explicadas y clarificadas. Ante tales limitaciones recurrió en forma persistente a actuar como Chávez y -aun cuando, expresamente declaraba no serlo-
la oposición hábilmente utilizó dichas debilidades para atacarlo sistemática y
despiadadamente, hasta exagerar, agregándole a las mismas deficiencias y
defectos inexistentes o sin pruebas. En la acera contraria, tuvo un
contrincante, con larga exposición mediática sobre todo en TV, al principio por
dirigir una Alcaldía en el Área Metropolitana de Caracas, luego como gobernador
de un estado, cuya población en algo más del 60 % constituye
el Distrito Capital y con la
experiencia fresca de haber
confrontado con Chávez, apenas seis
meses antes y, digámoslo de una vez, el Capriles
timorato, huidizo ante el bisnieto de Maisanta, se convirtió en un frontal retador, con un discurso pugnaz ante
Maduro Moros hasta llevar a este a su terreno confrontándolo de tú a tú, por
esa vía puso a Nicolás Maduro a la defensiva. Es más, soy de la opinión que si
la confrontación se hubiese prolongado unos meses y los asesores del actual
presidente no modificaban la estrategia, la garantía de triunfo era insegura.
4. Maduro Moros retiene el
poder para la revolución por el capital político heredado de Chávez, pero con
las desventajas ya señaladas. Esas son las razones por las cuales disminuye
sustancialmente el número de votos que, para mayor desazón, ni
siquiera se abstienen, sino que migran
hacia la opción opositora, porque el crecimiento electoral caprilero tiene su
procedencia del capital electoral chavista debido a que fue a un proceso comicial utilizando el mismo
padrón de octubre de 2012 donde el proyecto bolivariano había contado con el
respaldo de más del 55 % de la
población.
5. Ahora bien, la salida no es evitar la discusión en público del tema porque según algunos, se estaría dando armas
al enemigo en una confrontación donde,
ciertamente este es poderoso por el apoyo mediático y económico interno y sobre
todo externo en cuya expresión concurren prácticas fascistas, oscurantistas,
desnacionalizadoras, entreguistas, sectarias y en fin antipatriotas; pues
disiento de quienes
así opinan, porque la opción
opositora, siempre estará al asecho de la revolución bolivariana, en la medida
que esta constituya un obstáculo a sus intereses. Precisamente, la discusión es
indispensable, cuando el peligro asecha
a fin fortalecer las convicciones, modificar las estrategias cuando la circunstancia
lo amerita o bien, optimizarla cuando está funcionando bien. Por esta razón, es por lo que los que apoyamos a este
proceso, debemos presentar argumentos que puedan confrontarse en la sana
discusión para no solo entender las reales causas de la evidente disminución
electoral, sino, - y esto es lo más
importante- para superar y reconquistar
a esos compatriotas que hasta hace apenas unos meses nos apoyaban. En ese
sentido, a nuestro juicio, no podemos obnubilarnos con el triunfo del 14 de
abril, menos, deliberadamente o inconscientemente repetir un discurso y algunas
prácticas que por los resultados conduce solo a reforzar el apoyo de un 35 o 40
% de chavismo duro. No, eso es un error, porque se gasta energía, tiempo y
recursos en solazarnos y descuidamos aspectos puntuales como la formación
ideológica de nuestra gente, la preparación de cuadros, la captación por la vía
del convencimiento de la periferia chavista e incluso de partidarios del
enemigo, cuya conducta es, a veces aluvional, emocional, conservadora a los
cambios, contraria a la iconografía revolucionaria y socialista. Por supuesto,
paralelo a lo anterior debe haber eficiencia en la administración pública,
porque si se está en el gobierno y se tiene el poder, solo se debe ofrecer lo que
realmente se puede cumplir con eficiencia, eficacia y a tiempo. No es posible
entender como obras proyectadas y presupuestadas, o no se hacen efectivas o se comienzan y no se concluyen y,
cuando se concluyen tienen deficiencias o terminan duplicándose su costo por lo
paquidérmico en la construcción. La
revolución requiere servidores públicos, no que se sirvan de lo público. Es
ahí donde se deben buscar las causas del desapego con el proyecto bolivariano
de más de medio millón de venezolanos en el corto plazo de seis meses. Crear
conciencia y seguir fortaleciendo la
calidad de vida de los históricamente excluidos, reconquistar a los que migraron
(cuya inmensa mayoría no son oligarcas traidores y aprovechadores de la cosa
pública, son gente de a pie) es nuestro trabajo inmediato. Convencer a los “apáticos” (más del
29 %), entender las atribulaciones de los sectores medios reacios al cambio y
neutralizar a la burguesía constituye un
reto para el proceso bolivariano en el mediano plazo. Nosotros nos inscribimos
en esa lucha.
6. Para finalizar, como mi estimada
amiga me informaba que la TV argentina transmitía imágenes que presagiaban
un desenlace sangriento con su respectivo golpe de Estado de extrema
derecha, debo decir que no podemos perder el pulso de la situación, entre otras
razones porque la institucionalidad
actual es distinta a la de los años 2002 y 2003. El pueblo chavista- con sus
debilidades ideológicas y con algunos liderazgos a veces ambivalentes- está claro quiénes son sus aliados y sus
enemigos. En la Fuerza Armada, hay oficiales vinculados al proceso. La dirección de los poderes
públicos, al menos públicamente, resueltamente tiene un discurso y
ejecutoria que evidencia conexión con el
proceso de cambio. El gobierno nacional
tiene control efectivo de PDVSA que es nuestra principal fuente de recursos
financieros. Sin embargo, como vivimos en un país, enmarcado en las normas de
la democracia occidental, es necesario exigir que la protesta, opinión,
publicidad y desencuentros, se realicen en el marco de las reglas de
convivencia y, quien asuma una conducta contraria a la civilidad y el
republicanismo, es necesario “someterlo por la fuerza”, aislarlo y enjuiciarlo
con las normas y procedimientos institucionales
del Estado, sin excepción y sin blandenguerías. No puede haber impunidad.
Víctor Palacios Vargas, Profesor universitario, jugador de bolas
criollas y orituqueño.
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