"Queremos construir el socialismo y eso solo se hace luchando"
En el día que se cumplen 100 años de la fundación del Partido Comunista, entrevista a su presidente, Guillermo Teillier
"Queremos construir el socialismo y eso solo se hace luchando"
Guillermo Teillier responde a las preguntas de este semanario para esta edición centenaria. El pasado como patrimonio valioso, el presente combativo y la certeza de que el pueblo avanzará en sus luchas y conquistas, es lo que marca las respuestas del dirigente comunista.
-¿Cómo se siente el presidente de un partido que cumple 100 años?
Es una responsabilidad muy grande. Desde luego, nunca imaginé que yo iba a ser presidente del partido del centenario, y puedo decir que en general estoy satisfecho, no por lo que a mí me corresponde como persona, sino fundamentalmente por lo que el partido ha sido capaz de hacer en el proceso revolucionario chileno y porque ha llegado a este momento siendo un protagonista del quehacer político.
Después de muchas vicisitudes, de pasar la dictadura y una política prácticamente genocida contra los comunistas y luego de 20 años de exclusión, el Partido Comunista de Chile vuelve a reconstituirse, tanto política como orgánicamente. Y, sin falsa modestia, puedo decir que hoy es un partido que plantea rumbos concretos en la sociedad chilena, de salida a un sistema neoliberal impuesto por una dictadura, y también de salida de una institucionalidad que pretende ser democrática pero que en el fondo no lo es. Y todos sabemos que gran parte del descontento que los chilenos expresan contra el actual gobierno tiene que ver con que no pueden participar en la discusión y la resolución de los asuntos más importantes que tienen que ver con su vida.
El partido ha sido capaz de poner en la mesa de discusión del conjunto de la sociedad temas tan importantes como el cambio de la Constitución, del sistema binominal, la participación ciudadana; ha sido capaz de instalar las medidas económicas fundamentales que debe adoptar cualquier gobierno que quiera realmente representar a la mayoría de la sociedad chilena: soberanía económica, mayor igualdad, menor concentración de la riqueza, mayor salario, protección y derechos de los trabajadores. Son cuestiones que no se han logrado después de la caída de la dictadura.
¿Qué identifica al Partido Comunista? ¿Sigue siendo éste el partido que fundó Recabarren?
Exactamente. Es claro que van cambiando las condiciones y efectivamente el partido puede actuar de una u otra manera, pero en el fondo lo que el partido sigue haciendo es poner en el centro de sus tareas, de sus obligaciones, la defensa de los intereses de los trabajadores y de la gran mayoría del pueblo chileno. En eso, creo que no ha cambiado en absoluto.
El mundo de los trabajadores se ha ampliado, eso es indudable. Ya no es sólo la clase obrera ni los trabajadores manuales. Hay una diversidad de formas de desarrollarse en el campo laboral, que hace que el partido tenga que conocer esta nueva realidad y actuar acorde a ella.
En Chile se ha querido denigrar al trabajador, al obrero, y por eso se inventan fábulas como ésta de que hoy día la mayoría de los chilenos son de “la clase media”. Y cuando uno ve la reforma tributaria del gobierno, que dicen beneficiosa para esa “clase media”, se da cuenta que aquellos que ganan hasta un millón de pesos mensuales no se van a ver beneficiados.
En realidad, lo único que hace el gobierno con ésta y otras medidas es darle mayores prebendas y facilidades al 10 ó 15% que acumula la riqueza en Chile; entregar algunas migajas a otros sectores y sacrificar al resto de la sociedad que vive endeudada, con bajos salarios y ve muy dificultado su futuro.
¿Cómo se combina esta posición que usted expone, con una política de alianzas que suscita suspicacias, críticas e incomprensiones, a lo que se agrega el anticomunismo larvado o manifiesto de parte de la burguesía y los medios de comunicación?
Esos son elementos con los que hay que contar. Con el anticomunismo, toda la propaganda que se hace en contra, sobre todo la que viene de los sectores más poderosos y que tienen, además, todos los medios de comunicación a su entera disposición. Ellos pueden hacer todo tipo de campañas burdas, incluso influir en sectores que se llaman de izquierda pero que, desde el punto de vista de la conciencia político-social, no tienen la madurez suficiente para hacer un análisis más profundo de las cosas.
Nosotros creemos que en Chile hay que conformar un nuevo sujeto político-social capaz de llevar adelante transformaciones profundas, y en eso estamos. Para eso se necesita una política de alianzas sin dejar de lado ni los principios ni los objetivos que nos hemos propuesto. Desde luego, no la vamos a hacer con la derecha, pero sí con sectores que de una u otra manera han estado en un programa de transformaciones profundas, como es el pueblo concertacionista.
¿Acaso no creyó que se le estaba presentando un programa de transformaciones profundas a la salida de la dictadura? Claro que sí: votó por ese programa. Hoy hay una gran decepción en ese pueblo concertacionista. Y una parte muy importante de esos sectores no quiere volver a tener gobiernos como los que conocieron de la Concertación, sino gobiernos que efectivamente tomen en cuenta las aspiraciones que han tenido desde hace mucho tiempo, que se han ido traspasando de generación en generación y que hoy los jóvenes toman en sus manos.
-¿Existe el riesgo de que se repita un gobierno de la Concertación?
Existe el riesgo, si es que no se da precisamente una convergencia de fuerzas dispuestas, primero, a contribuir a la construcción de un programa y después elegir el candidato presidencial. Existe el riesgo de que algunos quieran tomar el camino de decir “si hay un candidato o candidata que esté muy alto en las encuestas, éste es nuestro candidato, vamos a ganar las elecciones”, y se olviden del programa y de acoger las demandas populares. Ese riesgo existe, lo sabemos, porque hay fuerzas –desde el otro lado de la vereda, digamos, desde la derecha- que harán todo lo posible por neutralizar la conformación de una alianza de fuerzas como la que estamos planteando, porque saben que ellos tendrían que retroceder en cuanto a intereses que les son propios y que no son otros que las grandes utilidades y la apropiación de todo lo que es el proceso productivo en Chile.
Esa es la confrontación que se viene y por eso, cuando estamos en estos 100 años del partido, digo que el PC ha logrado ponerse en el centro de la discusión política y eso nos plantea la disyuntiva de si seremos o no capaces de tener un gobierno con un programa que realmente contenga las aspiraciones populares.
¿Cómo se inserta y de qué manera se expresa el PC en el movimiento social?
El movimiento social es muy amplio, y no tiene fronteras políticas. Es muy transversal y en algunos casos vemos cómo en la base social, de alguna manera, coinciden en la protesta sectores de izquierda, de centro y de derecha.
¿Cómo está el PC relacionado con este movimiento social?: en la medida que el PC y sus militantes son capaces de representar a esos sectores, de participar en la conformación de movimiento, en la unidad del mismo, y dotarlo de un proyecto, de una base programática y de carácter político. Porque creo que ésa es la novedad que se presenta hoy: que los planteamientos del movimiento social son políticos, de cambios políticos para el país. El PC ha estado en eso y ha alcanzado un alto grado de reconocimiento respecto a algunos de sus dirigentas y dirigentes. Hay algunos que están muy connotados y otros que no son muy conocidos pero que, sin embargo, en su realidad social son absolutamente reconocidos. En eso, el PC también ha jugado un papel importante.
¿Cómo está el PC en sus relaciones internacionales?
A través del Foro de Sao Paulo, del que es un partícipe regular. Allí tiene relación con muchísimos partidos de todo orden y mantenemos relaciones prácticamente con todos los PC del mundo y con muchos otros partidos. No tenemos una frontera ideológica en este sentido, es claro que no nos vamos a ligar con sectores de la derecha que hoy día sí tienen Internacional, nosotros no tenemos ninguna, como alguno pudiera creer. No hay un centro directriz, porque lo que se hace, por ejemplo en el Foro de Sao Paulo y en otros, son intercambios profundos acerca de la realidad latinoamericana, también la mundial, pero no se sacan resoluciones que cada partido deba cumplir. Se sacan algunas conclusiones generales y cada partido, de acuerdo a su realidad, ve cómo esas conclusiones, que son muy generales, las adopta para sus países.
Nosotros abogamos por la integración latinoamericana. Latinoamérica es un continente que está luchando con fuerza, no sólo por los cambios políticos y sociales sino que también desde el punto de vista económico porque es un continente que está en desarrollo y que indudablemente podría mejorar mucho, sobre todo en la calidad de vida de los pueblos, si es que se adoptaran acuerdos de integración en energía y otros.
-¿Es el cobre un asunto intransable en un programa del gobierno de nuevo tipo?
Absolutamente: renacionalización, o una fórmula que haga que realmente el cobre sea recuperado para todos los chilenos. Es un elemento esencial y lo que corresponde es la renacionalización. Eso es muy difícil que podamos hacerlo de buenas a primeras, pero debe producirse un proceso que puede ser, por ejemplo, poner a Codelco como una empresa fundamental extractiva de cobre en Chile y darle todas las facilidades de parte del estado para que asuma los nuevos yacimientos. En segundo término, que se cobre un royalty –tal como lo hacen otros países- que deje los recursos suficientes al estado chileno. Y si es que están todas estas medidas cautelares de nuestras riquezas básicas o el uso y usufructo de nuestras riquezas, también el estado chileno podría asociarse, como lo hacen otros países, pero en condiciones en que el beneficio fundamental sea para el estado y el pueblo chilenos, no para la empresa privada como es ahora en que los beneficios netos son casi absolutos para la empresa privada o las grandes transnacionales.
¿Se ha producido un cambio importante desde el punto de vista generacional, sobre todo en la dirección del partido? ¿Hay un trasvasije de experiencias y la posibilidad de que más jóvenes vayan asumiendo tareas?
Indudablemente, la vida nos pone en la situación de que los cuadros tienen que irse renovando por la edad, y el partido ha seguido esta ley de la vida. No es un partido que se haya anquilosado desde el punto de vista generacional, en que los dirigentes sean de una edad extrema.
Nosotros concebimos que todos, jóvenes, de mediana y más edad, pueden contribuir, unos con su experiencia de lucha, otros con el ímpetu que traen como jóvenes, con un conocimiento más exacto de las nuevas realidades. Y que se fundan en una dirección eficaz en el partido. Y, claro que sí, nosotros estamos en disposición y estaremos orgullosos de que nuevos cuadros vayan asumiendo las funciones que nosotros ya hemos cumplido o estamos cumpliendo pero que algún día vamos a dejar de cumplir. Eso está claro.
Quiero recalcar que el partido, precisamente en estos 100 años, ha tenido un crecimiento muy grande entre los jóvenes y la Juventud Comunista ha logrado niveles de organización, de amplitud en su desarrollo que son muy importantes y nos dicen que tenemos futuro y que podemos cumplir otros 100 años tranquilamente.
-¿Puede asegurarse la vigencia del marxismo y dar por superada o derrotada definitivamente la ideología neoliberal?
El marxismo, para mí, está completamente vigente. Hay algunos que nos han dicho, incluso por la prensa, que el PC ha quedado huérfano de ideología. No: nosotros seguimos siendo un partido marxista y nuestra ideología, que se expresa a través de nuestra política –como muchos partidos comunistas en el mundo- está plenamente vigente. Y hoy día, la ideología transformada en política está en las calles en forma de postulados o de proyectos de distinto orden.
Las ideologías tampoco han muerto, como alguien sentenció, y todo lo contrario: hoy están más vigentes que nunca y precisamente aquellos ideólogos del neoliberalismo, que son los que dieron por muerto al marxismo, son los que están hoy día moribundos. No creo que estén superados todavía, o derrotados. Se ha demostrado históricamente que el capitalismo tiene muchas formas para revertir procesos de crisis, que a veces parecen terminales pero se las arreglan mediante distintas fórmulas para sobrevivir. Han inventado guerras mundiales, matanzas atroces, y son capaces de hacer cualquier cosa. Estos son procesos que no son cortos, pero si vemos al neoliberalismo hoy día, la verdad es que está bastante maltrecho.
-¿El partido tiene una paciencia y optimismo de 100 años, o podría hablarse de que mantiene el ímpetu inicial?
Creo que efectivamente si en el PC no existiera optimismo, si no creyéramos en nuestros ideales, no estaríamos, no tendríamos 100 años. Y los 100 años nos dicen que no sólo tenemos optimismo, no sólo que hemos superado incluso aquella crisis del socialismo, la caída del socialismo europeo, sino que estamos por construir de nuevo e incluso analizando aquello que fracasó, porque creemos que hay que presentarlo o construirlo de distinta manera. Pero en eso estamos, y eso se hace solamente luchando y no de otra manera.
-¿Cómo se siente el presidente de un partido que cumple 100 años?
Es una responsabilidad muy grande. Desde luego, nunca imaginé que yo iba a ser presidente del partido del centenario, y puedo decir que en general estoy satisfecho, no por lo que a mí me corresponde como persona, sino fundamentalmente por lo que el partido ha sido capaz de hacer en el proceso revolucionario chileno y porque ha llegado a este momento siendo un protagonista del quehacer político.
Después de muchas vicisitudes, de pasar la dictadura y una política prácticamente genocida contra los comunistas y luego de 20 años de exclusión, el Partido Comunista de Chile vuelve a reconstituirse, tanto política como orgánicamente. Y, sin falsa modestia, puedo decir que hoy es un partido que plantea rumbos concretos en la sociedad chilena, de salida a un sistema neoliberal impuesto por una dictadura, y también de salida de una institucionalidad que pretende ser democrática pero que en el fondo no lo es. Y todos sabemos que gran parte del descontento que los chilenos expresan contra el actual gobierno tiene que ver con que no pueden participar en la discusión y la resolución de los asuntos más importantes que tienen que ver con su vida.
El partido ha sido capaz de poner en la mesa de discusión del conjunto de la sociedad temas tan importantes como el cambio de la Constitución, del sistema binominal, la participación ciudadana; ha sido capaz de instalar las medidas económicas fundamentales que debe adoptar cualquier gobierno que quiera realmente representar a la mayoría de la sociedad chilena: soberanía económica, mayor igualdad, menor concentración de la riqueza, mayor salario, protección y derechos de los trabajadores. Son cuestiones que no se han logrado después de la caída de la dictadura.
¿Qué identifica al Partido Comunista? ¿Sigue siendo éste el partido que fundó Recabarren?
Exactamente. Es claro que van cambiando las condiciones y efectivamente el partido puede actuar de una u otra manera, pero en el fondo lo que el partido sigue haciendo es poner en el centro de sus tareas, de sus obligaciones, la defensa de los intereses de los trabajadores y de la gran mayoría del pueblo chileno. En eso, creo que no ha cambiado en absoluto.
El mundo de los trabajadores se ha ampliado, eso es indudable. Ya no es sólo la clase obrera ni los trabajadores manuales. Hay una diversidad de formas de desarrollarse en el campo laboral, que hace que el partido tenga que conocer esta nueva realidad y actuar acorde a ella.
En Chile se ha querido denigrar al trabajador, al obrero, y por eso se inventan fábulas como ésta de que hoy día la mayoría de los chilenos son de “la clase media”. Y cuando uno ve la reforma tributaria del gobierno, que dicen beneficiosa para esa “clase media”, se da cuenta que aquellos que ganan hasta un millón de pesos mensuales no se van a ver beneficiados.
En realidad, lo único que hace el gobierno con ésta y otras medidas es darle mayores prebendas y facilidades al 10 ó 15% que acumula la riqueza en Chile; entregar algunas migajas a otros sectores y sacrificar al resto de la sociedad que vive endeudada, con bajos salarios y ve muy dificultado su futuro.
¿Cómo se combina esta posición que usted expone, con una política de alianzas que suscita suspicacias, críticas e incomprensiones, a lo que se agrega el anticomunismo larvado o manifiesto de parte de la burguesía y los medios de comunicación?
Esos son elementos con los que hay que contar. Con el anticomunismo, toda la propaganda que se hace en contra, sobre todo la que viene de los sectores más poderosos y que tienen, además, todos los medios de comunicación a su entera disposición. Ellos pueden hacer todo tipo de campañas burdas, incluso influir en sectores que se llaman de izquierda pero que, desde el punto de vista de la conciencia político-social, no tienen la madurez suficiente para hacer un análisis más profundo de las cosas.
Nosotros creemos que en Chile hay que conformar un nuevo sujeto político-social capaz de llevar adelante transformaciones profundas, y en eso estamos. Para eso se necesita una política de alianzas sin dejar de lado ni los principios ni los objetivos que nos hemos propuesto. Desde luego, no la vamos a hacer con la derecha, pero sí con sectores que de una u otra manera han estado en un programa de transformaciones profundas, como es el pueblo concertacionista.
¿Acaso no creyó que se le estaba presentando un programa de transformaciones profundas a la salida de la dictadura? Claro que sí: votó por ese programa. Hoy hay una gran decepción en ese pueblo concertacionista. Y una parte muy importante de esos sectores no quiere volver a tener gobiernos como los que conocieron de la Concertación, sino gobiernos que efectivamente tomen en cuenta las aspiraciones que han tenido desde hace mucho tiempo, que se han ido traspasando de generación en generación y que hoy los jóvenes toman en sus manos.
-¿Existe el riesgo de que se repita un gobierno de la Concertación?
Existe el riesgo, si es que no se da precisamente una convergencia de fuerzas dispuestas, primero, a contribuir a la construcción de un programa y después elegir el candidato presidencial. Existe el riesgo de que algunos quieran tomar el camino de decir “si hay un candidato o candidata que esté muy alto en las encuestas, éste es nuestro candidato, vamos a ganar las elecciones”, y se olviden del programa y de acoger las demandas populares. Ese riesgo existe, lo sabemos, porque hay fuerzas –desde el otro lado de la vereda, digamos, desde la derecha- que harán todo lo posible por neutralizar la conformación de una alianza de fuerzas como la que estamos planteando, porque saben que ellos tendrían que retroceder en cuanto a intereses que les son propios y que no son otros que las grandes utilidades y la apropiación de todo lo que es el proceso productivo en Chile.
Esa es la confrontación que se viene y por eso, cuando estamos en estos 100 años del partido, digo que el PC ha logrado ponerse en el centro de la discusión política y eso nos plantea la disyuntiva de si seremos o no capaces de tener un gobierno con un programa que realmente contenga las aspiraciones populares.
¿Cómo se inserta y de qué manera se expresa el PC en el movimiento social?
El movimiento social es muy amplio, y no tiene fronteras políticas. Es muy transversal y en algunos casos vemos cómo en la base social, de alguna manera, coinciden en la protesta sectores de izquierda, de centro y de derecha.
¿Cómo está el PC relacionado con este movimiento social?: en la medida que el PC y sus militantes son capaces de representar a esos sectores, de participar en la conformación de movimiento, en la unidad del mismo, y dotarlo de un proyecto, de una base programática y de carácter político. Porque creo que ésa es la novedad que se presenta hoy: que los planteamientos del movimiento social son políticos, de cambios políticos para el país. El PC ha estado en eso y ha alcanzado un alto grado de reconocimiento respecto a algunos de sus dirigentas y dirigentes. Hay algunos que están muy connotados y otros que no son muy conocidos pero que, sin embargo, en su realidad social son absolutamente reconocidos. En eso, el PC también ha jugado un papel importante.
¿Cómo está el PC en sus relaciones internacionales?
A través del Foro de Sao Paulo, del que es un partícipe regular. Allí tiene relación con muchísimos partidos de todo orden y mantenemos relaciones prácticamente con todos los PC del mundo y con muchos otros partidos. No tenemos una frontera ideológica en este sentido, es claro que no nos vamos a ligar con sectores de la derecha que hoy día sí tienen Internacional, nosotros no tenemos ninguna, como alguno pudiera creer. No hay un centro directriz, porque lo que se hace, por ejemplo en el Foro de Sao Paulo y en otros, son intercambios profundos acerca de la realidad latinoamericana, también la mundial, pero no se sacan resoluciones que cada partido deba cumplir. Se sacan algunas conclusiones generales y cada partido, de acuerdo a su realidad, ve cómo esas conclusiones, que son muy generales, las adopta para sus países.
Nosotros abogamos por la integración latinoamericana. Latinoamérica es un continente que está luchando con fuerza, no sólo por los cambios políticos y sociales sino que también desde el punto de vista económico porque es un continente que está en desarrollo y que indudablemente podría mejorar mucho, sobre todo en la calidad de vida de los pueblos, si es que se adoptaran acuerdos de integración en energía y otros.
-¿Es el cobre un asunto intransable en un programa del gobierno de nuevo tipo?
Absolutamente: renacionalización, o una fórmula que haga que realmente el cobre sea recuperado para todos los chilenos. Es un elemento esencial y lo que corresponde es la renacionalización. Eso es muy difícil que podamos hacerlo de buenas a primeras, pero debe producirse un proceso que puede ser, por ejemplo, poner a Codelco como una empresa fundamental extractiva de cobre en Chile y darle todas las facilidades de parte del estado para que asuma los nuevos yacimientos. En segundo término, que se cobre un royalty –tal como lo hacen otros países- que deje los recursos suficientes al estado chileno. Y si es que están todas estas medidas cautelares de nuestras riquezas básicas o el uso y usufructo de nuestras riquezas, también el estado chileno podría asociarse, como lo hacen otros países, pero en condiciones en que el beneficio fundamental sea para el estado y el pueblo chilenos, no para la empresa privada como es ahora en que los beneficios netos son casi absolutos para la empresa privada o las grandes transnacionales.
¿Se ha producido un cambio importante desde el punto de vista generacional, sobre todo en la dirección del partido? ¿Hay un trasvasije de experiencias y la posibilidad de que más jóvenes vayan asumiendo tareas?
Indudablemente, la vida nos pone en la situación de que los cuadros tienen que irse renovando por la edad, y el partido ha seguido esta ley de la vida. No es un partido que se haya anquilosado desde el punto de vista generacional, en que los dirigentes sean de una edad extrema.
Nosotros concebimos que todos, jóvenes, de mediana y más edad, pueden contribuir, unos con su experiencia de lucha, otros con el ímpetu que traen como jóvenes, con un conocimiento más exacto de las nuevas realidades. Y que se fundan en una dirección eficaz en el partido. Y, claro que sí, nosotros estamos en disposición y estaremos orgullosos de que nuevos cuadros vayan asumiendo las funciones que nosotros ya hemos cumplido o estamos cumpliendo pero que algún día vamos a dejar de cumplir. Eso está claro.
Quiero recalcar que el partido, precisamente en estos 100 años, ha tenido un crecimiento muy grande entre los jóvenes y la Juventud Comunista ha logrado niveles de organización, de amplitud en su desarrollo que son muy importantes y nos dicen que tenemos futuro y que podemos cumplir otros 100 años tranquilamente.
-¿Puede asegurarse la vigencia del marxismo y dar por superada o derrotada definitivamente la ideología neoliberal?
El marxismo, para mí, está completamente vigente. Hay algunos que nos han dicho, incluso por la prensa, que el PC ha quedado huérfano de ideología. No: nosotros seguimos siendo un partido marxista y nuestra ideología, que se expresa a través de nuestra política –como muchos partidos comunistas en el mundo- está plenamente vigente. Y hoy día, la ideología transformada en política está en las calles en forma de postulados o de proyectos de distinto orden.
Las ideologías tampoco han muerto, como alguien sentenció, y todo lo contrario: hoy están más vigentes que nunca y precisamente aquellos ideólogos del neoliberalismo, que son los que dieron por muerto al marxismo, son los que están hoy día moribundos. No creo que estén superados todavía, o derrotados. Se ha demostrado históricamente que el capitalismo tiene muchas formas para revertir procesos de crisis, que a veces parecen terminales pero se las arreglan mediante distintas fórmulas para sobrevivir. Han inventado guerras mundiales, matanzas atroces, y son capaces de hacer cualquier cosa. Estos son procesos que no son cortos, pero si vemos al neoliberalismo hoy día, la verdad es que está bastante maltrecho.
-¿El partido tiene una paciencia y optimismo de 100 años, o podría hablarse de que mantiene el ímpetu inicial?
Creo que efectivamente si en el PC no existiera optimismo, si no creyéramos en nuestros ideales, no estaríamos, no tendríamos 100 años. Y los 100 años nos dicen que no sólo tenemos optimismo, no sólo que hemos superado incluso aquella crisis del socialismo, la caída del socialismo europeo, sino que estamos por construir de nuevo e incluso analizando aquello que fracasó, porque creemos que hay que presentarlo o construirlo de distinta manera. Pero en eso estamos, y eso se hace solamente luchando y no de otra manera.
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