Contra la elitización y mercantilización de la universidad pública
Encierro en la Universidad de Compostela
Contra la elitización y mercantilización de la universidad pública
El 7 de mayo, el movimiento estudiantil compostelano se encierra en la Biblioteca Xeral de Fonseca, recinto histórico de la ciudad de Compostela y lugar emblemático de su tradición universitaria. Paradójicamente, este encierro pretende ser una apertura de este espacio al estudiantado para debatir, colaborar, y acercar posturas de cara a formar un frente contundente contra la ofensiva neoliberal del gobierno del Partido Popular.
Siguiendo el camino abierto por el Plan Bolonia, se impulsaron este curso una serie de reformas, enmarcadas en el proyecto conocido como Estrategia Universidad 2015. Dicho proyecto, no es más que un paso hacia la elitización y mercantilización de la universidad pública, y también plantea otra serie de medidas que reducen la representación estudiantil real e introducen las empresas privadas y los intereses mercantiles en la política interna universitaria sin ningún tipo de reparo. La particularidad de esta estrategia es que realiza justo lo opuesto a lo que prometían en sus comienzos. Estas reformas pretendían unificar la tradición universitaria europea, permitir el intercambio y circulación de conocimiento tanto internacionalmente como localmente y una mejora de la relación entre las y los estudiantes y el profesorado. Sin embargo, solo provocaron el empobrecimiento de la cultura universitaria, la polarización social y la desaparición de la idea de una verdadera enseñanza pública y de calidad.
Este proyecto educativo se materializó en un Real Decreto que supondrá una alarmante subida de las tasas universitarias, lo cual prioriza el criterio económico sobre cualquier otro a la hora de acceder a una titulación. Paralelamente, el endurecimiento de los requisitos para acceder a una beca, junto con la disminución de los presupuestos destinados a las mismas, genera la duda de si podemos hablar de universidad pública. En el caso de la Universidad de Santiago de Compostela, la reforma estatal está acompañada de una normativa local, la llamada Normativa de Permanencia.
Estos tres elementos juntos tienen una gran repercusión por tres razones. Las tasas universitarias aumentan en cada convocatoria y alcanzarán precios inasequibles. Las becas, pasarán a cubrir únicamente la primera matrícula de cada asignatura de los y las pocas privilegiadas que las reciban. Las y los estudiantes estarán obligados por la normativa a matricularse de todas las asignaturas suspensas mientras que desaparece la figura del “no presentado”.
Como respuesta a estos ataques, en noviembre, se suceden una serie de movilizaciones. El día 9, tiene lugar una huelga del estudiantado gallego, que da lugar a la apertura de un proceso de negociación sobre la Normativa de Permanencia pero que no llega a suponer ningún cambio sustancial en lo referente a las agresiones hacia el estudiantado. El día 17, se apoya una huelga a nivel estatal que fue un paso más allá, atacando al punto de partida de esta normativa local: la Estrategia Universidad 2015.
Se reanudan las movilizaciones en abril, tras el conocimiento de la aprobación del Real Decreto, el día 20. Desde un primer momento se busca un posicionamiento firme de la USC en contra de estas políticas, y esto desemboca en el desarrollo de medidas de presión como fueron las concentraciones de los días 25 y 27. La primera, durante la reunión del Claustro. La segunda, durante la celebración del Consello de Goberno. Se logra el objetivo y el rectorado se pronuncia públicamente en contra de la subida de las tasas, y del resto de las medidas incluidas en el Real Decreto.
Paralelamente, aparece también como respuesta una asamblea en la Facultad de Ciencias de la Educación, aglutinadora de gran parte del estudiantado de la misma y que se convierte en un espacio de análisis y debate de la situación actual de la universidad. En esta asamblea se decide también llevar a cabo un encierro simultáneo al realizado en la Biblioteca Xeral.
Partiendo del ambiente combativo vinculado al contexto, y atendiendo a una necesidad de suma de fuerzas, surgen una serie de reuniones entre las distintas organizaciones estudiantiles con el objetivo de establecer un calendario de agitación previa a la huelga en la enseñanza convocada el día 10 de mayo. Huelga, que pretende frenar esta ofensiva del gran capital. De esta iniciativa, nace la idea de este encierro reivindicativo, que tiene como objetivo el reconocimiento público por parte del gobierno de Núñez Feijoo, de que, en Galicia, no sucederá tal subida de tasas. Otra de las reivindicaciones del encierro, y reivindicación histórica del estudiantado, es poder mantener la biblioteca abierta 24 horas, puesto que los espacios de estudio del alumnado de la USC poseen horarios bastante restringidos que limitan la libertad de organización y la compatibilidad con otras actividades de la vida diaria y laboral.
Sin embargo, a pesar de que la universidad está posicionada públicamente en contra del real decreto, esto no se está materializando en un apoyo real hacia nuestras acciones en esta línea. No se permite la libre entrada al edificio más allá del horario de cierre oficial, impidiendo la entrada a al biblioteca y la posibilidad de relevar a los y las compañeras que permanecen encerradas. Boicotearon la conexión a Internet, impidiendo la comunicación con las redes sociales y el libre acceso a información. Además de no apoyar el encierro, la universidad no tomará la determinación de cerrar las facultades durante la jornada de huelga del día 10.
Entendemos, que el compromiso por parte de los altos cargos no es real, y que el estudiantado no puede confiarse, puesto que de nosotras depende la construcción de una respuesta firme y contundente. Es más necesario que nunca movilizarse, organizarse, y conseguir la unidad del movimiento estudiantil para dejar constancia de que no vamos a permitir el desmantelamiento de la universidad pública, pues la educación es un derecho, que no un negocio.
Sara Iglesias y Claudia Calvache son integrantes de RevolucionaUSC.
Siguiendo el camino abierto por el Plan Bolonia, se impulsaron este curso una serie de reformas, enmarcadas en el proyecto conocido como Estrategia Universidad 2015. Dicho proyecto, no es más que un paso hacia la elitización y mercantilización de la universidad pública, y también plantea otra serie de medidas que reducen la representación estudiantil real e introducen las empresas privadas y los intereses mercantiles en la política interna universitaria sin ningún tipo de reparo. La particularidad de esta estrategia es que realiza justo lo opuesto a lo que prometían en sus comienzos. Estas reformas pretendían unificar la tradición universitaria europea, permitir el intercambio y circulación de conocimiento tanto internacionalmente como localmente y una mejora de la relación entre las y los estudiantes y el profesorado. Sin embargo, solo provocaron el empobrecimiento de la cultura universitaria, la polarización social y la desaparición de la idea de una verdadera enseñanza pública y de calidad.
Este proyecto educativo se materializó en un Real Decreto que supondrá una alarmante subida de las tasas universitarias, lo cual prioriza el criterio económico sobre cualquier otro a la hora de acceder a una titulación. Paralelamente, el endurecimiento de los requisitos para acceder a una beca, junto con la disminución de los presupuestos destinados a las mismas, genera la duda de si podemos hablar de universidad pública. En el caso de la Universidad de Santiago de Compostela, la reforma estatal está acompañada de una normativa local, la llamada Normativa de Permanencia.
Estos tres elementos juntos tienen una gran repercusión por tres razones. Las tasas universitarias aumentan en cada convocatoria y alcanzarán precios inasequibles. Las becas, pasarán a cubrir únicamente la primera matrícula de cada asignatura de los y las pocas privilegiadas que las reciban. Las y los estudiantes estarán obligados por la normativa a matricularse de todas las asignaturas suspensas mientras que desaparece la figura del “no presentado”.
Como respuesta a estos ataques, en noviembre, se suceden una serie de movilizaciones. El día 9, tiene lugar una huelga del estudiantado gallego, que da lugar a la apertura de un proceso de negociación sobre la Normativa de Permanencia pero que no llega a suponer ningún cambio sustancial en lo referente a las agresiones hacia el estudiantado. El día 17, se apoya una huelga a nivel estatal que fue un paso más allá, atacando al punto de partida de esta normativa local: la Estrategia Universidad 2015.
Se reanudan las movilizaciones en abril, tras el conocimiento de la aprobación del Real Decreto, el día 20. Desde un primer momento se busca un posicionamiento firme de la USC en contra de estas políticas, y esto desemboca en el desarrollo de medidas de presión como fueron las concentraciones de los días 25 y 27. La primera, durante la reunión del Claustro. La segunda, durante la celebración del Consello de Goberno. Se logra el objetivo y el rectorado se pronuncia públicamente en contra de la subida de las tasas, y del resto de las medidas incluidas en el Real Decreto.
Paralelamente, aparece también como respuesta una asamblea en la Facultad de Ciencias de la Educación, aglutinadora de gran parte del estudiantado de la misma y que se convierte en un espacio de análisis y debate de la situación actual de la universidad. En esta asamblea se decide también llevar a cabo un encierro simultáneo al realizado en la Biblioteca Xeral.
Partiendo del ambiente combativo vinculado al contexto, y atendiendo a una necesidad de suma de fuerzas, surgen una serie de reuniones entre las distintas organizaciones estudiantiles con el objetivo de establecer un calendario de agitación previa a la huelga en la enseñanza convocada el día 10 de mayo. Huelga, que pretende frenar esta ofensiva del gran capital. De esta iniciativa, nace la idea de este encierro reivindicativo, que tiene como objetivo el reconocimiento público por parte del gobierno de Núñez Feijoo, de que, en Galicia, no sucederá tal subida de tasas. Otra de las reivindicaciones del encierro, y reivindicación histórica del estudiantado, es poder mantener la biblioteca abierta 24 horas, puesto que los espacios de estudio del alumnado de la USC poseen horarios bastante restringidos que limitan la libertad de organización y la compatibilidad con otras actividades de la vida diaria y laboral.
Sin embargo, a pesar de que la universidad está posicionada públicamente en contra del real decreto, esto no se está materializando en un apoyo real hacia nuestras acciones en esta línea. No se permite la libre entrada al edificio más allá del horario de cierre oficial, impidiendo la entrada a al biblioteca y la posibilidad de relevar a los y las compañeras que permanecen encerradas. Boicotearon la conexión a Internet, impidiendo la comunicación con las redes sociales y el libre acceso a información. Además de no apoyar el encierro, la universidad no tomará la determinación de cerrar las facultades durante la jornada de huelga del día 10.
Entendemos, que el compromiso por parte de los altos cargos no es real, y que el estudiantado no puede confiarse, puesto que de nosotras depende la construcción de una respuesta firme y contundente. Es más necesario que nunca movilizarse, organizarse, y conseguir la unidad del movimiento estudiantil para dejar constancia de que no vamos a permitir el desmantelamiento de la universidad pública, pues la educación es un derecho, que no un negocio.
Sara Iglesias y Claudia Calvache son integrantes de RevolucionaUSC.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de las autoras mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
Comentarios
Publicar un comentario
Los que envían los comentarios son responsables del contenido.