Nelson Merentes: Por los avances sociales hoy un golpe es menos viable que en 2002

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Fecha de publicación:
Nelson Merentes
Credito: Ciudad Caracas
16/04/12.- —Comparando la situación económica de 2002 con la actual, ¿es ahora menos viable o más viable un golpe de Estado?
—Hay varios elementos de análisis. En el plano internacional, el contexto es más grave ahora por la crisis de Estados Unidos y Europa, que no existía en 2002. Por otro lado, el precio del petróleo, salvo en 2008, ha estado en promedio por encima de 90 dólares, lo que le da una gran fortaleza a las finanzas públicas; el ingreso interno ha crecido; tenemos una liquidez bancaria que ha aumentado más de 10 veces; tenemos un Producto Interno Bruto que voló de 2003 a 2007 más de 9 en promedio. Y lo que está muchísimo mejor son los indicadores sociales: la pobreza extrema bajó a 6%; la escolaridad ha subido; la mortalidad infantil y materna han caído. Después de 2002 salieron y florecieron las misiones. Además, el aporte de Petróleos de Venezuela al Fisco es muy superior al de aquella época. Y desde el año pasado, la Gran Misión Vivienda Venezuela está empujando la economía de una manera impresionante. Nada de eso se tenía en 2002. Además, el Presidente tiene mayor entrenamiento como gobernante, como jefe del equipo. Este año vamos a crecer con la inflación hacia la baja, eso es lo mejor que puede haber. Ojalá podamos hacerlo por varios años seguidos, crecer entre 4 y 6 puntos del PIB con una inflación de un dígito. Lo primero se puede lograr, ya lo hemos hecho. Lo segundo es más difícil, pero puede lograrse. Ese es el modelo al que queremos llegar, un modelo saludable para todos, no importa por quién vote cada uno.
—Como matemático experto en ecuaciones, por favor despeje esta: ¿Todo 11 tiene su 13 o todo 11 tiene su 11?
—Antes del 11 estaba el 10 y antes el 9, así son los números, hay que analizar lo que pasó antes para que existiera un 11. El problema siempre ha sido que hay dos modelos: el capitalista y el que encarna el presidente Chávez. Para que ocurriera el 11 hubo detonantes y unos de ellos fueron las leyes habilitantes que dibujaban un futuro, una orientación social, política, económica y de gobierno contra los que reaccionaron los sectores que defendían el otro modelo. El 11 fue un momento de quiebre.
—Quienes dicen que el 11 tiene su 11 sostienen que de repetirse una situación como esa, la respuesta del pueblo será inmediata. ¿Usted lo cree así?
—Ojalá la probabilidad de que se repita una cosa como esa sea baja o, mejor aún, nula. Lo que debe repetirse es más democracia, más democracia y más democracia. Que cada quien diga y proponga, pero a través de la ley de oro de lo electoral.
“TUVE MIEDO, PÁNICO”
—Volvamos al 11: ¿cómo se sintió aquella noche?
—Tuve miedo, pánico inclusive, como cualquier ser humano, y por la mente me pasó la idea de abandonar. Decir que no lo pensé sería embuste. ¡Dígame cuando amenazaron con bombardear el palacio!… Uno está allí y tiene que sentir pánico ¿o es que acaso uno está acostumbrado a que lo bombardeen o estuvo en una guerra antes? No, chico, la cabeza se te pone mal, son sensaciones vertiginosas, uno piensa en la familia, en los amigos… Pero llega un momento en que la mente toma una decisión y ya: la mía fue quedarme y tratar luego de organizar alguna respuesta. Afortunadamente, el pueblo se organizó más rápido que nosotros. El 12 ya comenzaron a protestar. La historia dice que fue el 13, pero yo, que estuve en barrios, en Coche, en El Valle, en Antímano, en el 23 de Enero, puedo decir fue el 12.
—Entre quienes estaban en Miraflores el 11, ¿influyeron las imágenes manipuladas de la televisión, según las cuales desde Puente Llaguno se había disparado contra los manifestantes opositores?
—No creo que haya influido. Teníamos claro de qué lado están los violentos. Sabíamos que la manifestación de ese día era grande, muy grande, pero también entendíamos que se había desviado y lo que se pretendía era deponer al Presidente. Eso no es democrático. Lástima que esa gran manifestación no se haya aprovechado para la democracia. Yo salí a los alrededores y vi que había mucho odio entre los dos bandos. Ojalá eso no suceda más.
—¿En qué momento comprendió que había un golpe de Estado?
—Como a las dos de la tarde. Elías Jaua estaba dando un discurso, y yo me subí a la tarima a decirle: “¡Coño, Elías, esto es un golpe!”.
—¿No había plan de contingencia?
—Yo no lo tenía. En colectivo había algo, pero desafortunadamente planificado unos días antes con la misma gente que iba a dar el golpe. Imagínate cómo estábamos. Nadie había pensando en una concha. Me llevé a dos ministras, Ana Elisa Osorio y María Lourdes Urbaneja a la casa de mis padres en Coche. Esa era mi concha, ja, ja. Llegamos y mi papá empezó a hablar del alzamiento contra Isaías Medina. Yo le dije: “Papá, nos acaban de dar un golpe y tú vas a ponerte a contarnos el del año 45”.
—¿Qué siente respecto a los que sí se enconcharon o cambiaron de bando?
—Muchísima gente dio la cara. Quienes no lo hicieron es cosa de humanos, pero cada uno debe asumir su responsabilidad. No voy a decir nombres, pero algunos que se enconcharon luego han contado otra historia.
—Viendo abril no como efeméride, sino como una realidad latente, ¿ahora sí se tiene plan B?
—Yo no, ja, ja. Pero tanto quienes estamos con este proceso, como una parte de la oposición creemos que ese no es el método. El método es electoral. Los que creen en una salida de fuerza cada vez son menos.
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Matemática y Guapachá
Nelson Merentes es PhD en Matemática, egresado suma cum laude de la Universidad de Budapest, Hungría. Con el mismo orgullo revela que toca el guapachá (maraca hecha con una tapara alargada) en los velorios de la Cruz de Mayo.
Experto en ecuaciones diferenciales, dice que “cuando se entona” hasta se atreve a hacer los coros de los decimistas, que son cantantes y matemáticos natos porque para cuadrar versos hay tener cabeza para los números.
El presidente del Banco Central de Venezuela también es habitual participante en las fiestas de tambores de Corpus Christi y San Juan. Testigo de estas expresiones de sabiduría y hermandad popular, no es de extrañar que haya participado en la revuelta de los barrios caraqueños del 12 y 13 de abril de 2002 para exigir el retorno del presidente Hugo Chávez.
Con una interminable ristra de anécdotas, relata que rechazó la posibilidad de andar armado en aquellas horas inciertas. “Mi amigo García Carneiro me dio a escoger entre una pistola y una ametralladora Uzi –cuenta Merentes–. Yo le dije: ‘no, vale, qué voy a hacer yo con eso’”.
Al encontrarse con el general en Coche, no pudo evitar el llanto. “¡Coño, Jorge, nos tumbaron, vale!”, le dijo. García Carneiro estaba, en cambio, muy sereno. “Claro, a ellos los entrenan para eso… yo, en cambio, solo sé sacar cuentas. Por más difícil que sea un problema matemático, no te hace llorar”, comenta sonriendo. Bueno, profesor, muchos estudiantes no pueden decir lo mismo.

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