Ponencia de la Profesora Iraida Vargas: "La Universidad como institución debe ser incluyente y democrática"
Por: Prensa CIM
Fecha de publicación: 24/02/11
24 de febrero de 2011.- Hoy me voy a referir al Proyecto de Ley de Educación Universitaria. Quiero señalar antes dos aspectos fundamentales, en primer lugar quiero decir que la universidad es una institución que surge con intereses muy claros. A la universidad en su origen asistían las élites de la sociedad, era la manera de reproducir su misma cultura de clases y en este momento necesitamos una universidad transformadora, necesitamos una universidad que no sea rígida y estática, que no reproduzca la lucha de clases sino que nos ayude a combatirla, a eliminarla.
La Universidad es un centro de investigación científica, así surge, como decía un centro para formar a la élite que la clase dominante necesitaba, y al mismo tiempo un espacio donde se producía el conocimiento científico, pero ya hace mucho tiempo que nuestra universidad no produce conocimiento científico. Nuestras universidades ocupan una posición secundaria en la producción de conocimiento científico, porque se limitan a desarrollar o a trabajar con el conocimiento desarrollado por universidades imperiales y del resto del mundo; de forma tal que no producimos una ciencia venezolana, sino que funcionamos con base a las ciencias que vienen de los centros imperiales de poder, de forma tal que nuestra ciencia no puede ser transformadora, nunca lo será. Si queremos lograr esa transformación de las universidades necesitamos, en primer lugar, en el proyecto pertinencia, una ciencia que nos interese a nosotros como sociedad, además una ciencia democrática que todo el que esté interesado en trabajar y producir conocimiento pueda participar en ella y no solo la élite que consideraba que ella era la única merecedora de la condición de científica.
Si no logramos crear una ciencia venezolana con conocimientos producidos, no solo por venezolanos sino que salgan de nuestra propia sociedad, que sean expresiones de nuestra propia realidad, si no logramos eso, si seguimos en la posición secundaria que hemos venido ocupando por mucho tiempo, nuestra soberanía se ve comprometida, de manera de que universidad, conocimiento, ciencia y soberanía están íntimamente ligados.
Nosotros ocupamos un lugar secundario en la producción de conocimiento no solo porque queremos sino porque nuestra soberanía estaba comprometida; éramos una colonia del imperio, de forma tal que si queremos transformar ese problema, tenemos que producir una ciencia transformadora, venezolana y que sea expresión de nuestra propia sociedad.
Otro elemento que quiero destacar es que la gente que está ligada al subsistema universitario y que ocupa posiciones de poder dentro de éste, dirá que a partir de los años 60 con la llamada democracia “puntofijista”, la educación se hizo gratuita y todos podían participar, pero hasta el Gobierno de (Marcos) Pérez Jiménez la gente tenía que pagar si quería estudiar en una universidad, a partir de los años 60, desde el gobierno de (Rómulo) Betancourt en adelante, supuestamente todos podían ir a la universidad; sin embargo, esta es una falacia, porque el que no tenía para comer, o tenía una vivienda, difícilmente podía cursar estudios suficientes para aspirar a estudios universitarios; por otra parte, la gratuidad de la enseñanza, en sus comienzos no se pagaba matrícula, pero a medida que ha ido transcurriendo el tiempo, como producto del “puntofijismo”, nos encontramos con una universidad que se dice gratuita pero que en realidad cobra muy caro, quizás no matrícula, pero cobra a través de otro mecanismo a todos aquellos que quieran cursar estudios.
Tuve estudiantes que mientras daba clases se desmayaban porque tenían hambre, estudiantes que tenían problemas severos y generalmente no se graduaban, no tenían dinero para comprar libros, las bibliotecas siempre estaban deficientes en cuanto a las publicaciones que debían consultar, por lo tanto, necesitamos y con esto vamos a un tercer punto que tiene que ver con el diseño institucional de la universidad del siglo XXI. Las universidades que necesitamos son totalmente diferentes, no solamente porque tendrán una composición o una estructuración diferente, sino porque responden a un objetivo distinto.
Creo que la universidad como institución debe ser incluyente, democrática, permitir la creación de conocimientos soberanos; todos estos elementos tiene que ser incorporados en esta transformación, porque la universidad que tenemos no nos sirve para lograr lo que dice nuestra carta magna, es decir, protagonismo, democracia, justicia social, solidaridad, de manera que para poder alcanzar esa universidad, necesitamos transformarla de una manera total.
La última cosa que quiero mencionar es que en el proyecto de ley queda muy difuso la estructura interna de la universidad que se propone. Creo que efectivamente se debe trabajar con programas y áreas. Se habla de estructura flexible, pero no se define ninguna específica; se habla de programa, pero no se define quién decidirá las líneas curriculares, por lo que creo que la ley debe ser más específica en ese sentido.
La universidad nueva del siglo XXI no puede ser una universidad que crea que está formada por gente que no tiene nada que ver con el resto de la sociedad y que pueden forzar al Estado a que le siga dando eternamente dinero. Creo que es una universidad que debe apelar a una autonomía en el ámbito académico, pero no en el ámbito presupuestario, porque al fin y al cabo la universidad depende del Estado y éste está en todo su derecho a controlar como se invierte el dinero que es de todos los venezolanos y venezolanas. -
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