UNESR: más allá del bien y del mal
UNESR: más allá del bien y del mal
El pensamiento de Nietzsche –qué tal vez algunos tildarán de reaccionario- servirá de marco referencial para acercarnos a la comprensión de la crisis profunda que vive nuestra institución: la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez. Con su obra el filósofo alemán describe la sociedad europea del siglo XIX. Nietzsche atacaba en ella lo que consideraba vacuidad moral de los pensadores de su siglo, falta de sentido crítico alguno de los autodenominados moralistas y su pasiva aceptación de la moral heredada judeo-cristiana
Pues bien, hagamos de la UNESR un espacio de reflexión necesario que conduzca críticamente a la acción transformadora de una institución que se está cayendo a pedazos ante la impronta revolucionaria que cataliza sus contradicciones. Advirtiendo a quienes estamos dentro, que corremos los riesgos señalados por el filósofo alemán, cuando sostiene que: “Quien con monstruos lucha cuide de convertirse a su vez en monstruo. Cuando miras largo tiempo a un abismo, el abismo también mira dentro de ti”.
La tesis presente es que la UNESR, nació como una institución que detrás del concepto sustantivo de andragogia subyacen valores y prácticas de marcado corte neoliberal. Con Félix Adam a la cabeza y la subsecuente lista de rectores, la institución desarrolló su propia dinámica semifederalista, con una desconcentración a medias que permitió una suerte de aislacionismo estructural. Cada núcleo hace lo que puede de acuerdo a unas reglas de juego académicamente permisivas pero administrativamente restrictivas y asfixiantes. Se trata de la producción en serie y profesionalización de docentes, administradores e ingenieros para una estructura pública o privada –mercado- que así lo demanda. Paradójicamente, los rectores -y rectora- que han venido “conduciendo” la transición de una universidad neoliberal a una universidad revolucionaria, han convertido la institución en un ogro que engulle a sus miembros, que inhabilita la construcción de un proceso revolucionario crítico, que explota a sus trabajadores, que agrede a quien tiene el derecho sagrado de criticar gestiones, entre otros abusos, que hacen añorar a una gran cantidad de sus miembros, que la administración adeca de Pastrana fue “ lo mejor que ha pasado por aquí.”.
La institución vive una contraposición entre la universidad real, es decir, la que vive la acción universitaria día a día, noche a noche; en los núcleos respectivos, entes y estaciones experimentales. Esta es la universidad que da la cara, la del contacto con los sectores populares y las comunidades. La de obreros y obreras abandonados en su transformación y crecimiento humano –para la muestra un botón, el núcleo Valera, donde laboro, se enorgullece de poseer la mayor cantidad de Doctor@s en promedio por núcleo y no hemos podido alfabetizar a obreros de nuestro personal. Al personal técnico-administrativo que ha logrado metas profesionales no se le reconocen sus méritos y están condenados a vivir la subordinación a una academia vacua que ha hecho con su arrogancia establecer distancias odiosas. El academicismo –vaya pecado- en nuestra institución es una “verdad” profesada por algun@s que se sostiene sólo por la fe, por la producción de conocimiento inmediato e intrascendente. Nuestr@s participantes se han convertido –los estamos convirtiendo- en piezas del mercado puesto que se forman en un currículo que privilegia la cantidad sobre la calidad, la libertad sobre la igualdad, la improvisación sobre la planificación, la competencia sobre la cooperación, el individualismo sobre el colectivismo, la rapidez sobre la velocidad controlada, la constitución del sujeto privado sobre el sujeto público entre otras comparaciones, fundan la impronta del quehacer institucional.
La universidad aparente vive en Caracas, amodorrada en las estructuras burocráticas del rectorado, vicerrectorados, direcciones y demás catervas de organismos inútiles, desvinculados totalmente de la realidad, ajenas al sentir de una comunidad de intereses altamente contradictorios y conflictivos. Los equipos “revolucionarios” han sido absorbidos, gracias a su inconsistencia ideológica por una estructura heredada, que es altamente exitosa para el modelo de universidad corporativa y neoliberal. Este modelo a derrotar, persiste con fuerza en cada intersticio organizacional, en cada procedimiento; heredamos una cultura de ausencia de sentido crítico, de personalismos y mitos academicistas que han hecho de los gerentes nacionales y regionales seres cabizbajos, pasivos, sin poder de decisión, supeditados a un centro administrativo que no administra y a un centro de gobierno que no gobierna, sólo manda. Decía un colega amigo que los directores de núcleo –hemos sido y son- páginas en blanco poseedores de una autonomía pendeja, siempre supeditada a los entes invisibles de Caracas, del nivel central.
Siento que en estos días, se está consolidando un proceso interesante de crítica y de propuestas, que tiene la particularidad de ser endógeno; producto de nuestras propias contradicciones. Se han venido desarrollando asambleas, paros, discusiones tormentosas o no sobre la propuesta de legislación universitaria en los núcleos Valera, Barquisimeto, Barcelona, Palo Verde –de los que tengo información- en los cuales hay un factor común, las asambleas son supragremio, recogen el espíritu de los miembros de la comunidad universitaria desde su diversidad con el convencimiento que las estructuras destinadas para estos fines de lucha -llámense sindicatos- se agotaron. Los gremios que hacemos “vida” institucional o revolucionaria, nos cansamos. SINAPUNESR, al cual pertenezco se cansó, luchamos contra Mariña y nos agotamos, perdimos rumbo y fuerza, valios@s camaradas han renunciado públicamente. SINATUSIR, de rasgos populistas, le tira locamente palo a todo mogote, tratando de afianzarse a algo que no existe -a la unidad institucional- con la salvedad que no hace nada para construirla sino para destruirla. SOUNESR no ha podido despertar del sueño de opio adeco, reivindicativo y lochero, sin visos de transformación en una verdadera lucha de la clase obrera. APUNESR o mejor dicho, catafalco oloroso a formol, ya no representa realmente a nadie o mejor dicho, nunca ha representado a nadie, sus fines son otros; desde que se convirtieron en una caja de ahorro son sólo eso, una caja complaciente y silente de ahorro.
Hace dos días apenas, realizamos una asamblea docente en el núcleo Valera, donde se debatió y se llegaron a acuerdos importantes. En la asamblea, algunas profesoras amigas renunciaron públicamente a APUNESR, otros coincidimos con puntos de vista de compañer@s de contraria posición ideológica en el criterio de comenzar y profundizar una verdadera revolución institucional, que sabemos no se va a iniciar desde el nivel central, sino desde los núcleos, desde la verdadera universidad. Elaboramos un documento reivindicativo o mejor dicho, existencial; que será enviado a las autoridades rectorales para su revisión y solución. Nos reservamos en Valera las decisiones a tomar ante la futura respuesta y exhortamos a todos los núcleos a construir las asambleas universitarias, como espacio legitimador de la revolución universitaria.
Sociólogo Pedro José Fuentes Villegas
C.I: 3.859.425
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