Relación del Pensamiento de Orlando Araujo y una Ranchera
Podríamos afirmar sin ninguna duda, que en el mundo de la filosofía existen dos grandes pensadores que marcan hito en el pensamiento occidental, ellos son: Platón en la antigüedad y Hegel en la modernidad. Las demás corrientes, se agrupan en seguidores, detractores o reformadores de estos grandes maestros.
Es bien sabido como del sistema filosófico de Hegel, se derivarán Hegelianos de derecha y de izquierda. Dentro de esta última corriente que es su expresión más transformadora desde el punto de vista social, ubicamos a Marx, quien toma del maestro su método dialéctico, pero fundamentándolo en una posición materialista. Encontramos también una corriente importantísima como la del existencialismo alemán, que se distancia del marxismo pero manteniendo con él categorías afines, que se harán aun más notables con el intento de reconciliación filosófica promovido por el francés Jean Paul Sartre entre existencialismo y materialismo histórico.
El existencialismo alemán y europeo devenido del hegelianismo y representado por Husserl , Jasper , Heidegger y Kiekergar, ( por no citar a Nietzsche, filósofo carente de un sistema racional aparente , pero con concepciones terriblemente cuestionadoras del sistema de valores imperantes en el euro-centrismo o lo que podríamos denominar en términos marxistas como ideología dominante ), posee una serie de extraordinarias coincidencias con el marxismo, que trataremos de explicitar en este ensayo y que implican consecuencias afines en temas como la consciencia, la voluntad, el poder, el conocimiento y la ética.
El existencialismo parte del axioma que sólo las cosas tienen ser en si, o ser primario; las ideas por el contrario, nada más poseen ser derivado de las cosas. Por lo cual, el “yo absoluto” o “consciencia absoluta “de los idealistas desaparece y con ella la idea de Dios, Nietzsche dirá “Dios ha muerto, viva el Súper Hombre “. Se ha creado una nueva consciencia, una consciencia relativa; relativa a las cosas, a la existencia humana y a su ser social, se ha creado una consciencia no alienada o engañada. Ellos, Marx y los existencialistas, han develado el mito que cegó a Hegel, se derrumba la Superestructura: El Estado, el Derecho, la Educación, los Valores, dejan de ser conceptos absolutos y se transforman en execrencias de unas determinadas relaciones de producción o dominación, pero también el autor de Zaratustra coincide con Marx cuando dice, “no existen fenómenos morales, lo que existe es interpretación moral de los fenómenos”.
Sin embargo, los materialistas vulgares o dogmáticos malinterpretan el hecho que la consciencia y sus productos (conceptos, ideas, valores, etc.) sean entes derivados para asignarle un lugar subordinado y secundario con respecto a las relaciones de producción, desconociendo la capacidad de transformación que ejerce la consciencia en la historia.
Entonces se hacen evidentes las afinidades entre los discípulos de Hegel, con respecto a la consciencia. Husserl dice “toda consciencia es consciencia de algo”, Heideger opina que “toda consciencia es consciencia de alguien” y Marx afirma que toda consciencia es consciencia de clase, “el ser social determina la consciencia social”.
La consciencia se transforma en acción o voluntad de poder. ¡En poder liberador!
En cuanto a la teoría del conocimiento inaugurada por Descartes y afinada por Kant, Hegel deja su impronta en Heidegger, pues para este último la relación sujeto activo que conoce y objeto pasivo a conocer, no es una simple relación mecánica o positiva, sino más bien, una relación dialéctica, dinámica e interactuante que en “ LA PREGUNTA POR LA COSA” Heidegger la expresa de una manera muy hermosa, cuando dice que el sujeto va en busca de la cosa ( de su ser ) y la cosa sale en pos del sujeto, al encuentro de este. Ambos, sujeto y objeto se transforman mutuamente. Igual ocurre con la dialéctica implícita en el materialismo histórico de Marx, (el sujeto hombre estudia al objeto humano) el sujeto que hace la historia, la clase en si, el proletariado, es la clase con consciencia no alienada, capaz de liberarse a si misma y a las demás clases para alcanzar la unidad humana en el reino de la libertad. La afinidad es obvia y se expresa en ambos herederos de Hegel en forma bellamente utópica. Estas tendencias no separan el discurso científico del estético.
¿Y entonces cual es la relación que tiene Orlando Araujo con el existencialismo?
Diríamos que la obra donde mayor potencial existencial manifiesta este autor, es en su libro póstumo “Crónicas de Caña y Muerte” y resulta obvio que así sea, pues este libro es la despedida de sus querencias: recuerdos familiares, del paisaje de su niñez, de sus hijos, de los amores perdidos; pero sobre todo se despide de sus amigos y de la caña. Especialmente de esta última, porque la caña en Orlando no es una simple cosa, es un brebaje que posee ser y de allí su carácter existencial. Ella concita los fantasmas y reúne a los amigos, ella llama a la poesía y hace perdurable lo breve (el amor).Para nosotros los hispanos parlantes, esta connotación existencial de la poesía no nos es ajena, así lo expresa el gran Jorge Manrique, cuando pregunta cuatro veces:
Que se ficieron las damas
Sus vestidos, sus colores
Sus olores.
Que se ficieron las llamas
De los fuegos de encendidos
Amadores
Que se fizo aquel trovar
Y aquellas músicas
Acordadas que tañían
Que se fizo aquel danzar
Y aquellas ropas achapadas
Que traían.nos dice:
Continúa Manrique:
Avive el alma dormida
Alerte el seso y despierte
Como se pasa la vida
Como se viene la muerte
Tan callando.
El gran Calderón de La Barca dice:
Es la vida un frenesí
Es la vida una ilusión
Los sueños pura ficción
Y cualquier bien es pequeño
Que toda la vida es sueño
Y los sueños, sueños son.
En materia de sueños Francisco de Quevedo y Villegas se inmortaliza con el poema de “La Torre “
Retirado en la paz de estos desiertos
Con pocos pero doctos libros juntos
Vivo en conversación con los difuntos
Y escucho con mis ojos a los muertos
Si no bien siempre abiertos, siempre atentos
O enmiendan o secundan mis asuntos
Y en músicos callados contrapuntos
Al sueño de la vida hablan despiertos.
………………………………………
Orlando en la obra precitada inserta un apasionado poema en prosa a su último amor:
“Este es el libro prohibido de Violeta, la que se fue. Tenía ojos de amatista, labios de campánula, voz de agua lejana y cabellara violenta como un dios herido. No daba cuartel en sus amores, y cuando tenía veinte años le dio su primavera a mis otoños para que nuestro tiempo no tuviera sino dos estaciones: la del canto y la de la melancolía, como decir, un pájaro y la tarde. Nos encontramos para una despedida, seguros que el amor no nos pertenecía y nos quedamos con la mano entre las manos en un ya va, ya va… Criminal como soy, estaba preparado para el asesinato.
La mate lentamente. La arena de su cuello entre mis dedos fue desgranando las horas de mi castigo y fueron sus ojos, en el cuenco de mis manos, un aletazo de sol y una canción que se alejaba en el anochecer.
Vaya un bolero: la vida es el camino donde quedamos solos.
Y se fue, y se fue, y no se ha ido, queda el sueño de una mañana de verano, el mejor cuento, bordón de peregrino, lazarillo de bohemio, regina pecatorum, mater amabilis, alma de colibrí, pensión vitalicia de corazón inválido, puñal y reconciliación, lachirma Christie, perra, bella niña… amiga mía.”
Como podemos ver, en este poema Orlando usa palabras contradictorias, como Regina pecatorum, mater amabilis, perra, bella niña, porque claro, no se puede ser existencial sin ser dialectico.
Luego le hecha la culpa de su vértigo poético a Vargas Vila, lo increpa diciéndole, usted Vargas Vila “es el culpable de esta vida tan brevemente larga y de este amor eternamente corto.” Aquí Orlando alcanza el paroxismo existencial digno de Manrique, Calderón y Quevedo, no tiene nada que envidiarle a sus maestros.
¿Y las rancheras?
Cita Araujo algunas de ellas:
Fuimos nubes que el viento barrió
Fuimos rocas que siempre han chocado
Borrachera que no ha terminado…
O aquella que dice:
Estoy en el rincón de una cantina
Oyendo la canción que yo pedí
Me están sirviendo ahora mi tequila
Y ya mi pensamiento va hacia ti.
En esta ranchera está presente Kiekergar y Marx, el pensamiento va hacia la mujer, llevado por la caña y la poesía. Un Marx bohemio hablaría del fetichismo, donde las cosas se humanizan y lo humano se cosifica. Tomando prestada una idea del primo Arturo Montilla… “En medio del humo, las canciones y los vapores del alcohol, el barman de esa noche de parranda eterna está sonriendo y es Kiekergar”.
Este ensayo está dedicado a mi profesor Orlando, sin embargo haciendo uso y abuso de una digresión, y porque se que su generosidad me lo permitiría, voy a mencionar a un poeta larense como Aquiles Valero que con fina poesía (galardonada con varios premios de poesía municipal) y haciendo gala del bello existencialismo alemán que le da tanta importancia al verbo dentro de la oración y especialmente al gerundio como elementos que indican la existencia del ser, dice en su poemario Emmaginario y específicamente en el poema CALZADA DE LOS MUERTOS (Gerundios para Teotihuacán):
Este poema que me viene escribiendo
Este espejo que me va mirando
Y este tiempo que me viene conteniendo
Esta sombra que me va iluminando
El espacio que me viene envejeciendo
Esa muerte que me va habitando
La vida que me viene enmudeciendo
Y la palabra que me va agonizando
Este poema.
Hoy después de tantos años brindo por mi amigo Orlando, por su desasosiego, por su sed insaciable, quizás de amor, de justicia, de soledad, no lo se, brindo por mi, por mis amigos y por los que se fueron.
Es bien sabido como del sistema filosófico de Hegel, se derivarán Hegelianos de derecha y de izquierda. Dentro de esta última corriente que es su expresión más transformadora desde el punto de vista social, ubicamos a Marx, quien toma del maestro su método dialéctico, pero fundamentándolo en una posición materialista. Encontramos también una corriente importantísima como la del existencialismo alemán, que se distancia del marxismo pero manteniendo con él categorías afines, que se harán aun más notables con el intento de reconciliación filosófica promovido por el francés Jean Paul Sartre entre existencialismo y materialismo histórico.
El existencialismo alemán y europeo devenido del hegelianismo y representado por Husserl , Jasper , Heidegger y Kiekergar, ( por no citar a Nietzsche, filósofo carente de un sistema racional aparente , pero con concepciones terriblemente cuestionadoras del sistema de valores imperantes en el euro-centrismo o lo que podríamos denominar en términos marxistas como ideología dominante ), posee una serie de extraordinarias coincidencias con el marxismo, que trataremos de explicitar en este ensayo y que implican consecuencias afines en temas como la consciencia, la voluntad, el poder, el conocimiento y la ética.
El existencialismo parte del axioma que sólo las cosas tienen ser en si, o ser primario; las ideas por el contrario, nada más poseen ser derivado de las cosas. Por lo cual, el “yo absoluto” o “consciencia absoluta “de los idealistas desaparece y con ella la idea de Dios, Nietzsche dirá “Dios ha muerto, viva el Súper Hombre “. Se ha creado una nueva consciencia, una consciencia relativa; relativa a las cosas, a la existencia humana y a su ser social, se ha creado una consciencia no alienada o engañada. Ellos, Marx y los existencialistas, han develado el mito que cegó a Hegel, se derrumba la Superestructura: El Estado, el Derecho, la Educación, los Valores, dejan de ser conceptos absolutos y se transforman en execrencias de unas determinadas relaciones de producción o dominación, pero también el autor de Zaratustra coincide con Marx cuando dice, “no existen fenómenos morales, lo que existe es interpretación moral de los fenómenos”.
Sin embargo, los materialistas vulgares o dogmáticos malinterpretan el hecho que la consciencia y sus productos (conceptos, ideas, valores, etc.) sean entes derivados para asignarle un lugar subordinado y secundario con respecto a las relaciones de producción, desconociendo la capacidad de transformación que ejerce la consciencia en la historia.
Entonces se hacen evidentes las afinidades entre los discípulos de Hegel, con respecto a la consciencia. Husserl dice “toda consciencia es consciencia de algo”, Heideger opina que “toda consciencia es consciencia de alguien” y Marx afirma que toda consciencia es consciencia de clase, “el ser social determina la consciencia social”.
La consciencia se transforma en acción o voluntad de poder. ¡En poder liberador!
En cuanto a la teoría del conocimiento inaugurada por Descartes y afinada por Kant, Hegel deja su impronta en Heidegger, pues para este último la relación sujeto activo que conoce y objeto pasivo a conocer, no es una simple relación mecánica o positiva, sino más bien, una relación dialéctica, dinámica e interactuante que en “ LA PREGUNTA POR LA COSA” Heidegger la expresa de una manera muy hermosa, cuando dice que el sujeto va en busca de la cosa ( de su ser ) y la cosa sale en pos del sujeto, al encuentro de este. Ambos, sujeto y objeto se transforman mutuamente. Igual ocurre con la dialéctica implícita en el materialismo histórico de Marx, (el sujeto hombre estudia al objeto humano) el sujeto que hace la historia, la clase en si, el proletariado, es la clase con consciencia no alienada, capaz de liberarse a si misma y a las demás clases para alcanzar la unidad humana en el reino de la libertad. La afinidad es obvia y se expresa en ambos herederos de Hegel en forma bellamente utópica. Estas tendencias no separan el discurso científico del estético.
¿Y entonces cual es la relación que tiene Orlando Araujo con el existencialismo?
Diríamos que la obra donde mayor potencial existencial manifiesta este autor, es en su libro póstumo “Crónicas de Caña y Muerte” y resulta obvio que así sea, pues este libro es la despedida de sus querencias: recuerdos familiares, del paisaje de su niñez, de sus hijos, de los amores perdidos; pero sobre todo se despide de sus amigos y de la caña. Especialmente de esta última, porque la caña en Orlando no es una simple cosa, es un brebaje que posee ser y de allí su carácter existencial. Ella concita los fantasmas y reúne a los amigos, ella llama a la poesía y hace perdurable lo breve (el amor).Para nosotros los hispanos parlantes, esta connotación existencial de la poesía no nos es ajena, así lo expresa el gran Jorge Manrique, cuando pregunta cuatro veces:
Que se ficieron las damas
Sus vestidos, sus colores
Sus olores.
Que se ficieron las llamas
De los fuegos de encendidos
Amadores
Que se fizo aquel trovar
Y aquellas músicas
Acordadas que tañían
Que se fizo aquel danzar
Y aquellas ropas achapadas
Que traían.nos dice:
Continúa Manrique:
Avive el alma dormida
Alerte el seso y despierte
Como se pasa la vida
Como se viene la muerte
Tan callando.
El gran Calderón de La Barca dice:
Es la vida un frenesí
Es la vida una ilusión
Los sueños pura ficción
Y cualquier bien es pequeño
Que toda la vida es sueño
Y los sueños, sueños son.
En materia de sueños Francisco de Quevedo y Villegas se inmortaliza con el poema de “La Torre “
Retirado en la paz de estos desiertos
Con pocos pero doctos libros juntos
Vivo en conversación con los difuntos
Y escucho con mis ojos a los muertos
Si no bien siempre abiertos, siempre atentos
O enmiendan o secundan mis asuntos
Y en músicos callados contrapuntos
Al sueño de la vida hablan despiertos.
………………………………………
Orlando en la obra precitada inserta un apasionado poema en prosa a su último amor:
“Este es el libro prohibido de Violeta, la que se fue. Tenía ojos de amatista, labios de campánula, voz de agua lejana y cabellara violenta como un dios herido. No daba cuartel en sus amores, y cuando tenía veinte años le dio su primavera a mis otoños para que nuestro tiempo no tuviera sino dos estaciones: la del canto y la de la melancolía, como decir, un pájaro y la tarde. Nos encontramos para una despedida, seguros que el amor no nos pertenecía y nos quedamos con la mano entre las manos en un ya va, ya va… Criminal como soy, estaba preparado para el asesinato.
La mate lentamente. La arena de su cuello entre mis dedos fue desgranando las horas de mi castigo y fueron sus ojos, en el cuenco de mis manos, un aletazo de sol y una canción que se alejaba en el anochecer.
Vaya un bolero: la vida es el camino donde quedamos solos.
Y se fue, y se fue, y no se ha ido, queda el sueño de una mañana de verano, el mejor cuento, bordón de peregrino, lazarillo de bohemio, regina pecatorum, mater amabilis, alma de colibrí, pensión vitalicia de corazón inválido, puñal y reconciliación, lachirma Christie, perra, bella niña… amiga mía.”
Como podemos ver, en este poema Orlando usa palabras contradictorias, como Regina pecatorum, mater amabilis, perra, bella niña, porque claro, no se puede ser existencial sin ser dialectico.
Luego le hecha la culpa de su vértigo poético a Vargas Vila, lo increpa diciéndole, usted Vargas Vila “es el culpable de esta vida tan brevemente larga y de este amor eternamente corto.” Aquí Orlando alcanza el paroxismo existencial digno de Manrique, Calderón y Quevedo, no tiene nada que envidiarle a sus maestros.
¿Y las rancheras?
Cita Araujo algunas de ellas:
Fuimos nubes que el viento barrió
Fuimos rocas que siempre han chocado
Borrachera que no ha terminado…
O aquella que dice:
Estoy en el rincón de una cantina
Oyendo la canción que yo pedí
Me están sirviendo ahora mi tequila
Y ya mi pensamiento va hacia ti.
En esta ranchera está presente Kiekergar y Marx, el pensamiento va hacia la mujer, llevado por la caña y la poesía. Un Marx bohemio hablaría del fetichismo, donde las cosas se humanizan y lo humano se cosifica. Tomando prestada una idea del primo Arturo Montilla… “En medio del humo, las canciones y los vapores del alcohol, el barman de esa noche de parranda eterna está sonriendo y es Kiekergar”.
Este ensayo está dedicado a mi profesor Orlando, sin embargo haciendo uso y abuso de una digresión, y porque se que su generosidad me lo permitiría, voy a mencionar a un poeta larense como Aquiles Valero que con fina poesía (galardonada con varios premios de poesía municipal) y haciendo gala del bello existencialismo alemán que le da tanta importancia al verbo dentro de la oración y especialmente al gerundio como elementos que indican la existencia del ser, dice en su poemario Emmaginario y específicamente en el poema CALZADA DE LOS MUERTOS (Gerundios para Teotihuacán):
Este poema que me viene escribiendo
Este espejo que me va mirando
Y este tiempo que me viene conteniendo
Esta sombra que me va iluminando
El espacio que me viene envejeciendo
Esa muerte que me va habitando
La vida que me viene enmudeciendo
Y la palabra que me va agonizando
Este poema.
Hoy después de tantos años brindo por mi amigo Orlando, por su desasosiego, por su sed insaciable, quizás de amor, de justicia, de soledad, no lo se, brindo por mi, por mis amigos y por los que se fueron.
Profesor César Burelli
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